x

Pico y Placa Medellín

viernes

0 y 6 

0 y 6

Pico y Placa Medellín

jueves

1 y 7 

1 y 7

Pico y Placa Medellín

miercoles

5 y 9 

5 y 9

Pico y Placa Medellín

martes

2 y 8  

2 y 8

Pico y Placa Medellín

domingo

no

no

Pico y Placa Medellín

sabado

no

no

Pico y Placa Medellín

lunes

3 y 4  

3 y 4

language COL arrow_drop_down

En el Suroeste se construye el

‘Ruta N’ del agro antioqueño

Sobre tierras que pertenecieron a los hermanos Galeano se levanta el esperado parque Biosuroeste.

  • El agroparque está constituido por más de 630 hectáreas entre Támesis y Valparaíso. Comfama aporta $50.000 millones. FOTO jaime pérez
    El agroparque está constituido por más de 630 hectáreas entre Támesis y Valparaíso. Comfama aporta $50.000 millones. FOTO jaime pérez
  • El Centro de Investigación y Restauración de Bosques del Cauca produce 500 mil plantas al año, en apoyo al grupo Argos, que en los últimos años ha sembrado 16 millones de árboles en esta región. FOTO cortesía
    El Centro de Investigación y Restauración de Bosques del Cauca produce 500 mil plantas al año, en apoyo al grupo Argos, que en los últimos años ha sembrado 16 millones de árboles en esta región. FOTO cortesía
  • El proyecto de agroparque contempla la oferta de un circuito de charcos y un río lento. También, un recorrido por los petroglifos que hacen parte de la riqueza arqueológica de la zona. FOTO jaime pérez
    El proyecto de agroparque contempla la oferta de un circuito de charcos y un río lento. También, un recorrido por los petroglifos que hacen parte de la riqueza arqueológica de la zona. FOTO jaime pérez
  • El espacio demostrativo que cultiva Tatiana Giraldo es como una escuela donde se han formado alrededor de 120 familias, a partir de la metodología constructivista que busca ‘aprender haciendo’. FOTO jaime pérez
    El espacio demostrativo que cultiva Tatiana Giraldo es como una escuela donde se han formado alrededor de 120 familias, a partir de la metodología constructivista que busca ‘aprender haciendo’. FOTO jaime pérez
21 de enero de 2024
bookmark

Tatiana Giraldo muestra orgullosa una sementera de cacao de unos 4.000 metros cuadrados, pero a diferencia de los monocultivos de cientos de hectáreas que suelen ser lo usual en la producción de ese alimento, acá entre arbusto y arbusto hay cerca de un centenar de especies distintas, como plátanos, leguminosas, yaca, frutales y hasta especies maderables.

Esta mujer dice que en los seis meses que lleva trabajando en el Agroparque Biosuroeste ha “desaprendido” muchas prácticas heredadas de sus padres, como el uso de fertilizantes o herbicidas químicos. Es más, las ramas a las que todo mundo nombra como maleza ella las llama “bueneza” y después de que las corta con su machete filoso no las sustrae sino que las deja esparcidas para que abonen la tierra. Alrededor revolotean mariposas por montones y unas abejas pequeñitas sin aguijón que fueron “sembradas” para que hagan la polinización en un suelo que hasta hace poco lucía árido pero con la labor de Tatiana y cinco mujeres más revivió.

Federico Botero, funcionario de Comfama y gerente de Biosuroeste, explica con tono de profesor de biología que “los microorganismos y las interacciones del suelo ayudan a hacer disponible todo el alimento que necesitan las plantas”.

Avanzando unos 500 metros, en un establo con cercas energizadas, entre la hierba crecida asoman la cabeza una veintena de reses blancas orejinegras mientras que Johnatan, su pastor, alcanza unos ramales de matarratón que ellas reciben como si fuera caviar.

