En Yarumal, los jóvenes no están enfermos ni tienen tos; usan estos fármacos como droga porque es un elemento que tiende a ocultarse entre lo cotidiano: los frascos de jarabe para la tos. Durante una jornada de limpieza comunitaria se encontraron más de 200 frascos vacíos de medicamentos en menos de cuatro horas. Lo que iba a ser una simple jornada de limpieza de las zonas comunes del municipio terminó por revelar una problemática de salud pública que afecta a los jóvenes del norte de Antioquia.
Francisco Olaya, concejal del municipio y policía retirado, afirma que en el tiempo que estuvo en la institución nunca presenció el uso de este fármaco de forma recreativa. Según explicó, la moda del pharming —un término que se refiere al uso recreativo de medicamentos de venta libre o con prescripción— está ganando terreno en Yarumal. Los medicamentos más usados en esta práctica incluyen aquellos que contienen codeína, metilfenidato, benzodiacepinas, alprazolam y dextrometorfano, todos disponibles en las farmacias bajo diferentes presentaciones.
Lo preocupante es que muchos de estos productos, como el jarabe para la tos, son fáciles de conseguir. Aunque algunas farmacias aplican restricciones en la venta a menores de edad o exigen prescripción médica, los jóvenes recurren a adultos para adquirirlos o, en algunos casos, han llegado a robar en las farmacias, como asegura Olaya.
“En las cámaras de seguridad de una farmacia quedó grabado un joven que pidió un jarabe para la tos y, al negárselo por no tener prescripción médica, lo tomó y huyó”, comentó.
El fenómeno del “pharming” y el consumo de jarabes en los jóvenes
El “pharming” no es exclusivo de Yarumal; esta tendencia se ha observado en diferentes países, especialmente en Estados Unidos, donde el jarabe para la tos mezclado con gaseosas ha dado origen al famoso purple drank, una bebida que combina codeína y dulces para intensificar sus efectos. En Yarumal, el patrón es similar: los jóvenes mezclan jarabe con gaseosa Sprite o jugos para obtener efectos alucinógenos o euforizantes.
Un habitante del municipio relató que el epicentro de este consumo parece ser en el patinódromo, conocido como “La Marconi”, donde se han encontrado frascos vacíos y se ha visto a jóvenes abusando de este medicamento.
La codeína, uno de los principales ingredientes en los jarabes para la tos, pertenece a una clase de medicamentos llamados opioides, que tienen efectos narcóticos. Si bien se usa comúnmente para aliviar el dolor y disminuir la tos, cuando se consume en dosis elevadas o combinado con otras sustancias, puede generar efectos psicoactivos, como euforia, relajación y, en algunos casos, alucinaciones. Creando así un coctel de sensaciones llamativas para los adolescentes.
“Los daños que genera el consumo de estos medicamentos son muy preocupantes para la salud, porque, en medio del consumo, pueden sentir euforia y luego relajación, o al revés, lo que genera una dependencia hacia la sustancia”, explicó el secretario de salud.
El consumo prolongado de codeína y otras sustancias puede causar dependencia, problemas respiratorios y daños en el sistema nervioso. Además, el uso recreativo de estos jarabes, a menudo mezclados con alcohol u otras drogas, aumenta el riesgo de sobredosis.
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En cuanto a las acciones tomadas por el municipio, el secretario de salud, Alejandro Restrepo, afirmó que se están realizando jornadas de sensibilización en los colegios del municipio y en las farmacias para que pidan receta médica, tanto a jóvenes como a adultos.
Asimismo, mencionó que han seguido las rutas implementadas hace unos meses, cuando los jóvenes presentaban adicción al pegante sacol, siendo las ferreterías los principales puntos de expendio. En ese momento, la Secretaría de Salud tuvo que realizar campañas de sensibilización en estos locales, destacando los principales daños que esta sustancia causaba en la salud de los jóvenes.
Restrepo también señaló que los principales lugares donde se ha evidenciado el consumo de estos medicamentos son las zonas más alejadas del municipio, como el patinódromo y la zona del monumento del padre Marianito.
Finalmente, Restrepo aclaró que este no es un problema reciente. “Este problema de salud pública ya se venía presentando, solo que, desde que se dio el aviso por parte del concejal, se han empezado a implementar medidas de sensibilización”.
