El mayor orgullo y a la vez el más grande escollo de la escuela Fernando González, de Envigado, es detentar el título de bien de interés patrimonial de carácter nacional.
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¿Para la escuela Fernando González de Envigado es un lastre ser patrimonio nacional?
La historia de la escuela se remonta a 1919-1920, cuando se construyó con diseños del arquitecto belga Agustín Goovaerts .
Pronto se ajustan dos años del trámite para que autoricen a la Alcaldía de Envigado restaurarla y mientras tanto temen que el invierno actual la acabe de dañar.
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La fachada sufre deterioro por el paso del tiempo y por personas que han pintado sus paredes. También hay daños en los pisos internos y en sectores del techo que han obligado a cerrar áreas. FOTOS manuel saldarriaga
La bella edificación donde funciona, que ya cumplió más de un siglo y resulta valiosa no solo por las características de su arquitectura, sino también por su significado en la historia de la educación a nivel nacional y, en particular, en la formación de generaciones de envigadeños, sufre deterioro. Y el daño avanza en medio de una aparente falta de acciones.
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Las canoas por donde corre el agua lluvia de los techos están dañadas y filtran humedad hacia las paredes de varios salones que por esa razón permanecen cerrados. Además, los patios presentan un desnivel en los pisos por la presión de las raíces de árboles buscando expandirse. Igualmente, las ventanas en madera con vitrales incrustados, que son una reliquia, dejan pasar agua por la parte superior y ello ha hecho que acusen un deterioro evidente, pero tampoco se ha podido hacer nada, aunque existan los recursos para acometer los arreglos.
El mal estado es todavía más evidente en la fachada, que aparte del envejecimiento normal sin que se le aplique la dosis de pintura que merece, se afea más con los rayones de grafiteros que no valoran lo que esa construcción significa.
La coordinadora de esta sede, María Noelia Zuluaga, cuenta que normalmente el Municipio es muy acucioso con el mantenimiento. “Si a mí se me daña un baño no es sino reportarlo y al rato están acá haciendo los arreglos”, dice. Pero no ocurre así con estos detalles que tienen que ver con el aspecto cosmético y son más visibles, pues, justo por la condición de patrimonio nacional, cualquier movimiento requiere de autorización del Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes.
“Hasta para mover una teja hay que pedir permiso a Bogotá”, se lamenta la licenciada Zuluaga.
La historia de la escuela se remonta a 1919-1920, cuando se construyó con diseños del arquitecto belga Agustín Goovaerts y bajo los lineamientos del Plan Modernizador para la Educación que a su vez seguía modelos pedagógicos europeos que recomendaban infraestructuras dotadas de buena iluminación, patios amplios, huertas, comedores y espacios recreativos, entre otras condiciones.
Goovaerts fue el mismo que en aquella época diseñó el Palacio de la Gobernación de Antioquia antiguo en el sector de Calibío, el edificio Gonzalo Mejía y el Palacio Nacional, así como varias casas de la élite paisa que empezaba a acumular riqueza de cuenta del café; fuera de eso, remodeló la iglesia Sagrado Corazón de Jesús en Guayaquil.
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Para la Ciudad Señorial ideó el pórtico del cementerio parroquial que demolieron para ampliar la Avenida El Poblado y el Concejo Municipal.
En el caso de la inicialmente nombrada Escuela de Varones de Envigado, que pasó a ser Escuela Modelo para luego tomar su denominación actual en 1960 en honor al filósofo de Otraparte, estando él todavía vivo, planteó una edificación de corte republicano, de una sola planta, levantada en adobe cocido, con techos de dos aguas en caña brava, y un patio central rodeado de corredores a lo largo de los cuales están los salones de clases.
