Con el pitazo final de un partido de fútbol entre integrantes de las bandas “los Shottas” y “los Espartanos” inició un periodo de tensa calma, en el que a los homicidios les sacaron tarjeta roja en Buenaventura.
La tregua entre ambos grupos, que llevan dos años enemistados, se logró en gran parte por las gestiones de monseñor Rubén Darío Jaramillo Montoya, el obispo del puerto valluno.
Fueron más de tres meses de acercamientos, que lograron consolidarse en el marco del proyecto de “paz total” que impulsa el gobierno de Gustavo Petro. Tal cual informó la Conferencia Episcopal de Colombia, el pasado domingo se realizó en el barrio Juan XXIII, escenario habitual de balaceras entre los bandos, un evento llamado “Acto simbólico por la paz en Buenaventura”.
Con la comunidad como testiga, los delincuentes reafirmaron su acuerdo de no agresión, celebraron una misa, jugaron un partido de fútbol y participaron en actividades artísticas y recreativas.
“Teníamos un promedio de 25 a 30 personas asesinadas cada mes y el registro de septiembre es de apenas un homicidio. Esto es una disminución de más del 95% en este delito y nos anima a continuar acompañando este proceso. Ellos se han comprometido, primero, a dejar los homicidios, ojalá terminar el año en cero; y segundo, quitar las fronteras invisibles, porque las comunidades no podían pasar de un lugar a otro”, expresó monseñor Jaramillo en una conversación con Caracol Radio, agregando que estas acciones tuvieron el visto bueno de Danilo Rueda, el Alto Comisionado para la Paz.
Hasta el momento los grupos han mantenido sus promesas de eliminar las fronteras invisibles y mitigar su conflicto, por lo que en octubre no ha habido muertos derivados de su confrontación.
“Los Shottas” y “los Espartanos” están integrados a la principal organización de crimen organizado de Buenaventura, conocida como “la Local”.
Su disputa por el territorio y las rentas ilegales comenzó en 2019, cuando la Policía capturó al máximo líder de “la Local”, Diego Fernando Bustamante Segura (“Diego Optra”), creando un vacío de poder en la mafia del puerto.
Desde entonces han rivalizado, convirtiéndose en las principales perpetradoras de asesinatos. Según fuentes policiales, la violencia se concentra en las comunas 7 y 8, y en los barrios Juan XXIII, San Luis y Bellavista,
Su pelea fue de nuevo noticia nacional el pasado 30 de agosto, cuando se hizo viral un video de una balacera en Juan XXIII, que desató un operativo de la Policía y la Armada. La gente, en medio de la zozobra, clamó por ayuda al Gobierno.
Casualmente –o tal vez no– el pasado 10 de septiembre salió de la cárcel “Diego Optra”, por vencimiento de términos. El cabecilla es investigado por homicidios, concierto para delinquir, extorsiones y hurtos. Algunos habitantes del puerto se preguntan si él estuvo detrás de la tregua entre sus subordinados, para figurar como gestor de paz y ganar puntos con el Gobierno ante un eventual acogimiento a la justicia con beneficios penales.
Para el 18 de octubre está programado el primer Diálogo Regional con la vicepresidenta Francia Márquez, en el que se analizarán estos temas.
Entretanto, hay tensa calma en Buenaventura, porque aunque no se siguen matando, “los Shottas” y “los Espartanos” siguen ahí.