Como si fuera un perro, un gato o el más dócil de los animales, una familia vallecaucana acogió y crio en el patio de su casa a un cocodrilo, una de las especies más peligrosas de la vida salvaje.
Esta fue la insólita escena que encontraron los funcionarios de la Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca (CVC) cuando respondieron a una llamada alertando sobre la presencia del reptil en una vivienda de la zona urbana de la ciudad de Palmira, a escasos minutos de la capital del departamento.
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Al llegar al lugar, la sorpresa fue total. “¿A quién se le ocurre tener un cocodrilo como mascota?”, exclamó Marco Antonio Suárez, director general de la CVC, quien, incrédulo ante el reporte, acudió personalmente para confirmar lo sucedido.
El reptil, un cocodrilo de 2.67 metros completamente desarrollado, representaba un peligro evidente. Su traslado no fue tarea sencilla y requirió la intervención de la Policía y otros funcionarios debido al riesgo que suponía su rescate.