Literalmente con lo que tenían puesto quedaron los cuatro integrantes de la familia Gómez Herrera que el sábado pasado sufrieron un incendio en su residencia, en el casco urbano del municipio de Granada (Oriente antioqueño) y, por eso, ahora están buscando solidaridad.
Ese día, en la tarde, la familia entera, conformada por padre, madre y dos hermanos (los otros tres hijos ya tienen vidas independientes) estaba por fuera de la residencia cuando las llamas comenzaron a hacer de las suyas en la residencia.
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Eran cerca de las 5:30 p.m. cuando la esposa, Dialedy Herrera retornaba de la misa y vio que un tumulto de gente se agolpaba haciendo algarabía mientras que observaban que de una vivienda salía una nube de humo y fuego. Entonces, se percató que la casa del percance era la suya y corrió para tratar de rescatar la mayor cantidad de enseres.
Entre los bomberos de la localidad y los vecinos convertidos en socorristas improvisados lograron vencer las llamas como media hora después, pero lo que no alcanzaron fue a rescatar mucho de lo que había adentro de la construcción.
La causa de la deflagración aparentemente habría sido la chispa originada en un corto circuito en el tomacorriente de una de las habitaciones y esta se habría combinado de manera fatal con una sobrecama de lana que resultó buen conductor del fuego que en cuestión de minutos lo invadió todo.
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“Cuando nos dimos cuenta ya resultó muy difícil apagarlo”, cuenta Iván Gómez, de 50 años, el papá de esta familia.
“La casa quedó inhabitable y después de eso no hemos podido volver a entrar; mi esposa, un hijo y yo estamos de posada donde otro hijo que paga arriendo”, contó Iván Gómez, el padre.
No se puede decir que hayan perdido la casa, primero porque aparentemente la parte estructural no sufrió daños de consideración y solo la obra blanca habrá que volver a hacerla, pero además porque vivían de arriendo. Sin embargo, por el insuceso los Gómez Herrera se quedaron sin camas, sin los televisores que tenían, sin nevera y, en resumen, sin nada. Como los escaparates fueron consumidos por las llamas, por supuesto también se quedaron sin ropa.
“Prácticamente todo lo perdimos, porque lo que no se quemó quedó inservible debido a que lo que no daño la candela, se dañó luego tratando de sofocar el fuego; prácticamente quedamos con lo que teníamos puesto”, expresó el señor Robles.