En una conversación de adultos uno de los padres se quejó sobre el ostentoso regalo que su hija de 16 años sugería para Navidad: pedía un termo para cargar agua que cuesta $140.000 aproximadamente. La petición, más allá de lo costosa, le pareció curiosa. ¿Por qué el recipiente tiene un valor muy elevado a pesar de ser similar a otros que cuestan $120.000 menos? Sin embargo, quizá no sabía que el termo va más allá de su practicidad, representa un estilo juvenil del que tampoco supo bien el nombre. Le sonó a biscuit, galleta en inglés.
Las redes sociales, entre otras cosas, sirven para promocionar marcas, relacionar a las personas e impulsar prácticas. Así fue el inicio de Vsco Girl, una nueva tendencia que empezó desde principios de 2019 y que se enfoca en promover un vestuario, unas redes sociales e incluso una personalidad.
¿De dónde salió?
Esta moda surgió de Vsco, una aplicación web similar a Instagram, que le permite a sus usuarios publicar fotografías con un estilo muy marcado y editarlas con una amplia gama de filtros que les dan un toque retro y de verano. Se pronuncia “visco”.
Aunque el lanzamiento de la aplicación fue en 2014, solo se viralizó cuando algunos Youtubers empezaron a usarla y hacer tutoriales para explicar cómo funcionaba. A partir de ahí, esas fotos retro empezaron a incluir vestuarios de la época de los 60 y 80, hasta convertirse en esta moda virtual.
Ser una Vsco Girl
Al observar los tutoriales sobre cómo ser una de ellas y los perfiles de las jóvenes que se hacen llamar así, y que también recoge un artículo de CNN de octubre, se identifican básicamente tres características. La primera es el vestuario. Las adolescentes deben vestirse con camisas manga corta y holgadas, de manera que compran tallas mucho más grandes que las habituales. Los zapatos deben ser tipo Vans, Converse, Crocs o sandalias de estética hippie marca Birckenstock, que son las que tienen hebillas y parecen ser de plástico, en cualquiera de los casos, el calzado debe estar acompañado de unas medias marca Nike y estar a la vista.
La segunda se basa en los accesorios que las Vsco Girl deben usar, dentro de los cuales no puede faltar una dona grande (llamada también bamba o chulo elástico) de color para llevar en las muñecas y adornar el cabello cuando decidan hacerse una moña, pulseras de color marca Pura Vida, spray facial de Mario Badescu, collares de conchas y bálsamo labial de Burt’s Bees.
La tercera, que es imprescindible para ser parte de esa comunidad, consiste en tener una mochila Fjällräven que puede costar alrededor de $260.000 y una botella Hydro Flask, que es el famoso termo del que se habló al principio.
¿Absurdo o interesante?
La pregunta puede ser si, además de costosa, es absurda. Sin embargo, Vsco es solo un ejemplo de las muchas tendencias que salen y se comparten en internet, como la de compartir mímicas en Tik Toker (otra red social) o la de subir videos cantando una canción en un auto en movimiento. Gregorio Henríquez, antropólogo e investigador, les llama “modas virtuales” y las define como resultado de “una serie de vacíos y de falta de espacios de encuentro”. Afirma que los jóvenes no han podido generar espacios físicos en donde relacionarse y por eso acuden a este tipo de plataformas para conformar una especie de “cultura digital”.
Según el teórico, estas nuevas tendencias son parte de una corriente que configura formas distintas de agruparse y comunicarse con el otro y, además, no son un cambio que se dé de manera pausada y teniendo tiempo de acoplarse con el entorno, sino que son expresiones efímeras que toman fuerza en cuestión de semanas y son replicadas en el mundo gracias a la facilidad para acceder a los contenidos que las promocionan.
¿Un riesgo?
La tendencia no puede ser juzgada de manera radical. Hay varias posturas respecto al tema.
Lina María Saldarriaga, subdirectora del programa Aulas en Paz de la Universidad de los Andes, aclara que esta y las de su tipo obedecen a una fase normal a la que se enfrentan los jóvenes en esa etapa de su vida. “Se trata de un proceso de construcción de la personalidad en la que los adolescentes buscn con que se identifican y con qué no”. Señala además que Vsco Girl tiene varios elementos que pueden ayudar a que las personas se identifiquen con ella, como el de la conservación del medio ambiente y el estilo relajado y sin presiones con la ropa holgada.
En ese sentido, no es cuestión de preocuparse en exceso, pues según Lina “no representa peligros explícitos para la juventud”, como sí pasó en su momento con modas virales como la de la Ballena Azul, en la que se invitaba a hacer retos peligrosos.
Gregorio Henríquez, aunque se muestra en una postura similar a la de Lina de no restringir estas prácticas, precisa que pueden representar un problema a largo plazo en el sentido de que los jóvenes se alejen de un mundo “real” en donde el resto de las personas les van exigir interactuar y mantener los modos de relacionamiento tradicionales y, además, representa una incógnita sobre hasta qué extremo llegaría el ser humano con tal de conseguir estos productos de alto valor que representan un status.
Las medidas a tomar
En este punto ambos expertos coinciden en la importancia de generar un acompañamiento desde el hogar, las instituciones educativas y las autoridades en general.
Saldarriaga indica que ese momento de la construcción de identidad es sumamente importante y que “los padres deben acompañarlos y ayudarlos a ser críticos” para que sean ellos mismos quienes tengan la capacidad de discernir entre las tendencias que simplemente son una expresión de temas y gustos afines y entre las que pueden representar un peligro o situarlos ante estereotipos dañinos.
En ese mismo sentido, Gregorio advierte que “dejarlos solos es dejarlos vulnerables ” y que por eso el deber es estar ahí y explicarles, desde la madurez, cómo enfrentarse a estos nuevos retos.
30
millones de usuarios completa Vsco, la aplicación que originó esta tendencia.