Los dos “espacios productivos demostrativos” –así los llaman– resumen bien la idea que pretenden llevar a la práctica en un megaterreno de 600 hectáreas, entre Támesis y Valparaíso. El exdirector de Proantioquia Rafael Aubad definió bien este proyecto como “una especie de Ruta N rural” porque su misión es propiciar el desarrollo a partir de la innovación y el emprendimiento, solo que acá no se trata, como en la Ruta N de Medellín, de usar tecnologías basadas en silicio y circuitos electrónicos, sino de revitalizar la economía de la provincia de Cartama y del Suroeste a partir de buenas prácticas que preserven la vida.

“Algo que hemos querido es que el Gobierno vea es que desde aquí se está impulsando un montón de proyectos alineados con lo que ellos quieren hacer. Biosuroeste está impactando a familias campesinas en todo el Suroeste. Esta es otra forma de hacer una reforma agraria”, enfatiza Botero.

Otro plus es que se está creando un imaginario positivo sobre tierras con un pasado algo tenebroso porque pertenecieron a Fernando, William y Mario Galeano, quienes se hicieron “célebres” porque eran socios de Pablo Escobar y luego porque este los asesinó en la cárcel La Catedral.

La resignficación tiene, según el exalcalde de Támesis Juan Martín Vásquez, una connotación especial como reparación a toda una región que sufrió un daño profundo por la acción de grupos armados, pero sobre todo del narcotráfico. Él habla de una “generación perdida” –a la que él mismo perteneció– porque creció pensando en conseguir dinero fácil y acceder a lujos, algo que disuena con el guion del campesino tradicional. Otros simplemente emigraron en busca de progreso.

El historiador Carlos Mario Velásquez anota que la población de Támesis se redujo de unos 30.000 habitantes a los 15.620 de hoy. Y en ello jugó esa historia de las décadas de 1980 y 1990 en que veían arribar carros de alta gama con hombres enjoyados que ofrecían cantidades exorbitantes de dinero por las fincas.

Por aquel tiempo era frecuente ver a los Galeano bordear en helicóptero el río Cauca para aterrizar en la hacienda Pescadero, que compraron. Los Moncada eran oriundos de estas tierras y también tenían otra gran extensión. Después vino la persecución y decadencia de los advenedizos “patrones” de la zona.

La hacienda Pescadero fue sometida a extinción de dominio en 2008 y la alquilaron para cebar ganado, hasta el año 2013, cuando el Gobierno la incluyó en el inventario de tierras para reparar a las víctimas del conflicto.

El ‘cañazo’ de un alcalde

Vásquez, quien hacía su primer periodo como mandatario local, en una audiencia en Santa Bárbara con el presidente Juan Manuel Santos le echó una perorata de culebrero ilustrado (es comunicador, abogado y ha sido teatrero) acerca de cómo la mafia volvió añicos la cultura rural del Suroeste, “vendiéndole” de paso la idea de realizar una restitución social y colectiva de ese megalote para anclar todo un proyecto de desarrollo regional.

Tras eso, se conformó la Corporación Biosuroeste con Proantioquia, Comfama, Fundación Bancolombia, Fundación Fomento a la Educación Julio C. Hernández, Fundación Aurelio Llano, Fundación Berta Arias, Corporación Interactuar y la Provincia de Cartama (la conforman once municipios: Montebello, Santa Bárbara, La Pintada, Tarso, Pueblorrico, Jericó, Támesis, Valparaíso, Caramanta, Fredonia y Venecia). La misión de esa entidad es convertir en realidad un proyecto que articula al empresariado, el sector público local, regional y nacional, así como de la comunidad, para materializar un modelo de desarrollo territorial que sea referente en cuanto a la búsqueda de un desarrollo rural regenerativo y que conserve los bosques. Lo llamaron Biosuroeste y Comfama tomó el papel de impulsor.

Se trata igualmente de un ejemplo en integración. Por ejemplo, el proyecto de la huerta donde Viviana pone su esfuerzo se denomina Conectores de Progreso, se financia con recursos de Comfama, de las fundaciones Nutresa y Bancolombia, y ha llegado a 120 familias campesinas, comunidades de 7 veredas y 6 escuelas con para enseñar agricultura agroecológica.

La agricultura agroecológica es una modalidad en la que producen alimentos sin necesidad de insumos diferentes a los que se obtienen del buen manejo de la tierra y la idea es que alcancen a sacar al mercado excedentes, nutriendo de paso la economía regional y generando arraigo por esa vía.

