Halloween, o Noche de las Brujas, es un fenómeno cultural ampliamente celebrado en varios rincones del mundo, especialmente en Estados Unidos, Canadá y algunos países de América Latina y Europa.
A pesar de su popularidad, esta fiesta es rechazada en diversas religiones y naciones que ven en ella prácticas incompatibles con sus principios o que encuentran en sus tradiciones elementos controvertidos o problemáticos.
Creencias religiosas que rechazan Halloween
En el ámbito religioso, Halloween es visto con reservas o rechazo abierto por ciertos grupos que consideran que sus valores fundamentales chocan con los temas, símbolos y prácticas de esta celebración.
La oposición principal proviene de algunas ramas del cristianismo y sus distintas denominaciones, como los católicos más tradicionales, algunos evangélicos y ciertas comunidades protestantes.
Esta festividad, con raíces en el antiguo festival pagano de Samhain, es vista como una celebración de la muerte y de figuras simbólicas como brujas, fantasmas y demonios, elementos considerados incompatibles con las enseñanzas de Dios.
Para estos creyentes, participar en Halloween podría abrir la puerta a energías negativas que afectan la espiritualidad y la pureza de los devotos.
Según el portal de National Geographic, la fiesta tiene sus orígenes en una antigua práctica celta que buscaba despedir al dios del Sol y recibir las noches largas del invierno.
Este festival implicaba sacrificios y rituales paganos, lo que ha llevado a ciertos grupos cristianos a considerarlo incompatible con sus valores, pues el culto a la muerte, los disfraces alusivos a seres sobrenaturales y el uso de símbolos de oscuridad pueden percibirse como una violación a los principios bíblicos y la gracia de Dios.
RCN recalca que en algunas doctrinas, Halloween simboliza una desviación de la fe cristiana al exaltar la muerte en lugar de celebrar la vida y los principios de pureza.
Además del cristianismo, otras religiones han adoptado una postura de rechazo hacia esta celebración. Por ejemplo, en el judaísmo, si bien no hay una prohibición explícita, Halloween no forma parte de las tradiciones, y muchos seguidores optan por abstenerse de participar, percibiendo la celebración como un desvío de sus prácticas religiosas.
En el islam, Halloween también es generalmente evitado, ya que muchos consideran que celebrar esta festividad puede acercarlos a prácticas ajenas a sus valores y su cultura, alejándolos de sus principios de modestia y devoción.
La presencia de figuras satánicas y de supersticiones en esta festividad es vista como un elemento indeseable para varias religiones, que prefieren mantenerse alejadas de Halloween y sus implicaciones culturales.
Países que no celebran Halloween o restringen su celebración
Si bien Halloween es ampliamente adoptado en muchos países, existen lugares donde su celebración está restringida o incluso prohibida por razones culturales, religiosas o de orden público.
W Radio informa que en países como Uzbekistán, Halloween fue prohibido formalmente en 2011 debido a consideraciones religiosas y culturales.
El gobierno uzbeko considera que esta festividad promueve valores “incorrectos” y “contrarios a las creencias religiosas” locales, ya que los símbolos que acompañan Halloween (como demonios, calaveras y disfraces tenebrosos) son interpretados como una celebración de la muerte y del “mal”, incompatible con las enseñanzas del islam y la cultura uzbeka.
Además, en algunas ciudades de China, como Beijing, las autoridades han implementado restricciones para ciertos disfraces durante Halloween, especialmente aquellos que pueden considerarse perturbadores, como los de zombis o payasos.
La razón es mantener el orden público y evitar que ciertos elementos de la festividad, como las máscaras y maquillajes aterradores, perturben a los habitantes y creen situaciones de desorden en lugares públicos. Las ciudades chinas que restringen Halloween lo hacen con el objetivo de proteger la tranquilidad pública, y los infractores pueden enfrentar multas o incluso arrestos.
También en Vendargues, Francia, el gobierno local impuso restricciones similares, limitando los disfraces que puedan “alterar la paz pública”, como los que representen la muerte o figuras violentas.
La decisión busca evitar los conflictos y proteger la seguridad pública, permitiendo una celebración controlada y sin perturbaciones..
Mitos sobre Halloween y el supuesto robo de niños
Durante décadas, la Noche de Brujas también ha sido centro de numerosas leyendas urbanas, muchas de las cuales han generado temor en la población.
Uno de los mitos más persistentes es la idea de que los niños están en peligro de ser secuestrados durante esta festividad, o que corren el riesgo de recibir dulces envenenados o manipulados, un mito ampliamente difundido en países de Latinoamérica.
El diario Los Angeles Times menciona cómo estas historias surgieron en la década de 1960 y se reforzaron en los años setenta con el mito de que los dulces podían estar llenos de agujas y cuchillas. Aunque estas historias han sido desmentidas repetidamente, persisten en la conciencia colectiva y se transmiten año tras año, alimentando el miedo en las familias.
En Colombia, particularmente, la Policía Nacional varias veces ha emitido declaraciones desmintiendo estos rumores, aclarando que no existen registros de casos de secuestro o sacrificios rituales relacionados con Halloween.
De hecho, el diario El Universal, de Cartagena, recoge testimonios de voceros de la Policía, quienes afirman que no hay evidencia de que las sectas u organizaciones criminales tengan como objetivo a los niños durante esta fecha.
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Sin embargo, las autoridades sí recomiendan medidas de precaución y vigilancia para evitar situaciones de riesgo, especialmente en lugares concurridos, ya que la festividad puede ser aprovechada por personas malintencionadas para perpetrar otros delitos.
Los Angeles Times explica que este tipo de mitos modernos reflejan un cambio en los temores de la sociedad: mientras que en el pasado se temía a los seres sobrenaturales, hoy los “monstruos” se convierten en delincuentes reales, lo cual añade un matiz de peligro a la celebración.