En una visita que duró de 2 de la tarde hasta a 8 de la noche (realizada el domingo 5 de agosto), y en la que se examinaron muestras de alimentos y de materia fecal, la Secretaría de Salud de Medellín diagnosticó que 620 reclusas del pabellón de mujeres de la cárcel El Pedregal sufrieron “una enfermedad transmitida por alimentos”. Así lo dio a conocer Rita Almanza, líder en epidemiología de la Secretaría de Salud de Medellín.
En diálogo con EL COLOMBIANO, Almanza comentó que las pruebas recolectadas de los alimentos están siendo procesadas en laboratorios. Sin embargo, no es fácil determinar cuál fue la causa exacta de la intoxicación, pues las reclusas venían presentando síntomas como náuseas y dolor de cabeza desde hacía unos tres días.
Según Almanza, ese día se encontró que, evidentemente, había alimentos en mal estado, pero los resultados definitivos solo los dará el laboratorio. La funcionaria precisó que evaluaron a 1.100 reclusas del pabellón de mujeres. Entre ellas encontraron las 620 con síntomas. “Les prestamos atención, hidratación y acompañamiento. Ninguna tuvo síntomas de gravedad ni tuvo que ser remitida a un centro de salud”, comentó.
Por su parte, el personero de Medellín, William Yefer Vivas, exigió a la Unidad de Servicios Penitenciarios y Carcelarios de Colombia (Uspec) “tomar medidas en relación con el suministro de alimentación adecuada a los ppl (personas privadas de la libertad), ya son muchas quejas puestas en conocimiento”.
Carlos Arturo Yepes, subdirector del pabellón de mujeres de El Pedregal, expresó que la falla pudo haber sido en la cadena de frío de los alimentos. Advirtió que ya se pusieron en contacto con la Uspec, como lo indica el protocolo en estos casos. “Ya entregamos todo el material y los hallazgos para que se haga una investigación del contratista”, dijo el funcionario.
Germán González, director del pabellón de hombres, manifestó que fueron los mismos funcionarios del establecimiento carcelario los que llamaron a la Secretaría de Salud para que se hiciera la inspección. Pese a eso, dijo que la cifra de 620 reclusas intoxicadas no es precisa y mencionó que pudieron contar 179.
González indicó que el establecimiento no tiene que ver con el suministro de los alimentos; es la Uspec, por medio de un privado, la que subcontrata ese servicio. “Es una situación muy difícil que, nosotros desde la cárcel, incluso desconocemos cómo funciona”, concluyó.
Hasta el momento, la Uspec no se ha pronunciado sobre el hecho.