Cinco mil metros cuadrados de naturaleza para el encuentro y la reflexión servirán para dejar atrás la que fuera la guarida de Pablo Escobar, el Mónaco, donde otrora se respiró miedo.
Con el Parque Inflexión, que la Alcaldía de Medellín hará en el terreno de ese edificio, que hoy llegará a su fin al ser demolido (ver Para saber más), germinará un proyecto que aspira a convertirse en un lugar de paz, tal como lo conciben sus creadores.
Será un lugar especial, confía el arquitecto Tomás Del Gallego, quien junto a otros tres profesionales ganó, en diciembre pasado, el concurso para diseñar un memorial de reflexión en la zona donde estuvo la polémica estructura, en el barrio Santa María de los Ángeles, de El Poblado. Explica que inflexión significa el cambio de sentido que experimenta un proceso o movimiento.
“Es un parque cívico que conmemora las víctimas del narcotráfico entre 1983 y 1994. El 80 por ciento es de zona verde (árboles, jardineras, manga) y 20 por ciento de espacio duro (aceras, muros), sin olvidar que el elemento central es el memorial a las víctimas”, señala De Gallego.
Los arquitectos de la Universidad Nacional, sede Medellín convencieron al jurado sustentando su proyecto en la inspiración de 46.612 vidas perdidas en la guerra que declaró el narcotráfico al Estado y la sociedad. Concursaron 45 proyectos, entre los que había de países como Suiza, Inglaterra y Estados Unidos.
Alejandro Restrepo Montoya, director de Proyectos Estratégicos de la Alcaldía, destacó del parque, la conjunción de “espacio público, una evocación de la memoria, la calidad ambiental de este espacio y todo lo que puede construir desde el punto de vista social.
Carlos Pardo Botero, de la EDU, considera que el sitio contempla “conexiones sencillas y es incluyente. Conserva la vegetación existente y, además, es sostenible”.
Aporte al espacio público
El área a intervenir en el lote del Mónaco es de, aproximadamente 4.600 metros cuadrados, afirma Del Gallego. Sin embargo, añade, el urbanismo, contando espacio existente alrededor, entrega en total 5.000 metros cuadrados.
La inversión de la Alcaldía en la adecuación del parque, revela el arquitecto, es de 6.000 millones de pesos, pero, añade Del Gallego, el valor podrá variar durante el proceso de construcción.
“El parque estará abierto a todos los ciudadanos, a cualquier hora. Va en coherencia con el Plan de Ordenamiento Territorial que nos invita a aumentar el espacio público”, explica.
Y es que, aunque 5.000 metros cuadrados no solucionarán el déficit en el tema, que muestra como en Medellín hay 3,64 metros cuadrados de espacio público por habitante, cuando la Organización Mundial de la Salud sugiere que sean 15 metros cuadrados, dice Del Gallego, el hecho de cambiar una estructura semiabandonada, plagada de mugre y fisuras por paisajismo, senderos peatonales y bancas para sentarse a conversar, ya es ganancia.
“El parque está ubicado en la comuna 14, una de las de menos espacio público. Si bien no es una gran extensión, aportará a la ciudad”, destaca.
Para el arquitecto, ahora el reto es la apropiación que los habitantes hagan del lugar, y ahí, subraya, viene otra reflexión: la de generar un sentido de pertenencia y referente turístico de la Medellín resiliente.
“El edificio tiene una historia contada, ahora tendrá la posibilidad de narrarla desde dos caras de la moneda. Los turistas que antes llegaban a ver el edificio no lo encontrarán, pero conocerán otra historia no contada y tendrán argumentos diferentes”, acota.
El búcaro será símbolo
Serán tres momentos (espacios) en el parque (ver infografía), en los que habrá senderos peatonales, monumentos, lámparas y un bosque. El espacio está concebido para la recreación pasiva, esto es que la gente podrá hacer picnic, llevar a las mascotas o realizar actividades deportivas.
Se plantea, incluso, apunta Del Gallego, que se siembren 60 nuevos árboles, aunque el número puede variar de acuerdo con el estado de algunos individuos, de acuerdo con el estudio fitosanitario que se está realizando.
De hecho, asevera, ya se definió que un búcaro, existente en el lugar desde que lo habitaba Escobar, sería conservado.
“Es un árbol emblemático, y desde la implosión se está tratando que no sufra mucho, pues la idea es convertirlo en una huella histórica en ese espacio, el elemento que desde su naturaleza será testigo de lo vivido”, enfatiza.
Otra novedad del proyecto que se desarrollará en el lote del Mónaco será el aprovechamiento de los escombros que queden de la demolición.
“El parque quedará entre los edificios Bahía Blanca y Camino del Ángel. La idea es generar en los bordes, con parte de los escombros que queden del Mónaco, unos muros que también cuenten cómo se puede reivindicar una estructura que fue dolorosa, un espacio de vida”, asevera.
Referentes memoriales
Según el urbanista Pardo, Medellín necesita de estos espacios como el parque de la Inflexión, que ya existen en otras ciudades del mundo.
“Creo que mucho más fuerte lo que es la memoria colectiva, la memoria de las víctimas. El proyecto es esperanzador, es optimista, invita a transformarnos como sociedad”, reflexiona.
Del Gallego, al igual que Carolina Henao, Germán Tamayo y Luis Felipe Zapata, arquitectos diseñadores del parque, tuvieron como inspiración de memorial el del World Trade Center, en Nueva York, que se construyó como recuerdo de las víctimas de los atentados del 11 de septiembre de 2001. Ese espacio cuenta con dos piscinas con caídas de agua de 10 metros, y alrededor están grabados en bronce los nombres de las 2.983 personas que murieron en los ataques terroristas.
Otro espacio referente del Parque de la Inflexión, porque transformó un símbolo de violencia, son los campos de concentración de Auschwitz, principal centro de exterminio en el que murieron asesinadas más de un millón de personas. Hoy se conservan las cámaras de gas, los hornos crematorios y una parte de la inmensa colección de los objetos que fueron robados a los prisioneros antes de asesinarlos.
“Otro ejemplo digno de nuestra admiración, es el memorial al conflicto armado realizado con las armas de las Farc, por la artista Doris Salcedo”, concluye Del Gallego.