Uno de los momentos emotivos de la pasada ceremonia de los Premios Óscar la protagonizó Nicolas Cage. El actor de 60 años, que en 1996 recibió la estatuilla en la categoría de Mejor Actor por su trabajo en Adiós a Las Vegas, fue el encargado de presentar la nominación de Paul Giamatti.
“Así como Daniel Day Lewis se mantuvo en personaje para el papel de Lincoln, este pasado año Paul Giamatti se comprometió tanto que para que su personaje tuviera un ojo caído, llevó lentes de contacto blandos durante todo el rodaje, que lo dejó ciego en ese ojo mientras rodaba. ¿Habría hecho lo mismo? ¡Demonios, sí! Pero el punto es que tú lo hiciste y fuiste brillante”, dijo Cage, en medio de las risas de los asistentes.
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Más allá del humor del momento, lo cierto es que el ganador del premio al Mejor Actor lo recibió Cillian Murphy, el preferido por el público y los críticos. El hecho fue que la presencia de Cage en el escenario despertó la curiosidad de los millones de espectadores por el presente de quien fue en su momento uno de los actores más prometedores del cine internacional.
Nacido en enero de 1964 con el nombre de Nicolas Kim Coppola, el actor hace parte de una familia dedicada al séptimo arte, como su apellido real lo deja entrever. Nicolas es sobrino del director Francis Ford Coppola, responsable de la saga El padrino, y primo de la directora Sofía Coppola, la mente detrás de Perdidos en Tokio. Sin embargo, Cage cambió su apellido —tomado uno de un personaje de cómics— para labrarse un destino propio en la industria del entretenimiento, al menos eso ha dicho.
