Información pormenorizada relativa a 48 casos de personas desaparecidas en la subregión del Bajo Cauca como producto del conflicto armado fue dada a conocer por el Instituto Popular de Capacitación (IPC) y el Colectivo Gente y Bosques.
Esa subregión ha estado marcada históricamente por la confrontación entre la Fuerza Pública y grupos armados ilegales por el dominio del territorio y de un corredor para el tráfico de drogas y armas.
Entre otros, según el IPC y el colectivo Gente y Bosques los responsables de las desapariciones y múltiples desplazamientos de pobladores que se han dado en esa área serían las guerrillas de las Farc y el Eln, lo mismo que el movimiento Muerte a Secuestradores (MAS) que creó el cartel de Medellín en la década de 1980 en cabeza de Pablo Escobar, así como las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC).
La mayoría de las 48 desapariciones ocurrieron en los corregimientos de Puerto López (El Bagre) y Puerto Claver, ubicados en un corredor estratégico entre el Bajo Cauca y el Sur de Bolívar que primero estuvo tomado por las Farc y luego fue constituido en base de operaciones de los paramilitares.
“Encontramos muchas historias y situaciones complejas. En muchas ocasiones fueron desapariciones en el río. Los ríos del Bajo Cauca, más que sinónimos de abundancia, se convirtieron en cementerios silenciosos que se tragaron nuestros seres queridos y nunca se han podido encontrar”, expresó el coordinador del proyecto ‘Rutas para el restablecimiento de los derechos y reparación de las víctimas’, Mirsham Mendoza.
Por su parte, el presidente del IPC, Carlos Zapata, explicó que además de la recolección de información, la iniciativa logró impulsar medidas de reparación colectiva en Puerto López, constituir una red de mujeres y familias buscadoras de personas y generar proyectos productivos con los cuales se espera que estas personas aseguren la supervivencia y puedan continuar con la misión de buscar a sus seres queridos.
“Lo que esperamos, no solo yo, sino todas las buscadoras y buscadores, es que nos ayuden a encontrar a nuestros seres queridos y que este proyecto no culmine aquí, sino que muchas más personas puedan hallar a sus seres queridos”, expresó Aurora Asprilla, una de las beneficiarias del proceso que acaba de culminar.
En su caso se convirtió en víctima porque el padre de sus hijos, Ángel Beleño Toro, arribó a la zona rural de El Bagre en 1998 “con la mala fortuna de llegar a un territorio donde no era conocido” y donde había una violencia cruda. Por eso lo desaparecieron. Luego, ella denunció el caso, pero lo le habían puesto atención, según se queja.
La Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD) indica que en el Bajo Cauca los actores armados desaparecieron a 2.095 personas y de ellas el 13% eran mujeres. Se trata de una cifra superior a la que presenta el Observatorio de Memoria y Conflicto, del Centro Nacional de Memoria Histórica, según el cual en esa subregión ha habido 1.743 personas desaparecidas: 582 en Tarazá, 562 en Caucasia, 236 en El Bagre, 190 en Cáceres, 89 en Nechí y 84 en Zaragoza.
El evento de puesta en común de la información fue acompañado el lunes por el embajador de Francia en Colombia, Frédéric Doré, y la directora nacional de la UBPD, Ángela Forero.