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Catatumbo: ya van 50.000 desplazados y el Gobierno no conjura la guerra

Pese a que el presidente Gustavo Petro encabezó una reunión de gabinete desde esa región de Norte de Santander, el miedo crece y los desplazados atiborran las calles de Tibú y Cúcuta.

  • La crisis de violencia en el Catatumbo va a ajustar dos semanas y aún no hay soluciones concretas desde el Gobierno. FOTO: Colprensa
    La crisis de violencia en el Catatumbo va a ajustar dos semanas y aún no hay soluciones concretas desde el Gobierno. FOTO: Colprensa
30 de enero de 2025
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Colaboración especial de Cristian Herrera, desde Cúcuta.

Desde el 16 de enero arrancó una guerra a muerte entre el ELN y las disidencias de las Farc, dos grupos armados ilegales que llevan medio siglo conviviendo en el Catatumbo, la segunda zona cocalera de Colombia. Tras dos semanas de haberse iniciado esta oleada de violencia, que ha dejado la peor crisis humanitaria de los últimos años, con más de 50.000 desplazados, aún no se ve una la luz al final del túnel, por el contrario, a medida que pasan los días la situación se agrava.

Ni siquiera los anuncios que ha hecho el Gobierno Nacional sobre inversión e intervención o las dos visitas que ha hecho el presidente Gustavo Petro a Tibú y la más reciente a Ocaña, junto con sus ministros, y hasta la supuesta militarización, han servido para calmar el ambiente hostil que hoy se da en esta región de Norte de Santander. “Se podría decir que la mitad del Catatumbo ya está desalojado”, así lo aseguró un líder campesino de esa zona, que por miedo prefirió no dar su nombre.

El pasado lunes, en la instalación del Consejo de Ministros en el Catatumbo, el presidente Petro aseguró que la expedición de decretos en el marco de la Conmoción Interior era para financiar operaciones militares, transformar la economía del territorio y promover la paz en esta región, pero hasta el momento, líderes comunales y campesinos, indican que eso no se ha visto.

En su visita a Ocaña, Petro dijo que, “la paz consiste en cambiar la economía y erradicar las causas reales de la violencia; el problema es de pobreza, de aislamiento, de exclusión”, que, a su juicio, esto es lo que tiene al Catatumbo sumido en una crisis humanitaria.

Sin embargo, en esta región son muy pocas las personas que creen en esas promesas, pues el mandatario de Colombia ya ha hecho otras que no ha cumplido, como lo es la Universidad del Catatumbo, que se construiría en El Tarra o la tan mencionada vía que comunicaría a varios municipios de esta zona de Norte Santander con La Mata (Cesar).

Por el contrario, la racha de asesinatos ya se está sintiendo hasta en los cascos urbanos de seis municipios de esta zona y esto ha llevado a que el alcalde de Tibú, Richard Claro, tomará la decisión de decretar el toque de queda desde las ocho de la noche hasta las seis de la mañana, hasta el próximo domingo 2 de febrero.

También se optó por prohibir la venta y el consumo de licor desde las 8:00 p. m. hasta las 4:00 a. m. y el porte de armas, además de restringir la movilización de cilindros de gas y escombros, todo esto para frenar los homicidios en el casco urbano, porque el pasado domingo fueron asesinados cuatro hombres, hechos que aumentaron el pánico entre la población.

Por medio de un comunicado de prensa, el mandatario de Tibú señaló que la crisis humanitaria en Tibú continúa teniendo un impacto profundo en las comunidades, “por el desplazamiento masivo de personas que buscan refugio y mejores condiciones de vida. En respuesta a esta situación, se han dispuesto albergues y se ha proporcionado asistencia humanitaria, que incluye alimentos, atención médica y otros servicios indispensables para quienes lo necesitan”.

Teorama es otro municipio que también se encuentra muy afectado por esa guerra que tienen los frentes de guerra Nororiental y Oriental del Eln contra una estructura del bloque Magdalena Medio de la disidencia de las Farc, el Frente 33, que es comandando por Javier Alonso Veloza, alias ‘Jhon Mechas’, Carlos Eduardo García, ‘Andrey Avendaño’, y Richard Suárez.

