Los efectos de la temporada de calor e incendios tienen al borde a 13 departamentos del país por desabastecimiento de agua y bajos niveles de afluentes hídricos. Autoridades preparan medidas de socorro.
La ola de calor como efecto del fenómeno de El Niño azota con fuerza todo el territorio nacional. Si bien los incendios lograron ser controlados en gran manera, todavía quedan los rezagos que se traduce en desabastecimiento de agua y bajos niveles en los afluentes hídricos.
Según la directora del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam), Ghisliane Echeverry, el Niño está en su pico máximo, por lo que se espera que comience a bajar. Sin embargo, desde ya se están preparando medidas para atender la emergencia.
Hasta el momento se han reportado por lo menos 200 municipios en 13 departamentos que registran bajos niveles en afluentes. Uno de los efectos graves se registra en Tolima, donde más de 500 animales han muerto de hambre y sed por el fenómeno de El Niño.
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Y es que la sequía que por estos días experimentan la mayoría de las regiones de Colombia ha dejado millonarias pérdidas al sector ganadero. Según reportes de Fedegan, a la fecha han muerto alrededor de 13 mil animales en todo el país por hambre y sed, siendo Magdalena el departamento más afectado, con tres mil cabezas muertas.
Así mismo, Valle del Cauca aprobó de manera unánime la declaratoria de calamidad pública que quedó firmada en la noche del pasado 2 de febrero. Según la gobernadora Dilian Francisca, esperan agilizar recursos para enfrentar la emergencia. “Nosotros tenemos que poner de nuestra parte para que no tengamos problemas con el agua y por supuesto cuidar nuestros bosques”, señaló.
Solo para atender los 576 incendios forestales que afectaron 267 municipios y quemaron 37.742 hectáreas de bosque se utilizaron 600 mil galones de agua, según el último reporte de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD).
Dentro de las principales medidas anunciadas para sobrellevar el fenómeno de El Niño, la UNGRD busca fortalecer comunidades por medio de acciones preventivas y de adaptación al cambio climático. Además, se anunció el cierre de 10 parques nacionales hasta el próximo 15 de febrero con el fin de preservar las reservas naturales.
También se tiene contemplado entregar kits forestales y máquinas cisternas para los cuerpos de bomberos para que puedan atender las emergencias con mayor efectividad.
¿Hasta cuándo va la sequía?
Echeverry explicó que desde marzo empezaría una transición hacia la temporada de lluvias, aunque vamos a seguir con El Niño de fondo, pero la proyección es que se empiecen a estabilizar las precipitaciones.
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El fenómeno iría hasta abril, allí se pasaría a una fase neutra, en entre abril y junio, donde se espera que todo se normalice. Incluso durante la temporada de lluvias las temperaturas pueden seguir aumentando, lo que podría ocasionar, precisamente, lluvias muy fuertes.
“Parece, y esto ya lo tendríamos confirmado en nuestro pronóstico, que del 2 al 6 de febrero viene una brisa desde el sur que puede impactar la Amazonía y la Región Andina, que puede traer algunas lluvias durante varios días seguidos. Pero que haya lluvia 2 o 3 días no significa que se termine la temporada seca, ni que disminuyan los riesgos de desabastecimiento”, advirtió.
Lo grave es que, según los expertos, la temporada seca afecta de manera integral todo el entorno.
Eso quiere decir que se genera lo que se conoce como “estrés térmico”, se promueve la degradación y se altera el ciclo hidrológico.
“Después de la temporada seca, incluso cuando llega agua, los ríos experimentan dificultades para recuperar su caudal”, explicó para Colprensa, la directora del Ideam.
La temporada seca se traduce entonces en que, aunque existan días de lluvias, no se garantizará la disminución de temperaturas en el territorio nacional y tampoco la solución al problema de desabastecimiento.
Los principales impactos se ven en sectores como la agricultura, el desabastecimiento de agua para consumo humano y otros ámbitos del sector energético.
