La Empresa de Vivienda de Antioquia, Viva, espera culminar el año con cifras positivas en su balance financiero y avanzar en la reducción del déficit habitacional con la puesta en marcha de 37.309 soluciones de vivienda, de la meta global de 75.000 que se trazó el gobierno de Aníbal Gaviria. María Fanery Sucerquia, gerente de Viva, explica cómo revirtieron en dos años pérdidas por $10.000 millones que traía la entidad, y los logros en los 20 años de existencia de la empresa.
Hay grandes retos de vivienda en Antioquia por la brecha entre lo urbano y lo rural, ¿cómo llegar a las zonas más apartadas si los municipios no tienen muchos recursos?
“Viva tiene la meta en el Plan de Desarrollo 2020-2023 de 75.000 soluciones de vivienda, de las cuales el 30% es de la ruralidad porque las zonas urbanas tienen más demanda en términos habitacionales. Solo entre el Aburrá y Urabá se concentra el 55% del déficit habitacional. Hoy tenemos en marcha 37.309 soluciones. De las 75.000 soluciones, 18.500 son nuevas urbanas, 6.500 nuevas rurales, 17.500 mejoramientos de vivienda rural, 12.500 mejoramientos de vivienda urbana y 20.000 titulaciones o legalizaciones. Buscamos reducir un 20,6% el déficit cuantitativo y cualitativo”.
¿Hay dificultades con algunos de esos proyectos?
“Esas 37.309 soluciones están firmadas, tienen cierre financiero y convenios. La pandemia atrasó porque en 2020 no pudimos salir a territorio por las restricciones y la prioridad cambió en los municipios. Aún así hemos logrado que todos los municipios se vinculen a proyectos de vivienda”.
En la Agenda 2040, ¿qué sueñan las regiones?
“En todas las conversaciones, la vivienda aparece como un elemento necesario, porque Antioquia tiene un déficit habitacional de 393.640 soluciones y eso significa que 94.000 viviendas no existen. Las 300.000 restantes no son dignas para la vida y requieren mejoras locativas. Tenemos presión en las subregiones por el costo de la tierra y la construcción en la ruralidad. Los esquemas de ordenamiento territorial en el 50% de municipios están atrasados o con obsolescencia de más de 25 años. Eso implica que el costo de la tierra en la ruralidad va a aumentar. Por eso desde la Agenda 2040 estamos pensando cómo anticiparnos con mayor dinámica de desarrollo para planificar: si no lo gestionamos habrá hacinamiento y asentamientos subnormales”.
¿Cómo adelantan esa gestión para conseguir la tierra?
“Trabajamos con los alcaldes para titular predios que estén identificados en las zonas urbanas. En el 2020 no se tituló un solo predio por las dificultades de la pandemia y lo que hicimos fue un inventario en los territorios para hacer convenios con los municipios”.
¿Y hay un buen inventario de tierras?
“Muchos alcaldes han hecho de forma juiciosa esta tarea, identificando qué predios hay en el municipio o tramitando una línea de crédito que les abrimos con el Idea para que pudieran comprar terrenos. Terminamos 2020 con un inventario de más de 200 lotes”.