El mayor encanto natural de Medellín está enclavado en las montañas, entre los valles de Aburrá y San Nicolás. Se trata del Parque Arví, una reserva de 1.761 hectáreas que está conectada con la ciudad mediante un metrocable y que, según un estudio realizado por la Alcaldía en 2017, es uno de los lugares que los visitantes más recuerdan de la ciudad.
Ryan Bell leyó sobre el parque desde su casa en California y decidió que su viaje por Latinoamérica tendría una parada allí. “Un amigo hizo el recorrido en bicicleta y las fotos que compartió en sus redes sociales son hermosas. Pero me impresionó más cuando me dijo que estaba a 20 minutos de la ciudad y que podía llegar desde el metro. Es asombroso”, dijo.
Bell se apuntó a repetir el plan de su amigo. El pasado fin de semana se subió al metro en la estación Parque Berrío —pasó las primeras dos horas del día en la plazoleta de las esculturas de Botero— y luego de hacer el transbordo en la estación Acevedo, pagó $6.000 para viajar en metrocable. “La vista fue el primer regalo. Ver desde el aire cómo la ciudad se va desvaneciendo y es reemplazada por árboles es algo único en el mundo”, apuntó.
A su llegada, en el Centro Cultural y Ambiental Ignacio Vélez Escobar, probó el vino de mortiño (de agraz) que vendían unos campesinos, se comió dos empanadas y caminó por un sendero prehispánico que rodea el sitio.
Un par de horas más tarde fue hasta la taquilla del parque y compró una entrada para el tour en bicicleta, que se realiza los fines de semana y festivos a las 2:00 p.m. Durante el recorrido le hablaron de la historia del parque y le contaron que fue un lugar de paso para los indígenas que se movían entre el Aburrá y el Oriente de Antioquia y que, luego, esos mismos caminos sirvieron para que los ancestros silleteros bajaran sus flores para la venta en la ciudad.
El viaje tuvo una duración de dos horas en las que recorrieron seis kilómetros por senderos ancestrales, cascadas y riachuelos. Como el clima de la zona es fresco, el viaje fue tranquilo, con algunas paradas para hidratación.
El tour, con alquiler de bicicleta y guía, tuvo un costo de $30.000. Pero si el espíritu de aventura es mayor, se puede tomar el recorrido “entre ruedas y caminos” que recorre 9,5 kilómetros en 2,5 horas.
El parque ofrece otras opciones para los menos aventureros: desde avistamiento de aves y picnic, hasta senderismo y arqueología componen la oferta del lugar.
Además varias agencias de viajes locales ofrecen la posibilidad de hacer el tour y terminarlo con una visita a las fincas silleteras de Santa Elena que, por estos días de feria, están llenas de flores.