El fin de semana, en zona rural de esta población que está a menos de dos horas de Ocaña, se registró la muerte de 13 personas. Las autoridades creen que entre los fallecidos habría integrantes de la disidencia de las Farc. Este hecho aumentó el pánico y la incertidumbre entre la comunidad, pues siete de los cadáveres fueron dejadas en un paraje desolado, siendo recogidos por los empleados de una funeraria y llevados al Instituto de Medicina Legal en Cúcuta.

Los otros seis cuerpos, sus familiares los recogieron y luego de llevarlos al corregimiento de San Pablo, les hicieron un entierro colectivo. Las imágenes de este suceso fueron muy estremecedoras y algunas versiones apuntarían que varias de las víctimas eran inocentes que nada tienen que ver con esa confrontación que hoy se está dando en el Catatumbo.

Las autoridades de Norte de Santander afirman que esa guerra tiene un solo objetivo, quedarse con el control total de las más de 40 mil hectáreas sembradas con hoja de coca y la producción de base de coca y cocaína, porque este negocio ilícito deja miles de millones de dólares de ganancia, “pero también quieren el dominio de toda la frontera que hay con Venezuela, pues por ahí mueven armas, secuestrados, vehículos hurtados, migrantes y droga”, comentó una fuente de inteligencia militar.

Petro, durante su visita el pasado lunes a Ocaña, también afirmó que el ELN desvirtuó sus ideales revolucionarios para convertirse en actores dominados por el narcotráfico. “El ELN comenzó a pensar como narcotraficante. Ya no actúa como guerrilla, sino como paramilitar, matando al pueblo, y ese es el problema que estamos enfrentando hoy”. Además, los trató como traquetos que quieren dominar a los campesinos que cultivan coca y procesan el alcaloide.

Cifras alarmantes

Esta confrontación armada ya ha dejado 50.949 desplazados de esa región, según el reporte más reciente del Puesto de Mando Unificado (PMU). Cúcuta, Ocaña y Tibú son los epicentros de la crisis humanitaria, porque los campesinos del Catatumbo llegan buscan de refugio, alimentación y atención médica.

El reporte también sostiene que Cúcuta tendría 22.619 desplazados, Tibú 13.373, Ocaña 10.258, El Tarra con 1.300 y San Calixto con 1.098. Sobre los datos de homicidios, aún sigue siendo muy superficiales, porque mientras las autoridades hablan de 50 personas muertas (23 en Tibú, 21 en Teorama, 4 en El Tarra, uno en San Calixto y uno en Hacarí), hay versiones extraoficiales que afirman que sobrepasan los 100 asesinatos y que muchas de esas víctimas han sido sepultadas por sus familiares o miembros de los grupos armados ilegales.

Esta guerra entre ELN y disidencia de las Farc también ha ocasionado la muerte de seis firmantes de paz de las extintas Farc. La víctima más reciente fue Disney Sánchez Contreras, quien se encontraba en proceso de reincorporación en Convención. Su homicidio se dio el lunes en el corregimiento La Trinidad, de ese mismo municipio.

El PMU también ha dado a conocer que 12 firmantes de paz han desaparecido en el Catatumbo. Seis de ellos en Teorama, cuatro en Convención y dos en Tibú.

En cuanto ayudas humanitarias que han llegado a Norte de Santander, el Ministerio de Defensa explicó que han llegado 377 toneladas, de las cuales 42 han sido entregadas por el Ejército, 27 por el ICBF, 190 por la Unidad de Víctimas y 118 por la Gobernación, pero esto sigue siendo insuficiente y por ello las alcaldías de los municipios que hoy albergan a los desplazados siguen pidiendo el apoyo de sus habitantes.

Y a pesar de esta crisis, el ELN se mantiene en afirmar que no aceptan la política de paz de Petro, ni el sometimiento ni la rendición. En un comunicado, el Comando Central del Eln expuso que, “en ningún momento se han realizado acciones contra la población civil o por ser simplemente firmantes de la paz, sino por estar armados y ser activos bajo un mando militar en planes contra el ELN y las comunidades del Catatumbo”.

Además, arremetieron contra la política de paz del Gobierno “que le ha permitido a las bandas y grupos paramilitares cierto “estatus político” para adelantar acciones de coordinación con el Estado y sus Fuerzas Armadas dentro de su plan contrainsurgente, que busca entre sus objetivos fundamentales rendir y someter al ELN”.

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