Un estudio realizado en más de 30.000 trabajadores de la salud en Qatar, Medio Oriente, encontró que aquellos que recibieron una vacuna contra la influenza tenían casi un 90% menos de probabilidades de desarrollar covid-19 grave, en comparación con aquellos que no se habían vacunado contra la gripe recientemente. Así lo informó esta semana la revista Nature a través de su portal oficial.
Las investigaciones, que se llevaron a cabo a finales de 2020 antes del lanzamiento de las vacunas contra la covid-19, estaban en consonancia con trabajos anteriores (teóricos) que sugerían que reforzar el sistema inmune mediante vacunas contra la influenza podría ayudar al cuerpo a defenderse del SARS-CoV-2.
El equipo científico, que estuvo dirigido por Laith Jamal Abu-Raddad, epidemiólogo de enfermedades infecciosas de Weill Cornell Medicine–Qatar en Doha, rastreó a 518 trabajadores que dieron positivo por SARS-CoV-2 y los comparó con más de 2.000 participantes del estudio que dieron negativo por el virus.
“Aquellos que habían recibido una vacuna contra la influenza esa temporada tenían un 30% menos de probabilidades de dar positivo por SARS-CoV-2 y un 89% menos de probabilidades de desarrollar una covid-19 grave”, se lee en la página web.
Hay un límite de tiempo
Aunque se trata de una “evidencia importante”, según Mihai Netea, especialista en enfermedades infecciosas del Centro Médico de la Universidad de Radboud en Nijmegen, Países Bajos, no está claro cuánto dura esta protección.
Entre los voluntarios del estudio, las infecciones por SARS-CoV-2 ocurrieron, en promedio, unas seis semanas después de la vacunación. Por eso, “no espero que el efecto dure mucho”, dice Netea y agrega que calcula que los beneficios podrían estar vigentes entre seis meses y dos años.
La razón por la que este tipo de vacunas serviría tiene que ver con que, pese a que entrenan al sistema inmune para que reconozca un patógeno específico, también acelera las defensas antivirales de acción amplia.