Pico y Placa Medellín

viernes

0 y 6 

0 y 6

Pico y Placa Medellín

jueves

1 y 7 

1 y 7

Pico y Placa Medellín

miercoles

5 y 9 

5 y 9

Pico y Placa Medellín

martes

2 y 8  

2 y 8

Pico y Placa Medellín

domingo

no

no

Pico y Placa Medellín

sabado

no

no

Pico y Placa Medellín

lunes

3 y 4  

3 y 4

language COL arrow_drop_down

Biblioteca de Itagüí mantendrá legado de Echavarría: las letras

La liquidación de la Fundación Diego Echavarría Misas no marcará el final de la biblioteca. Esta es su historia.

  • La Biblioteca Diego Echavarría Misas recibe, en promedio, más de 1.300 visitantes al mes.FOTO JAIME PÉREZ

    La Biblioteca Diego Echavarría Misas recibe, en promedio, más de 1.300 visitantes al mes.

    FOTO JAIME PÉREZ

  • La Biblioteca Diego Echavarría Misas recibe, en promedio, más de 1.300 visitantes al mes. FOTO JAIME PÉREZ
    La Biblioteca Diego Echavarría Misas recibe, en promedio, más de 1.300 visitantes al mes. FOTO JAIME PÉREZ
  • Biblioteca de Itagüí mantendrá legado de Echavarría: las letras
  • Biblioteca de Itagüí mantendrá legado de Echavarría: las letras
01 de septiembre de 2019
bookmark

Los más de 45.000 volúmenes que llenan los estantes de la Biblioteca Diego Echavarría Misas, vecina del Parque Obrero de Itagüí, incluyen verdaderas joyas bibliográficas. “Tiene unos tesoros que fueron seleccionados directamente por don Diego, quien siempre tuvo una devoción por los libros y la música clásica”, dice Hugo Alonso Sánchez, docente y asiduo visitante del acervo que fue inaugurado en 1945.

Fue en ese entonces cuando don Diego Echavarría Misas y su esposa, la pedagoga alemana doña Benedikta Zur Nieden, dieron apertura a la que sería la primera biblioteca pública del Valle de Aburrá.

“El señor Echavarría compró un lote, que para la época era una de las tantas fincas que tenía el municipio, y construyó la biblioteca de Itagüí siguiendo un modelo cultural europeo”, precisa Raúl Fernando Montoya, sociólogo y director ejecutivo de la Fundación Diego Echavarría Misas.

Y es que fue en sus travesías por la Europa de inicios del siglo XX que don Diego, como lo nombran hoy miembros y ajenos a la corporación que lleva su nombre, se hizo a unos referentes culturales que buscaría replicar en su oriunda Medellín y territorios cercanos.

Su impronta, que quedó inscrita en la homónima fundación, fue clara: formar a la ciudadanía desde las letras y representaciones artísticas. Hoy, 48 años más tarde de su fatídico asesinato, se sigue cumpliendo a través de la biblioteca que, aunque dejará de pertenecer a la fundación que se encuentra en proceso de liquidación, se mantendrá al servicio del público que por más de siete décadas ha formado.

La primera fase

Fue un domingo, el 13 de mayo de 1945, el día elegido por Echavarría para abrir las puertas de su biblioteca. En esa fecha, EL COLOMBIANO reseñó el acto con estas palabras.

“La próspera y hermosa ciudad de Itagüí tiene, pues, un día de fiesta con motivo de la inauguración de su biblioteca, una de las más completas y bien seleccionadas que existen en el departamento. Afortunado este municipio que ha sido objeto de tan excepcional obsequio por parte de un particular que no desconoce la función social del dinero y que ha dedicado su vida al cultivo de la inteligencia y a la delectación de las bellas artes”.

Por esos días, la biblioteca se convirtió en la principal novedad del que fuera un pueblo que, según reseña el sociólogo Montoya, tenía más industrias que viviendas y no superaba los 10.000 habitantes.

“Diego y Benedikta no solo trajeron los libros, sino que la biblioteca se convirtió en un punto de encuentro para diferentes representaciones culturales: había conciertos, veladas literarias, exposiciones... espacios que no eran habituales para la Itagüí de ese entonces, que era rural y mayoritariamente analfabeta”, dice Montoya.

En ese sentido, Juan Fernando Echavarría, sobrino-nieto de Diego, destaca que uno de los fines con los que su tío-abuelo trajo la biblioteca a ese recodo del Aburrá sur fue contribuir a la educación y el esparcimiento de los habitantes del municipio que nacía en torno a las fincas e industrias.

“Trajo artistas para que les enseñaran a las personas a dibujar, músicos para que pudieran conocer las obras de los clásicos, como Mozart y Beethoven, lo que se convirtió en una forma novedosa de acercarse a la población analfabeta, que para la época bordeaba el 50 % de los habitantes de Colombia”, expone Echavarría.

La Biblioteca Diego Echavarría Misas recibe, en promedio, más de 1.300 visitantes al mes. FOTO JAIME PÉREZ
La Biblioteca Diego Echavarría Misas recibe, en promedio, más de 1.300 visitantes al mes. FOTO JAIME PÉREZ

Financiando la expansión de la colección de la biblioteca desde los recursos familiares, vastos gracias al éxito en los negocios que tuvo Alejandro Echavarría, padre de Diego y fundador de la textilera Coltejer, para inicios de los años 70 el catálogo de la biblioteca de Itagüí alcanzó los 8.000 volúmenes y recibía cada vez más visitantes nuevos.

