Politizar entidades como el Departamento de Gestión del Riesgo de Desastres (Dagrd) podría salirle muy caro a la ciudad. De ese organismo depende la prevención, atención y seguimiento a emergencias, por lo que sacrificar su carácter técnico, mediante cambios en las directivas y con burocracia no calificada, no podría resultar en otra cosa que en un desastre.
Esa es la lectura que comparten algunos integrantes del Cuerpo Oficial de Bomberos de Medellín y es, también, el relato de fuentes cercanas al tejemaneje interno de la entidad. Además de las malas condiciones de los bomberos y de las presiones que algunos han reportado, preocupan las movidas en la dirección del departamento y el poder que tendría en este el ahora exconcejal Alex Flórez Hernández.
El hasta este viernes cabildante, quien llegó al Concejo por el movimiento Independientes y es uno de los alfiles más sólidos del alcalde Daniel Quintero, sería el responsable del ascenso de Laura Cristina Duarte Osorio, médica que pasó de subdirectora de Manejo de Desastres a directora encargada del Dagrd tras la salida de Alethia Carolina Arango Gil, hace no más de dos meses.
El cambio no genera suspicacias por sí mismo, pues este es el tercero que afronta el departamento en lo que ha corrido de esta administración. Lo que inquieta es que más de un funcionario habría salido de la entidad por orden directa del exconcejal Flórez Hernández o por estar en “la lista negra” de Duarte Osorio. “Sin padrino político, pese al nivel técnico, no hay forma de mantenerse en el Dagrd”, sostuvo una fuente cercana a las movidas de la entidad.
Turbulencias en la dirección
El primer relevo en la dirección del Dagrd se dio a mediados de junio del año pasado, cuando Ricardo León Mora Díez dejó el cargo y regresó a las filas de Bomberos Medellín. Este había sido nombrado seis meses antes por el alcalde Quintero, quien destacó su experiencia de 15 años en el Cuerpo y su formación como instrumentador quirúrgico.
Sobre la salida de Mora Díez no se conocieron mayores detalles. Se dijo entonces en la Alpujarra que no tenía las condiciones para el cargo, pero esa hipótesis se diluyó en medio de otros movimientos que ya agitaban al gabinete del alcalde.
Muy rápido, y en medio de cuestionamientos por su idoneidad, se acomodó en la dirección Alethia Carolina Arango Gil, abogada con estudios en derecho administrativo y servicios públicos domiciliarios. Esta, pese a certificar experiencia desde 2011, no convenció en principio: había trabajado en todo, menos en gestión del riesgo y cambio climático, tareas que se le encomendaron.
Aunque era inexperta en el sector, Arango Gil le cogió el ritmo al cargo y se dejó asesorar. Dicen fuentes del Dagrd que la exdirectora entabló buenas relaciones con los servidores y se preocupó por mejorar las condiciones laborales del Cuerpo Oficial de Bomberos, pero eso no fue suficiente.
Entrado este año, su liderazgo comenzó a deteriorarse. Órdenes fueron y vinieron, y Laura Cristina Duarte Osorio, quien llegó en noviembre de 2020, “tiró línea” en uno y otro sentido, según algunos funcionarios que todavía prestan servicio en la entidad.
Este, sin embargo, no fue el hecho que concretó su salida. Fuentes cercanas a la exdirectora cuentan que un ultimátum que esta puso para defender la permanencia de 20 funcionarios técnicos le habría costado un desencuentro con el exconcejal Flórez Hernández, cuestión que luego habría resultado en su remoción del cargo.
Desde entonces, Duarte Osorio, oriunda de la Costa Caribe y quien ejerció como médica en Cartagena, asumió el encargo de liderar el Dagrd. Su experiencia certificada en el Sigep, menor a la de Arango Gil, también generó preguntas sobre si su perfil, aunque provisional, fuese el idóneo para desempeñar ese cargo.
Drama interno
Tres ramas integran el organigrama del Dagrd: la Dirección, la Subdirección de Conocimiento y Reducción del Riesgo de Desastres, y la Subdirección de Manejo de Desastres. De la segunda hacen parte los equipos Técnico y Social, en los que el ambiente se ha tornado hostil desde enero de este año, según algunos servidores.
Estos cuentan que, desde esa fecha, comenzaron a identificar plazas para hacer relevos. En el equipo Social, en el que se desempeñan antropólogos, psicólogos y trabajadores sociales, padecieron esa situación. De hecho, en medio de la salida de Arango Gil, algunos ciudadanos ya se mostraban preocupados por este tema.
En plena temporada invernal, la Mesa Ambiental de El Poblado alertó sobre la terminación del contrato de la funcionaria que coordinaba la comuna, quien era responsable de liderar campañas de monitoreo y prevención de desastres que suelen ser claves en estas fechas. Pero esta no fue la primera salida.
Para entonces, algunos servidores técnicos habían sido relevados por perfiles sin experiencia. Y a otros, dice un funcionario que vivió la situación, comenzaron a exigirles padrinos políticos para mantenerlos en el cargo. Los que hicieron muy evidente su descontento, según este, tuvieron que salir.
Los cambios, sin embargo, no se han sentido solo en este frente. Tal vez la situación que ha generado más ruido en las últimas semanas es la crisis en el Cuerpo de Bomberos. Tras la salida de Arango Gil vinieron varias escenas que preocuparon a la ciudad. Entrado octubre, 15 equipos —entre máquinas y carros— se vieron parados por daños de motor, frenos, radiadores y arranque.
