La colombiana Carol Viviana Pineda Rojas, quien era buscada por la Interpol, fue capturada en Bogotá al haber robado un rosario elaborado en oro, madera y lino del siglo XIX, que pertenecía al papa Pío XII y avalado en un valor estimado de más de 8.000 millones de pesos colombianos (2 millones de dólares).
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La mujer fue capturada en Bogotá durante un operativo internacional coordinado entre las autoridades de Colombia y Brasil, con apoyo de la Oficina Central Nacional (OCN) Interpol Bogotá, al responder a una solicitud del Tribunal Penal de Infancia y Juventud de Ouro Preto, en Minas Gerais, que la investiga por el hurto de “bienes de gran valor cultural y económico”, según detalló El Tiempo.
Quién es Carol Viviana Pineda Rojas y su conexión con la red criminal
La reliquia religiosa del Vaticano es el “Benedictin Rosari” resguardado en el Museo de Arte Sacro del Pilar, ubicado en el estado de Minas Gerais. Según relató El Tiempo la mujer pertenecía a una organización criminal trasnacional que se dedicaba a este tipo de hurtos millonarios, y al momento de cometer el crimen el 11 de octubre de 2023, abrió vitrinas de seguridad sin activar alarmas y sin dejar ninguna evidencia robó esta preciosa obra de arte.
La pieza fue registrada en la base ID-Art de Interpol luego de ser robada. Esta es una aplicación de la entidad que ayuda a descubrir bienes culturales robados, reducir el tráfico ilícito y aumentar la probabilidad de recuperar los objetos.
Carol Viviana Pineda Rojas había viajado hasta Brasil para ejecutar este robo millonario. Según conocieron las autoridades, el rosario fue vendido por apenas 400.000 dólares, una cantidad inferior a su precio real. Luego de que la Interpol emitiera una circular roja con su rostro, las autoridades iniciaron una investigación y recientemente detectaron movimientos financieros sospechosos que llevaban hasta Bogotá, donde lograron detenerla.
La red criminal dedicada a robar objetos religiosos de lujo de museos y templos
La mujer colombiana integraba la red junto a otros tres colombianos. Se dedicaban a hurtar reliquias religiosas de valor de museos y templos y luego, los vendían en el mercado negro por precios inferiores a su valor real, según estableció El Tiempo.
El último crimen antes de revelarse la identidad de la mujer fue precisamente este ocurrido en Brasil. Aunque su modus operandi se caracterizaba por ser meticuloso, salió a la luz que la mujer dejó rastros en cámaras de seguridad que permitieron la identificación de su rostro y nombre.
Por ahora no ha trascendido la identificación de los otros tres colombianos integrantes a la organización ilegal, ni cómo eran conocidos en el mundo criminal.
La criminal fue entregada a la Fiscalía General de la Nación para el proceso de verificación documental. Además, su situación legal dependerá de los trámites de extradición solicitados por las autoridades brasileñas.
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Sin embargo, la pieza sagrada aún no ha sido encontrada, después de haber sido vendida por el mercado negro. Es frecuente que este tipo de piezas de valor pasen por varias manos, lo que hace más difícil encontrar la ubicación de la pieza religiosa con valor histórico.