Tras conocerse ayer la renuncia de Nicolás Rodríguez Bautista, alias Gabino, al Comando Central del Eln, el alto comisionado para la Paz, Juan Camilo Restrepo Gómez, manifestó que el cambio que espera el Gobierno es en el actuar de esa guerrilla.
“Esperamos la renuncia del Eln a su actuar criminal, a seguir reclutando menores de edad, al secuestro, a la instalación de minas antipersonal. Esa es la renuncia que esperan el pueblo colombiano y el Gobierno Nacional. Lo que nosotros hemos dicho es que hay que seguir consolidando la paz con legalidad”, señaló el funcionario, quien subrayó que espera no ser tildado como el comisionado de la guerra por sus declaraciones.
Restrepo indicó que dentro de su misión está verificar si el Eln y otros grupos delincuenciales tienen una voluntad real de paz, y que ya el gestor de paz Juan Carlos Cuéllar fue designado para cumplir esta tarea. “El pueblo colombiano no acepta más engaños ni que, en aras de la paz, se siga haciendo política”, añadió el alto comisionado.
La posición del Gobierno es la muestra de lo que los analistas advierten: no se avanzará en las negociaciones, pues es poco probable que la guerrilla cese su accionar militar antes de sentarse a la mesa.
Cambio, ¿para qué?
Sin importar quién sea el máximo comandante del Eln, retomar los diálogos de paz con el actual Gobierno es una posibilidad remota que solo podría materializarse, si las condiciones se dan, en el próximo periodo presidencial, tal como lo consideran varios analistas políticos.
La dimisión de “Gabino” y la llegada de su reemplazo, alias Antonio García, no significa, en consideración de los expertos, un paso más ni un paso menos hacia la reactivación de la mesa de negociaciones que, tras dos años y medio, sigue suspendida. De hecho, creen que la voluntad de hacerlo continuará sin importar quién tenga el liderazgo, pero son enfáticos en que no hay facilidades para lograrlo con el Gobierno, ya que no están dispuestos a cumplir con las exigencias que les impuso el presidente Duque.
León Valencia Agudelo, politólogo y exintegrante del Eln, señaló que hay un estancamiento en los diálogos porque ninguna de las partes quiere ceder. Mientras que el Gobierno exige un cese unilateral de casi todas las actividades militares del Eln, este dice que está dispuesto a hacerlo, pero únicamente en caso de un cese bilateral. Según Valencia, es innegable que la voluntad de paz de ambos lados se mantiene debido, en parte, al interés y la presión de la comunidad internacional para que el proceso llegue a feliz término: “Desde el Vaticano, con el Papa Francisco, pasando por Estados Unidos y la Unión Europea”.
Por su parte, Álvaro Villarraga Sarmiento, presidente de la Fundación Cultura Democrática, opinó que “Gabino” mostró voluntad de paz, en el sentido en que fue el primer comandante del Eln en llevar a la insurgencia a una mesa de negociación. “Con ‘Antonio García’ se mantiene ese interés porque han ratificado en constantes pronunciamientos el anhelo de recuperar lo avanzado en la negociación con el gobierno de Juan Manuel Santos”, expresa.
Sin embargo, los hechos no parecen ser consecuentes con dicha voluntad. No solo fue el atentado en la Escuela de Cadetes General Santander, en enero de 2019 el que puso en jaque la negociación, el Eln se ha negado reiteradamente a dejar de secuestrar civiles, y solo este año han atentado en ocho oportunidades contra los oleoductos, según Ecopetrol, lo que ocasiona pérdidas ambientales irreparables.
Germán Sahid Garnica, analista político y profesor de la Universidad del Rosario, explica que la intención de negociar siempre será una apuesta de los grupos insurgentes, puesto que es “la oportunidad de ganarle la guerra al Estado a partir de la transición hacia la legalidad, la única opción de lograr victorias políticas, que son más importantes que las militares”.
No obstante, el Gobierno ha sido enfático en señalar que por un lado va el discurso del Eln según el cual quiere negociar la paz y por otro los hechos que sus bases guerrilleras ejecutan en los terriorios. “En Cuba se pretenden realizar acercamientos de paz con ellos, pero los delegados dicen que no tienen nada que ver con el actuar criminal”, expresó el comisionado Restrepo.
¿Qué esperar?
Para los expertos, el cambio en la dirección nacional del Eln no es más que la oficialización de una realidad que se vive desde 2018, cuando “Gabino” viajó con autorización del Gobierno a Cuba, como un gesto humanitario, para atender sus problemas de salud, momento desde el cual “Antonio García” asumió la jefatura en Colombia, dado que “Pablo Beltrán”, también estaba en Cuba.
Víctor de Currea-Lugo, experto en conflicto, opina que se está sobredimensionando este hecho: “Ni ‘Gabino’ deja al Eln ni el Eln deja a ‘Gabino’ ni cambia la estrategia de paz, no hay ningún cambio de fondo”.
Con García, coinciden los analistas, la guerrilla no se desviará de los intereses que como grupo ha mantenido a lo largo de los últimos años.
Más allá de las diferencias entre el Gobierno y el Eln, Sahid cree que la comandancia actual no tiene el capital político ni un margen de maniobra adecuado para negociar, sin contar el bajo grado de aceptación popular con el que cuenta y que se aproximan las campañas electorales, en las cuales la instalación de una mesa podría ser desfavorable para las aspiraciones políticas de muchos.
Sin embargo, considera que el aumento del número de hombres y la capacidad financiera del Eln, por cuenta del narcotráfico y la minería ilegal son aspectos que, sumados a la retaguardia que tienen en territorio venezolano, podrían llevar al recrudecimiento de las acciones violentas, principalmente en las zonas urbanas, lo que, a su vez, generaría presión en el siguiente gobierno para retomar las negociaciones
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miembros del Eln capturados, de enero de 2020 a mayo de 2021: MinDefensa.