Estudiantes de distintas facultades de la Universidad de Antioquia se tomaron el inicio de la asamblea general de profesores, en la que el tema central son los retrasos en el pago de salarios y el estado financiero de la institución, para hacer un llamado ante el silencio que consideran han guardado los maestros y directivos frente a los casos de violencias basadas en género que han visibilizado en las últimas semanas y que llevaron a que se empapelaran varios bloques del campus central con mensajes alusivos a la situación.
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Entre algunos cánticos, un par de estudiantes hablaron ante los profesores para recordarles que llevan una semana en asamblea permanente y más días aún alzando la voz en contra de los hechos de acoso, incluido el sexual, y los resultados insuficientes en su atención, pese a que la universidad cuenta con la ruta violeta específicamente para tratar estos casos. “No tenemos el objetivo de boicotear un espacio que es tan legítimo e importante, queremos llamar a las profesoras y profesores a que empiecen a discutir cuáles son sus posturas frente a las violencias basadas de género”, manifestó una de las estudiantes.
Pero más allá de los discursos, los alumnos dieron nuevos detalles del acoso denunciado por la profesora de astronomía Lauren Flor Torres, que lleva más de un año y cuyo presunto acosador es un estudiante de esa carrera. Pese a las recientes denuncias de los hostigamientos, malos tratos y amenazas que ha sufrido la docente, están muy preocupados por su seguridad, puesto que el hombre le escribió en la mañana de este viernes a su número personal con mensajes amenazantes e, incluso, dando a conocer que se sabe la dirección exacta de la casa de la profesora, justamente donde ha estado resguardada para proteger su integridad.
Lauren hizo la denuncia también en sus redes sociales y contó con el eco de estudiantes en la asamblea de profesores, quienes también hicieron el llamado a tomar acciones contundentes ante las denuncias por acoso sexual a estudiantes, la mayoría mujeres, de parte de compañeros de estudio y profesores, como es el caso de dos de la Facultad de Ciencias Exactas, uno de pregrado y uno de maestría, a quienes han denunciado con nombre propio. Exigieron que se expulsen de la universidad a los señalados presuntos acosadores y les den garantías a las víctimas.
El pasado 21 de mayo, la docente publicó un documento de cinco páginas en el que narró la angustia, la impotencia y el constante miedo con el que vive por los riesgos que corre y que ha sustentado con distintas pruebas y testimonios de quienes han visto el acoso o aseguran haber sido también víctimas del mismo estudiante. Y su caso reavivó y revivió otras denuncias en las que la mayoría de víctimas son mujeres, tal como lo publicamos el pasado jueves en nuestras páginas.
“No es justo que haya compañeras que lleven nueve meses en trámites en la ruta violeta y no haya soluciones, llamamos a solidarizarse con nuestra asamblea permanente, porque creemos que es justo que empecemos a hablar del machismo que afecta a la mitad de las profesoras y las estudiantes, principalmente mujeres sobre las que recaen estas violencias (...)”, dijeron también los estudiantes.
Pasadas las 9:30 a.m., los estudiantes salieron del recinto y una profesora propuso a sus colegas programar una asamblea en los próximos días en la que se traten de forma exclusiva las violencias basadas en género en la universidad y anotó que el desconocimiento al respecto es muy alto incluso entre ellos.
El vicerrector general recordó en la asamblea, según conoció este medio, que este es un problema estructural de la sociedad y no solo de la UdeA y resaltó que desde 2019 la institución tiene el protocolo para atender las denuncias, que desde entonces a la fecha son alrededor de 610 casos, de los cuales por lo menos 100 son de lo corrido de 2024. Para el directivo es un paso positivo que las víctimas tengan la posibilidad de denunciar para que se activen las acciones necesarias y afirmó que por eso se están visibilizando más los hechos que antes.
Sin embargo, para muchos otros integrantes de la comunidad académica no es suficiente y los protocolos se deben fortalecer, pues no ven resultados contundentes ni celeridad en la atención de los casos que llegan a la Unidad de Asuntos Disciplinarios (UAD) que tiene el equipo 3 para investigar exclusivamente estos hechos. “Abogamos por un diálogo amplio y honesto que ponga en el centro la situación de las víctimas. Los invitamos a reconocer estas violencias y a no evadir nuestra responsabilidad con la invisibilización, indiferencia y silencio”, puntualizó una docente que forma parte de la comisión de género de la universidad.