Rubén Darío Medina era de esos personajes que todo Envigado conocía. Con su carrito de perros calientes y su receta que hacía inconfundible la comida rápida que vendió por casi 50 años sobre el cruce de la calle 37 sur con carrera 41 en el municipio señorial, se hizo con el reconocimiento y cariño de los clientes que tenía.
Hoy todos esos comensales que fueron a calmar el hambre y el antojo de un “Cebolludo” lo recuerdan con afecto tras saber de su fallecimiento, que se produjo sobre las 8:00 de la mañana de este 19 de enero en el hospital Manuel Uribe Ángel.
“Hoy se nos fue, pero su legado y sus recuerdos quedarán en nuestros corazones y en la memoria de todos aquellos que le quisieron sus deliciosos ‘Cebolludos’, donde continuarán dándoles la bienvenida y la atención con el amor que él lo hacía. Ahora es el legado de su familia para que no los olviden allá”, manifestó una de sus sobrinas a través de redes sociales.
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Medina conservó por cerca de cinco décadas una tradición familiar que data de 1970 cuando su padre, José Domingo Medina, se instaló con su carrito de perros calientes en todo el parque de Envigado.
Con el paso de los años el carrito, pintado con los colores de la bandera del municipio, verde y naranja, fue adquiriendo popularidad gracias a la receta de sus perritos: una ensalada con tomate y cebolla. Fue precisamente por ese último ingrediente que los perritos de los Medina pasaron a conocerse como los “Cebolludos” que, en su momento, solo costaban un peso.
Don José Domingo solo pudo disfrutar la popularidad de su negocio por seis años, y tras su muerte en 1976 fue su hijo, Rubén Darío, quien siguió con la tradición de las comidas rápidas en el parque y luego en la calle 37.
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Aunque siempre tuvo clientela, los días malos no faltaron y más en los últimos años, cuando unos vecinos del sector donde estuvo por mucho tiempo intentaron moverlo del lugar, o en medio de la pandemia, cuando Rubén se las ingenió para hacer domicilios y así seguir sosteniendo a su familia con su negocio.
Su amabilidad y sazón fueron las que hicieron de los “Cebolludos” toda una tradición gastronómica de los envigadeños. Una parte de esa historia se irán con él, pero su legado seguirá en su carrito, todos los días, con sus perritos.