Sin embargo, en 1971 un inesperado giro truncó la vida del benefactor de los itagüiseños. “En ese año don Diego fue secuestrado, aún no se sabe con certeza por quién. Lo que sí está claro es que sus captores estaban extorsionando a su familia, y desde el principio Diego insistió en que no pagaran ningún rescate por él”, cuenta Montoya.

El 19 de septiembre de 1971 su cuerpo fue encontrado en el maletero de la limosina verde en la que solía desplazarse a su vivienda, el hoy Museo El Castillo, a Itagüí. No obstante, su partida no detuvo el avance de la biblioteca, que encontró en Benedikta a la líder de la expansión que la llevaría a su dimensión actual.

Un cambio de enfoque

Tras hacer el duelo por la pérdida de su marido, Zur Nieden tomó las riendas de la biblioteca para imprimirle su firma de docente y administradora: “Doña Benedikta asume la dirección de la Fundación Diego Echavarría Misas, creada para facilitar la gestión de recursos, y se apoya en la Escuela Interamericana de Bibliotecología para modernizar la biblioteca”, narra el sociólogo Montoya.

Con esta asesoría buscó incorporarle a la iniciativa, que hasta entonces era meramente filantrópica, un enfoque técnico que propendiera por darle orden al catálogo que tras casi cuatro décadas de servicio recibió una adición que lo llevó a superar los 10.000 volúmenes en 1980.

“A mediados de los ochenta había una demanda muy alta. Además, la biblioteca recibió la colección personal de don Diego, por lo que Benedikta hizo una gestión con el municipio para expandir la sede, y así fue como Itagüí le entregó en comodato la mitad del lote en el que está hoy, en la calle 48”, dice Montoya.

En complemento, bajo la dirección de Benedikta Zur Nieden, la biblioteca descentralizó sus servicios con el establecimiento de tres salas de lectura adicionales a la de la sede central, situadas en Las Asturias, el barrio Simón Bolívar y en una sala de la parroquia San Pío XII.

Las letras, el legado de Echavarría para los itagüiseños

Tres décadas de letras

Olga Valderrama llegó, sin quererlo, en 1990 a la sala de lectura de la biblioteca en el Pío XII. “Yo nunca me imaginé que iba a terminar trabajando de bibliotecaria. El cura de la parroquia me ofreció un puesto como secretaria, y de ahí pasé a atender la sala de lectura. A la semana me quería ir para mi casa. No entendía nada, pero seguí ahí y aprendí empíricamente”, cuenta.

La experticia que adquirió en la administración de la sala fue tal que con el cambio de milenio le ofrecieron atender a los visitantes de la sede principal de la biblioteca, en el Parque Obrero, y ella sin dudarlo aceptó esa labor que hasta el sol de hoy desempeña.

Tal es su conocimiento del acervo literario y de sus visitantes que le bastan pocas preguntas para recomendarles a los más nóveles un punto de partida para recorrer el laberíntico universo de historias que alberga la Biblioteca Diego Echavarría Misas.

“Yo les pregunto qué tema están buscando, y si me dicen que les gustan las historias de terror, sé que les puedo recomendar las obras de Agatha Christie, que tiene una muy buena narrativa de suspenso. Si me preguntan por autores colombianos, William Ospina y Gabriel García Márquez son los más habituales. Y también están los usuarios que nos visitan todos los días y saben moverse por sí solos por los estantes de la biblioteca”, contrasta Olga.

Ese es el caso de Rodrigo Vélez Ortiz, de 73 años y oriundo de Itagüí, quien de lunes a sábado ocupa sin falta una de las mesas del segundo piso de la biblioteca, en el que está la mayor parte de los volúmenes de la colección general.

“Yo vengo desde las 9:00 hasta las 3:00 de la tarde. Primero me gusta revisar la prensa local y nacional y, de vez en cuando, si me encuentro un libro que me llame la atención, lo hojeo un rato. El último que vi fue uno de matemáticas, publicado por la revista Life de Estados Unidos, que es uno de los que trajo don Diego Echavarría en el año 1962”, cuenta Rodrigo.

Él, que visitó por primera vez las instalaciones de la biblioteca en los años 50, cuando apenas era un niño de kínder, aún encuentra refugio en la Fundación Diego Echavarría Misas, y espera que la entrada en liquidación de la institución no represente el cierre del que considera su segundo hogar: “La clausura de la biblioteca sería una pérdida gravísima para Itagüí”, concluye.

Las letras, el legado de Echavarría para los itagüiseños

Un paso al costado

Ante las cargas económicas que le representa hoy a la familia Echavarría mantener la que fuera la consentida de don Diego, desde hace dos años comenzó el proceso de liquidación de la fundación y todos sus activos.

“El programa de la biblioteca es uno que tiene más altos costos operativos, mucho personal, y de muy difícil gestión de recursos”, dice Montoya.

Fue eso lo que los llevó a tomar la decisión de legarle la gestión de la Diego Echavarría Misas a la Fundación Universidad de Antioquia.

“Decidimos entregarle la bandera a otra organización con el compromiso de que continúe con la misión que hasta ahora nosotros hemos promovido: involucrarse con el territorio a través de la cultura” concluye el director.

Aunque el proceso ha sido largo y aún no hay una fecha definitiva para el cambio de mando, una cosa está clara: la biblioteca seguirá siendo un lugar de puertas abiertas.

El empleo que buscas
está a un clic

Nuestros portales

Club intelecto

Club intelecto
Las más leídas

Te recomendamos

Utilidad para la vida

Regístrate al newsletter

PROCESANDO TU SOLICITUD