El terreno elegido fue la manzana denominada San Cayetano, el que hoy se llama barrio Mesa, a unas dos cuadras del parque principal de Envigado. “La fachada se caracteriza por la presencia de vanos ornamentados con elementos como las molduras, plataformas y modillones. En las fachadas laterales, el ritmo de los vanos es de tres en tres y, en la fachada frontal, no hay un ritmo definido. Las ventanas y las puertas cuentan con dos alas en madera y cancela o verja de travesaños en madera y varillas de hierro, y sus marcos están elaborados con adarajas de ladrillo”, menciona una descripción que reposa en documentos oficiales de la Alcaldía de Envigado en la cual se destaca además la cubierta con su ático como elemento característico de la arquitectura republicana, adornado con golas y modillones en la cornisa y remates en ladrillo.
Años más tarde le añadieron otra parte para ubicar la coordinación y la sala de profesores, igual que la piscina, el comedor, el auditorio y algunos espacios deportivos en sitios donde antes quedaban patios amplísimos; desaparecieron la huerta y le quitaron los pisos de tabletas de ladrillo para reemplazarlos por baldosas.
El maestro González acostumbraba coger naranjas de Otraparte para ir a compartirlas con los niños de la escuela homónima suya a la vez que los animaba a buscar el conocimiento. “Les decía: mijos, estudien que es lo único que salva este país. Él no decía a ustedes, siempre habló del país”, según le relató al periódico Vecinos Gente el exconcejal Alfredo Vanegas en septiembre de 2018.
¿Salvavidas problemático?
En la década de 1980 hubo algunas intentonas de demoler el establecimiento educativo para levantar allí un mall comercial, pero ese afán se frenó en 1995 con el decreto 1913 que declaró el lugar como de interés patrimonial nacional, dándole una protección especial que ha sido eficaz contra los urbanizadores, pero ha tenido un efecto inverso con relación a las consecuencias del tiempo y el uso. En 1987 ya había sido restaurada en su parte estructural, y la fachada en el año 2008.
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Del nuevo plan de restauración se comenzó a hablar en la administración del anterior alcalde, Braulio Espinosa, y en diciembre de 2022 la Alcaldía radicó los diseños de la intervención integral que proponía, con todo y estudios de suelos, modernización de redes eléctricas e hidrosanitarias, reparación de muros de tapia que tienen deterioro y la manera como se debían remozar los techos, todo a partir de un estudio previo, según le informó a EL COLOMBIANO el actual gerente de la Empresa de Vivienda y Desarrollo Urbano y Rural de Envigado, Esteban Salazar.
Salazar detalla un proceso tortuoso en el que hicieron mesas técnicas y cruzaron correos con el Ministerio de las Culturas con el fin de efectuar las correcciones, entre abril y julio de 2023, para volver a presentar los estudios con los ajustes pedidos.
“Al llegar esta administración, recibimos una solicitud, el 27 de febrero, con observaciones y empezamos a hacer ajustes para ir subsanando esas situaciones, y en mayo, con la revisión que había hecho el Ministerio, se dio devolución al proyecto para que hagan los ajustes finales concernientes a un tema estructural”, explica el gerente.
Ese ajuste tiene que ver con un tema que se convirtió en neurálgico y es el de la fachada. Como hay problemas de estabilidad, resulta que la solución propuesta fue reforzar con platinas de acero, a lo que desde Bogotá pidieron otras alternativas, pero la consulta posterior con firmas especializadas corroboró que esa es la mejor opción y por eso volverán a incluirla adicionando una manera de que estas no cambien la apariencia del frontis.
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Las obras requerirán una inversión aproximada de $4.500 millones y se calculan para hacerse durante un año después de que salga el “humo blanco” desde Bogotá; ya existe la plata y hay un plan para que los 440 estudiantes se trasladen por ese tiempo a la sede principal de la institución educativa. El único escollo es que llegue ese visto bueno. Por lo pronto y mientras lo anterior se resuelve, desde Envigado le están pidiendo al MinCulturas que autorice unos “primeros auxilios” para las canoas y bajantes de la escuela con el fin de que el deterioro no avance durante la presente temporada invernal.
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