Esas situaciones fueron relatadas por bomberos como Carlos Giraldo, Julián Giraldo y Harrison Hincapié, quienes precisaron que las carencias en maquinaria han llevado a que el Cuerpo tenga que priorizar unas emergencias sobre otras, poniendo en riesgo la vida de los ciudadanos.
Hasta la Fundación para la Libertad de Prensa se ha pronunciado en este caso. Luego de hacerse pública la situación al interior de la entidad, se conocieron órdenes que limitaban el ingreso de periodistas a las estaciones de bomberos, mientras algunos alertaron sobre presiones y llamados al silencio en sus trabajos.
Valga aclarar que esta trama no termina aquí. Los bomberos integran la Subdirección de Manejo de Desastres y, en medio de esta crisis, se han presentado desencuentros entre sus integrantes y la Asociación Nacional de Bomberos (Anabom), sindicato que se sentó a finales de octubre a negociar con la alcaldía.
Aunque Allan Ramírez Guerrero, líder de la asociación, afirma que el abandono con los bomberos ha sido una constante en varias administraciones, asevera que esta sí ha cumplido con lo pactado en el encuentro sostenido con el secretario de Gobierno, Esteban Restrepo, previo a cerrar el mes de octubre.
Contrario piensa Carlos Giraldo, quien expone que hasta esta semana ocho máquinas seguían por fuera de funcionamiento, panorama que condujo a la constitución de un nuevo sindicato que, según este, no gire en torno a los intereses de la alcaldía. Unos 120 bomberos, de los 230 que integran el Cuerpo, ensancharían las filas de dicha agremiación.
“No hay suspicacias”
A esta altura, algunos funcionarios rompieron el silencio y compartieron sus versiones sobre esta novela. Fue el caso de Ricardo León Mora Díez, primer encargado del Dagrd por parte de Quintero, quien confirmó que, aunque se apartó del cargo de manera voluntaria, esa decisión resultó de un pedido que le hicieron y que él acató sin objetar.
“El porqué de mi salida no lo tengo claro. Aunque se rumora que yo no serví, nunca me dieron a entender eso. No salí mal y tengo una buena relación con el alcalde y los secretarios”, afirmó Mora Díez, quien es cabeza visible del sindicato Anabom y conserva una relación estrecha con la administración Quintero, según parte de sus compañeros.
Pese a no ahondar mucho en este frente, el exdirector comparó los perfiles de Alethia Carolina Arango Gil y Laura Cristina Duarte Osorio. No ocultó que, desde su percepción, la llegada de Arango Gil fue más política que técnica, mientras que el ascenso de Duarte Osorio responde más al perfil del cargo.
EL COLOMBIANO contactó a Arango Gil para conocer, de primera mano, su versión. A través de respuesta escrita, expresó que las rotaciones de cargo son propias del ejercicio público y afirmó, a paso seguido, que “el alcalde está muy reconocido y por eso me pidió que lo acompañara más cerca de su día a día, antes de pasar a un nuevo rol que me ha ofrecido y he aceptado”.
Arango Gil no dio mayores detalles del rol que menciona haber aceptado. Lo que se sabe, hasta el momento, es que no pasaron quince días desde su salida del Dagrd para que esta se hiciera a una oficina en la Secretaría General, como subsecretaria de Defensa. Contrario a esta, Flórez Hernández no guardó silencio sobre el desencuentro que habría resultado en dicho movimiento.
Tras desmentir ese episodio, el hoy aspirante al Senado sostuvo que, durante su tiempo como concejal, “no tuvo ningún tipo de incidencia en las decisiones que se han tomado, para bien o para mal, ni en el Dagrd ni en ningún tipo de institución del Municipio”.
Sobre su vínculo con Duarte Osorio, confirmó que es su amiga, “como lo son buena parte de los secretarios”, y apuntó que su función como subdirectora de Manejo de Desastres la cumplió con solvencia, cosa que le permitió llegar a la dirección del Dagrd.
“A mí me alegra mucho que el alcalde la haya escogido y que vea en ella, una persona que es muy cercana a mí, las condiciones para dirigir la entidad. Sin embargo, eso no es producto de una decisión mía, sino del alcalde de la ciudad”, expresó el exconcejal.
Duarte Osorio confirmó la versión de Flórez Hernández, al aseverar que tiene “los méritos” y la pasión suficiente para comandar la entidad. “Los que dicen eso son irrespetuosos, porque mi hoja de vida es intachable, por eso he tenido el honor de ser nombrada por el alcalde para este cargo. Mi compromiso con la ciudad es total”.
Respecto a las preocupaciones por la gestión del riesgo, Duarte Osorio afirmó que la ciudad está segura. Según esta, las inspecciones por riesgo, evacuaciones y seguimiento a emergencias no han cesado. Los tiempos de reacción y la cobertura del Cuerpo de Bomberos también marchan bien, según el reporte que compartió con este diario.
Con corte a octubre, el Dagrd había atendido en lo que va de este año 5.762 incidentes: 2.079 vehiculares, 818 desplomes de árboles, 420 incendios y 300 deslizamientos. Hasta septiembre, la entidad contaba 2.587 inspecciones de seguridad humana y protección contra incendios, además de un acompañamiento a 294 eventos.
Esa gestión, que ha protegido desde 2011 a la ciudad y que fue vital para atender desastres como el desplome del edificio Space, no puede quedar en medio de un tire y afloje entre funcionarios o, peor aún, sujeta a la politiquería. Tantas dudas, según las fuentes consultadas, no deberían rondar a un organismo llamado a ser técnico. Eso no puede resultar en otra cosa que en un desastre.