Alcanzar una reducción de 12 % de los gases efecto invernadero y de 16 % del material particulado, además de aumentar a cuatro metros cuadrados por habitante los índices de espacio público, son algunas metas de los 27 programas trazados por el Área Metropolitana del Valle de Aburrá (Amva) para ejecutar en el cuatrienio que comienza (2020-2023). Estos hacen parte del recién aprobado plan de gestión, el equivalente al plan de desarrollo de alcaldías y gobernadores.
Según World Population Prospects, mientras en 1950 29,6 % de la población mundial vivía en áreas urbanas, en 2018 el porcentaje era 55,3 % y crecerá a 68,4 % en 2050.
En ese contexto, el Valle de Aburrá era habitado por 2,7 millones de personas en 2000; en 2018 la población llegó a 3,9 millones y en 2030 seríamos 4,3 millones, advierte un informe del Departamento Nacional de Planeación.
Creada desde 1980 por una ordenanza, precisamente para ordenar el crecimiento regional, el Amva es autoridad de movilidad, medio ambiente y planificación.
Ha declarado 20 hechos metropolitanos (entre ellos, el río Medellín, el terreno del Tulio Ospina en Bello, el ordenamiento territorial, Parques del Río, el empleo, el ferrocarril y la calidad ambiental) y seis políticas públicas (plan de vivienda, construcción sostenible, habitantes de calle, sistema de transporte, entre otros).
Desde el periodo 2008-2011 la entidad expide planes de gestión en los que quedan consignadas sus metas de gobierno. En ese cuatrienio se denominó “Un ambiente mejor”; el de 2012-2015, “Pura Vida; y el 2016-2019, “Territorios integrados”.
El camino aprobado
La Junta Metropolitana, de la que hacen parte los diez alcaldes del Valle de Aburrá, le dio luz verde en junio al plan 2020-2023, que se llamará “Futuro Sostenible”.
Este tiene seis componentes: información, innovación, conocimiento, comunicaciones, tecnología y movilidad; además de tres ejes estructurales: sostenibilidad ambiental, sinergias territoriales y conectividad física y virtual, que implican una inversión de $1,75 billones en el cuatrienio.
Juan David Palacio, director del Área Metropolitana, explicó que el concepto de Ciudades inteligentes fue la guía de construcción del plan. Justifica que esta idea propone eficiencia y desarrollo sostenible en materia económica, social y ambiental, apalancados en la utilización de herramientas tecnológicas.
Añadió que se articula con los 10 planes de desarrollo de los municipios asociados.
Dijo que se creará una entidad llamada Ruta E, a imagen de Ruta N en Medellín, para liderar los temas de ciencia, tecnología e innovación que se incorporen a las competencias misionales del Amva. También se crearán, añadió, centros de monitoreo metropolitanos de movilidad y seguridad, que articulen las secretarías y permitan coordinar acciones.
Encicla se fortalecerá, anunció Palacio, con tecnología que permita llevar las bicicletas públicas a las laderas (mencionó la posibilidad de que sean eléctricas o la implementación de rieles, aún está en estudio).
También dijo que la ocupación ilegal del borde urbano rural será monitoreado con drones para evitar que siga escalando en las laderas metropolitanas.
Para la disminución de enfermedades respiratorias se propone la integración de sistemas de información de calidad del aire y el desarrollo de iniciativas inteligentes para la implementación del modelo Plan de Transición Sostenible del Valle de Aburrá.
Espacio público y movilidad
El indicador mínimo de espacio público sugerido por la Organización Mundial de la Salud y aprobado por el Ministerio de Vivienda (1077 de 2015), es de 15 metros cuadrados por habitante (m2/hab.).
Ninguno de los 10 municipios del Valle de Aburrá llega al menos a la mitad de esa medida: en promedio, cada localidad tiene a 2,9 m2/hab.
En su plan de gestión, el Amva propone el aumento a 4 m2/ por hab., priorizando la intervención barrial a realizar por la entidad. Asimismo, traza el aumento a 3 metros cuadrados de equipamientos por habitante en cada municipio.
Ahora bien, en materia de movilidad las apuestas son las siguientes: aumento de velocidad en el sector Mayorca en 50 % (una de las opciones es construir un intercambio vial), aumentar la oferta de corredores para la movilidad activa en 5,7 % respecto de la meta total en el Plan Maestro de la Bicicleta; incrementar la oferta de corredores para la movilidad activa en 2 % y en 100 % el número de acciones ejecutadas del Plan Maestro de Movilidad Segura de Medellín, extendido al territorio metropolitano.
A su vez, se propone mejorar la velocidad en el sistema vial del río, generando la disminución de travesía en 40 % (esto con la intervención del embotellamientos en horas pico) y aumentar la velocidad de circulación en el sector Chorritos (en La Estrella) en 50 %.
La encuesta Origen-Destino 2018, estudio que analiza las dinámicas de movilidad de la región, señaló que cada día se realizan 62.000 desplazamientos en bicicleta (1,01 %). La meta a 2023, anotó el plan, es aumentar a 4 % ese porcentaje de viajes diarios en medios no motorizados.
Calidad del aire y fauna
Otras de las metas incluidas en la ruta de gobierno son: reducir 11,9 % de gases efecto invernadero emitidos por la industria manufacturera, minas y energía, transporte, residencial, comercial, agropecuario y saneamiento; implementar un centro de operación de emergencias que integre las instituciones con actividades de conocimiento, reducción del riesgo y manejo de desastres; y cumplimiento de 100 % de los objetivos de calidad de agua definidos para el río Medellín establecidos mediante la resolución metropolitana 2994 de 2019.
El Amva estructurará un sistema de monitoreo de la diversidad biológica, la estructura y composición de especies fauna y flora, la captura de carbono de las zonas verdes y la regulación hídrica.
Promete la siembre de un millón de árboles en las zonas urbanas, periurbanas y rurales y la disminución de la tasa de crecimiento en el cuatrienio de caninos y felinos en 13 %.
Otra meta es alcanzar 65 % de reubicación y liberación de animales recuperados de fauna silvestre en el Aburrá.
Sobre la calidad del aire y el contaminante PM2.5, el propósito es pasar de 24 microgramos por metro cúbico (ug / m3) como base en 2019, a 20 ug / m3 para 2023.
Otro indicador que aparece es el porcentaje de población urbana expuesta a niveles de ruido ambiental por encima de 65 dB (decibeles). Aquí el indicador propuesto es pasar de 9,1 % en 2019, a 8,7 % al final del cuatrienio.
El aprovechamiento de residuos reciclables será de 21 %, el de orgánicos de 14 % y el de residuos de construcción y demolición será de 30 % .
40
años cumple en noviembre la entidad. Fue creada por la Ordenanza 34 de 1980.
700
empresas con eficiencia de procesos para reducir emisiones, una meta a 2023.