El estadounidense John Poulos, principal sospechoso por el homicidio de su novia Valentina Trespalacios, expuso en su defensa un argumento que dejó perplejas a las autoridades: que el Cartel de Medellín había matado a la mujer y lo estaba persiguiendo, motivo por el cual intentó escapar del país.
Poulos fue detenido el pasado 24 de enero en el aeropuerto de Panamá y deportado a Colombia, en cumplimiento de una orden de captura por el asesinato de la DJ en Bogotá, cuyo cadáver fue encontrado dentro de una maleta dos días antes.
A los investigadores que lo retuvieron y lo transportaron a suelo colombiano les expresó esa versión de los hechos. Al hacer pública la declaración, varios ciudadanos se han hecho la pregunta: ¿todavía existe el cartel de Medellín?
El Cartel de Medellín fue una organización criminal originada en la capital de Antioquia a finales de la década del 70, con fuertes tentáculos transnacionales, que se dedicó al narcotráfico, el terrorismo, secuestro, corrupción institucional y toda clase de delitos asociados.
Funcionaba como una confederación que reunía a diferentes estructuras mafiosas, siendo las principales aquellas que lideraban Pablo Escobar Gaviria, Gonzalo Rodríguez Gacha, Carlos Lehder y los clanes Ochoa, Moncada y Galeano.
Luego de disputas internas, guerras contra el Estado y la persecución de múltiples agencias de seguridad, el cartel se disolvió en 1994. Muchos cabecillas murieron, como Escobar y Gacha; a otros los extraditaron, como a Lehder y Fabio Ochoa, y los restantes participaron de la llamada “política de sometimiento” del presidente César Gaviria, en la cual se sometieron a la justicia a cambio de beneficios legales.
Luego de una corta estadía en la cárcel, o de vivir en la clandestinidad por varios años, los antiguos narcos del cartel se diseminaron en el bajo mundo. Unos se dedicaron a “traquetear” de manera independiente y otros se asociaron con las Farc, las Autodefensas Paramilitares y con la organización criminal “La Oficina”.
En consecuencia, hoy no existe el cartel de Medellín, aunque su nombre todavía resuena entre algunos vendedores de paquetes turísticos, que atraen a los extranjeros a la ciudad con la promesa de mostrarles los “sitios históricos” por lo que trasegó el capo Escobar.