En EL COLOMBIANO tuvimos una conversación con la rectora de la Universidad Eafit, Claudia Restrepo, en la que se abordaron las transformaciones que enfrenta la educación superior en Colombia en un mundo cada vez más tecnológico e interconectado, una transformación que no solo está impulsada por la tecnología, sino también por la flexibilidad en los modelos de aprendizaje, el acceso a las plataformas online y los avances en neurociencia que influyen en el proceso educativo; y por el principal reto al que se enfrentan las universidades hoy: preparar a los estudiantes para profesiones que, en muchos casos, aún no existen, a través del desarrollo de competencias como el pensamiento crítico y el aprendizaje activo.
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Claudia, además, aprovechó la oportunidad para revelar detalles sobre Conexión, un evento que, por primera vez, reúne a varias instituciones académicas en Medellín, buscando consolidarse como un referente internacional, promoviendo la innovación, la inversión y el crecimiento de un ecosistema emprendedor robusto.
¿De qué manera están revolucionando las universidades en Colombia la educación superior en un mundo interconectado y tecnológico?
“Primero, no es solo la tecnología lo que impulsa el cambio. En Eafit hemos identificado cuatro áreas clave que están transformando la educación. La primera es un cambio en el paradigma del conocimiento. Antes, el aprendizaje era muy estandarizado, con horarios y currículos rígidos. Ahora, migramos hacia un modelo más flexible y personalizado, donde cada estudiante tiene una experiencia de aprendizaje única, similar a cómo los algoritmos nos muestran información en nuestros dispositivos móviles.
El segundo aspecto se relaciona con los jóvenes, quienes, debido a cambios demográficos y a la longevidad, maduran más tarde. Esto afecta la forma en que consumen la educación, aprendiendo de manera más autónoma y a su propio ritmo.
La tercera transformación es el acceso a la educación a través de plataformas online, lo que se aceleró con la pandemia. Esto obliga a las universidades a replantear sus enfoques educativos.
Finalmente, la neurociencia ha revelado que factores como las emociones y el sueño influyen en el aprendizaje. Hoy, los modelos experienciales y el aprendizaje activo son más valiosos que antes. Ya el 45% de las universidades en Colombia están en procesos de transformación curricular.”
El mundo cambia rápidamente, ¿cómo se está preparando Eafit para adaptarse a los próximos 20 años, especialmente en áreas donde las profesiones pueden ser muy diferentes a las que los estudiantes están aprendiendo hoy?
“Lo primero es entender que estamos educando a jóvenes que probablemente ejercerán profesiones distintas a las que están estudiando. Por eso, nuestro enfoque está en enseñarles a aprender a aprender. Necesitamos que los estudiantes sean capaces de hacer preguntas, enfrentar retos y aprender de manera activa. Un ejemplo es la programación: los lenguajes cambian rápidamente, pero si un estudiante adquiere pensamiento computacional, podrá adaptarse a cualquier tecnología. Lo mismo sucede con disciplinas como la ingeniería civil, donde las tecnologías están transformando los modelos de construcción.
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El modelo educativo debe centrarse en desarrollar competencias que permitan aprender y preguntar rápido. Además, la inteligencia artificial es clave: si los estudiantes no saben cómo hacer preguntas adecuadas, no aprovecharán su potencial. Por otro lado, hay megatendencias que marcan el futuro, como la adaptación climática, los cambios demográficos, las tensiones democráticas y el avance de la tecnología. Estas dinámicas afectarán tanto a profesiones tecnológicas como a humanistas, que tendrán un papel crucial en la interacción ética con la tecnología y en el desarrollo de la creatividad y el cuidado”.
¿Qué perfiles profesionales necesita Medellín para enfrentar los desafíos del futuro?
“En Antioquia emergente, identificamos dos áreas clave para el futuro de la región: las economías creativas y las economías de nicho. Medellín tiene un gran potencial en las industrias creativas, ya que es una ciudad altamente innovadora. Este sector permitirá el desarrollo de economías del conocimiento, algo que la ciudad ya ha comenzado a fortalecer con iniciativas como el Foro Económico Mundial, centrado en la cuarta revolución industrial y tecnologías emergentes. Estas economías del conocimiento serán fundamentales en el futuro, especialmente en áreas como la música, el turismo y los servicios creativos, que ya están posicionando a Medellín en el escenario global.
Por otro lado, las economías de nicho o longtail también son cruciales. Se trata de industrias especializadas que no se enfocan en la producción masiva, sino en la creación de productos únicos y personalizados. Esto requiere desarrollar habilidades en diseño de producto, cadenas de valor y experiencia de usuario. Para competir en estos campos, la ciudad debe trabajar en la formación de talento especializado, especialmente en áreas como el bilingüismo, tecnología, programación y pensamiento computacional. Solo así Medellín podrá integrarse con éxito en las economías globales del conocimiento y la especialización”.
Hoy en día se reconoce cada vez más la importancia del bienestar emocional y social, incluso en el proceso educativo. ¿Cómo están integrando las universidades en Colombia, y en especial Eafit, estos aspectos en sus programas académicos y en la vida universitaria?
“Hoy entendemos mucho mejor el proceso de aprendizaje. Antes era una especie de caja cerrada: sabíamos que alguien aprendía, pero no entendíamos bien los factores involucrados. Ahora, se ha demostrado que las emociones y la salud mental juegan un papel crucial en el aprendizaje y en la maduración de los estudiantes. Las universidades, que antes se enfocaban principalmente en actividades deportivas y artísticas dentro del bienestar universitario, ahora están implementando sistemas mucho más sofisticados de cuidado integral. Esto incluye desde el cuidado físico y emocional hasta el apoyo psicosocial. Los estudiantes enfrentan hoy grandes desafíos, no solo por las presiones académicas, sino también por la sobreexposición a problemáticas globales que reciben a través de los medios. Esto afecta su bienestar mental, y también el de los profesores, quienes experimentan altas demandas emocionales. Por ello, hemos desarrollado protocolos de cuidado, atención en salud mental y diversidad, ajustando además los modelos de aprendizaje para enfrentar estas tensiones, tanto en estudiantes jóvenes como en adultos que trabajan y estudian simultáneamente”.
Para terminar, hablemos de Conexión, un evento que, por primera vez, se organiza en alianza con otras universidades y ha generado gran expectativa. ¿De qué se trata, cuáles son las novedades y cuál es su objetivo principal?
“Conexión surge como parte de nuestro compromiso con la creación de un ecosistema de emprendimiento universitario robusto para Latinoamérica. El evento busca consolidarse como el encuentro de emprendimiento más importante del país, con un alcance internacional. En esta primera edición, hemos invitado a universidades como el CES y la Escuela de Ingeniería de Antioquia, y contamos con el apoyo de la Alcaldía de Medellín, Ruta N y Condi Group. Esperamos la participación de más de 20 conferencistas nacionales e internacionales, así como la asistencia de inversionistas, un área que aún presenta desafíos en la región.
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Medellín, como distrito de ciencia, tecnología e innovación, es el escenario perfecto para este tipo de iniciativas. Conexión tiene como objetivo poner a la ciudad en el mapa del ecosistema emprendedor de Latinoamérica, atrayendo inversión y fomentando la creación de nuevas empresas, especialmente en áreas como la tecnología y la ciencia. Queremos nutrir el ecosistema emprendedor desde la educación, impulsando a los jóvenes a desarrollar una mentalidad innovadora y empresarial”.
