En pleno estado de alerta, cuando hay mayores restricciones de movilidad, 772 camiones y volquetas tienen vía libre para circular en el Valle de Aburrá.
Esos vehículos tienen dos cosas en común: operan con diésel e hicieron parte de un proyecto piloto que el Área Metropolitana (Amva) y la Universidad de Antioquia (U. de A.) pusieron en marcha para identificar con exactitud qué tanto contaminan este tipo de carros.
Gustavo Londoño, subdirector Ambiental (e) del Amva, explicó que la prueba se hizo el año pasado y permitió saber cuántas partículas PM2.5 (las más nocivas) emitía cada vehículo. Los resultados de aquellas que pasaron la prueba se certificaron con un distintivo tipo QR y los 10 municipios del Valle de Aburrá autorizaron su circulación en los estados de prevención y alerta.
“La prueba fue voluntaria y esta es una forma de retribuirlos. El asunto es que el resultado solo se certifica por seis meses, por lo que es necesario repetir el ejercicio, si se quiere mantener la exención durante la próxima contingencia que será en octubre”, dijo.
Así funciona
John Ramiro Agudelo, profesor del Departamento de Ingeniería Mecánica de la Universidad de Antioquia, lideró el piloto. En diálogo con EL COLOMBIANO explicó que la idea nació luego de que se confirmara, mediante análisis, que había “grandes contaminantes” en el parque automotor.
Lo primero que los expertos hicieron fue buscar cómo se hacía la medición de contaminantes en Colombia y otros países. En el país se hace una prueba de opacidad que, como su nombre lo indica, mide la opcacidad de los gases de escapes (hollín). “Los valores de referencia están ligados al diámetro del tubo de escape, algo que no se ve en otros países”, dijo Agudelo.
El equipo académico buscó otras pruebas en el mundo y se encontró con el modelo holandés, en el que se usan equipos específicos para medir la cantidad de partículas PM2.5.
“Decidimos hacer el piloto dándoles prioridad a las empresas de transporte y logística. Determinamos un patrón de dos millones de partículas por centímetro cúbico de aire”, reveló y aclaró que en Europa el límite que se usa para las mediciones es de 250.000 partículas por centímetro cúbico.
La diferencia, aclaró, es que la mayoría de vehículos europeos tiene tecnologías más avanzadas, mientras que en el país aún estamos rezagados. A eso se suma la cantidad de azufre en el combustible. “Ese último elemento se está mejorando con el Conpes 3943 de 2019. Pero necesitamos un cambio de cultura porque en el país la gente no quiere renunciar a esos carros viejos”, agregó.
Resultados
Entre agosto y octubre de 2019, cuando se realizó la prueba, se presentaron 1.547 vehículos y solo el 50 % de ellos cumplió con estándares.
“Dentro de las sorpresas, vimos que había varios camiones modelos 2019 y 2020 que emitían más contaminantes: cerca del 14 % fueron rechazados. Tras revisar, establecimos que habían tenido fallas en la calibración del sistema electrónico. Algunas de las ensambladoras nos contactaron y corrigieron”, contó Agudelo.
Otro hallazgo fue que muchos camiones antiguos habían sido repotenciados con motores diésel de 2010 y 2011. Muchos de ellos tampoco pasaron la prueba.
¿Modelo nacional?
La intención del Amva es que el sistema de medición que se usó en este piloto sea implementado en todos los Centros de Diagnóstico Automotor (CDA) del país, pues es más confiable.
Santiago Quintero, presidente de Acedan, la asociación que agrupa los CDA del país, señaló que el gremio está dispuesto a hacer un cambio de tecnología de medición, pero es necesario que el Gobierno Nacional regule en la materia.
Fuentes del Ministerio de Ambiente confirmaron que ya hay una mesa de trabajo que está analizando el estudio y las posibilidades de aplicación en el país .