Por otra parte y teniendo en cuenta que Antioquia es el departamento con más hato del país (más de 3,5 millones de cabezas) y que el 40% del área del Suroeste está dedicada a ganadería, hay otro espacio que funciona como escuela para enseñar cómo ejercer esa actividad de manera regenerativa, o sea sin dañar los bosques ni el ambiente. El que manda allá es Johnatan.

Mientras que en la ganadería extensiva hay 0,7 vacas por hectárea en promedio, acá en pequeños potreros pastan más de 20 vacas y antes de que consuman todo el forraje vivo y rotan hacia otros espacios cercados de forma que la boñiga que hayan dejado permite que se regenere la vegetación del sitio que dejaron.

Por lo pronto van más de 80 ganaderos capacitados en alianza con la Asociación Colombiana de Ganadería Regenerativa (Acoganar) y la Corporación de Investigación Agropecuaria (Agrosavia). Esta última pretende aplicar el ejercicio piloto en el resto del país.

Igualmente, en la línea de bioeconomía, la meta es conservar 250 hectáreas de bosques que en el futuro se monetizarán siendo rentables para los campesinos mediante la venta de bonos de carbono. Para apoyar la parte científica de ese objetivo, a mediados del año pasado inauguraron el Centro de Investigación y Restauración de los Bosques del Cauca (Circa) con 2.100 millones de pesos de la Fundación Argos.

El gran reto no es alcanzar un número específico de familias formadas de manera directa, sino que lo que acá acontece sirva de inspiración en todo el Suroeste.

“Siempre hablamos de que Colombia es un país rico en biodiversidad, pero no hemos sido capaces de traducir esa riqueza en empleo, en desarrollo, y si alguien no tiene comida lo que va a hacer es tumbar el bosque y volver eso leña, volverlo carbón y tumbar todo”, sentencia Botero.

La apuesta de Comfama

Un tercer gran campo de Biosuroeste —faro lo llaman ellos— es el turismo, bajo la batuta de Comfama, que destina 50.000 millones de pesos en un proyecto que integra los componentes antes mencionados a un gran parque temático que está en construcción hace diez meses.

La primera etapa cuesta 15.000 millones de pesos y va en un 55%. Será dada al servicio del público a finales de este año con charcos, piscinas naturales y un río lento; restaurantes, zonas de comida y áreas de parqueo.

Le recomendamos: Cinco parches recomendados en Antioquia para que vaya a tirar charco este año

Pero como la idea es disponer de atracciones para toda la familia, en otras cuatro fases que irán desarrollándose dependiendo de la afluencia de gente en un lapso de cinco a seis años, instalarán dos canopys que permitirán sobrevolar el cauce del río Cartama (que significa río de aguas transparentes en una lengua indígena local, según el historiador Velásquez) pegados de cables; puentes y un globo aerostático para observar el proceso de regeneración del bosque desde arriba.

Igualmente habrá rutas de observación de aves, y un sendero a través de los petroglifos, que son piedras con grabados precolombinos y conforman el patrimonio arqueológico de la zona.

También tienen planeado instalar juegos para niños. Eso quiere decir que por la cantidad de atracciones y la gran extensión, las personas podrían gastar por lo menos dos días disfrutando de atracciones diferentes; sin embargo, no está en el plan construir hoteles porque de lo que se trata es de canalizar la oferta hacia los hospedajes y los servicios turísticos que existen o se funden a futuro en los municipios aledaños. De hecho, sin abrir, ya se han creado 27 emprendimientos de ese tipo.

En palabras de Botero, Biosuroeste es una oda a la vida y ya está siendo impulsor de desarrollo.

Xxxxx

xxxxxxxx

xxxxxxxxxx

Xxxxx

xxxxxxxx

xxxxxxxxxx

Xxxxx

xxxxxxxx

xxxxxxxxxx

El empleo que buscas
está a un clic
Las más leídas

Te recomendamos

Utilidad para la vida

Regístrate al newsletter

PROCESANDO TU SOLICITUD