¿El garrochista Armand Duplantis, la velocista Elaine Thompson-Herah, la atleta Yulimar Rojas? Más que un deportista, la verdadera estrella de los Juegos Olímpicos de París podría ser el río Sena, con su ceremonia inaugural única, sus pruebas y un prometedor legado.
Pues luego de lo que se espera sea una asombrosa presentación, el río Sena retomará el protagonismo días después durante las pruebas de triatlón (30, 31 de julio y 5 de agosto de 2024) y de natación en aguas abiertas, desde el icónico puente Alejandro III.
Ya que para eliminar la contaminación de un río en el que bañarse está prohibido desde 1923, las diferentes administraciones han invertido unos 1.400 millones de euros (unos 1.575 millones de dólares) desde 2016.
Pues las autoridades han realizado importantes obras en París y sus aledaños para evitar que la lluvia arrastre las aguas residuales hasta el río y afecte a las pruebas, las cuales incluyen modificación de desagües de casas y barcas, y una imponente modernización de depuradoras.
Sin embargo, el riesgo de que una tormenta acabe aplazando las pruebas de natación en aguas abiertas que allí pretenden llevarse a cabo, no se puede descartar: “Si cae un chaparrón enorme antes de las pruebas, habrá que aplazarlas”, reconoce Guillaume. En ese caso, los organizadores tendrán “dos, tres días de margen”, apunta Pierre Rabadan, concejal parisino encargado de los Juegos.
Además, si las lluvias torrenciales duran una semana “será complicado”, reconoce Rabadan, quien recuerda que un 92% de los exámenes realizados a mediados de 2022, “antes de las obras en curso”, eran favorables a autorizar el baño.
Prometedor legado
Después de los juegos, todos estos esfuerzos deben conducir a la apertura de zonas de baño en el Sena y en su afluente Marne, el “legado” prometido de la cita olímpica.
La alcaldesa de París, la socialista Anne Hidalgo, anunció que las tres previstas en la capital abrirán en 2025, si las autoridades sanitarias lo permiten. Para ello, “hay que alcanzar una calidad mínima” del agua en virtud de una legislación europea de 2006, que fija umbrales para dos bacterias fecales: la ‘Escherichia coli’ y los enterococos intestinales, según el servicio de saneamiento local Siaap.
La presencia de E.coli se dividió por 20 en tres décadas, y la de amonio por diez, según este organismo. “En septiembre de 2020, sólo se había alcanzado el 2% de la descontaminación posible. Este verano será de más del 60% y aspiraremos al 75% el próximo verano”, según el prefecto.
La promesa de “bañarse en el Sena” que hizo en 1990 el entonces alcalde de París Jacques Chirac, quien se convirtió cinco años después en presidente de Francia, podría así hacerse realidad más de tres décadas después.
Una ceremonia única
La ceremonia inaugural prevista el 26 de julio de 2024 a las 20H24 lleva de cabeza a los organizadores. Esa noche, unos 10.000 deportistas surcarán el Sena a bordo de los famosos “bateaux-mouches” parisinos, entre los puentes de Austerlitz y de Jena de la capital.
La catedral de Notre Dame, los museos del Louvre y de Orsay, el Grand Palais, la Torre Eiffel... El recorrido de seis kilómetros tiene un “enorme potencial”, celebró el lunes el presidente del comité de organización de los Juegos (COJO), Tony Estanguet.
Pero la seguridad de esta gigantesca fiesta al aire libre en presencia además de jefes de Estado de todo el mundo y bajo la atenta mirada de unos 500.000 espectadores representa un quebradero de cabeza.
Las autoridades quieren que esta ceremonia sea inolvidable, como hizo Londres en 2012. “Esto será recordado. Todo el mundo verá estos barcos navegar por el Sena”, según el prefecto de la región parisina, Marc Guillaume.
“Podremos mostrar todo París, su historia, su patrimonio, todo de lo que estamos orgullosos”, abunda el representante del Estado, que lo opone a la tradicional ceremonia inaugural dentro de un estadio.