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Las clases virtuales, ¿qué funcionó en 2020 que sirve para 2021?

La educación durante el 2020 tuvo que migrar a la virtualidad, algunos aspectos se destacaron.

  • La educación en el 2020 presentó grandes retos, pero para el 2021 ya existe un terreno recorrido. Foto: Sstock.
    La educación en el 2020 presentó grandes retos, pero para el 2021 ya existe un terreno recorrido. Foto: Sstock.
22 de enero de 2021
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La pandemia por la covid-19 no solo ha generado estragos en la salud, ocasionando a nivel mundial más de dos millones de muertes, también en la educación: “Ha obligado a más de 1.600 millones de estudiantes a abandonar la escuela”, según datos de la Unesco. Así que fue un año de cambios para los estudiantes que tuvieron que adaptarse de forma inmediata. En Colombia se cerraron las escuelas en marzo y comenzó la educación virtual, aunque más de 100.000 niños dejaron de estudiar, de acuerdo con cifras del Ministerio de Educación.

Algunos colegios y universidades en Antioquia comenzaron implementado el modelo de alternancia durante 2020, uno de los primeros en hacerlo fue el Londres, ubicado en Sabaneta. Ellos demostraron cumplir con las medidas de bioseguridad para que sus estudiantes, tanto de transición como de once, pudieran asistir a las aulas. Y si bien se espera que este año sean más las instituciones educativas que puedan implementarlo, la virtualidad, un aliado de la educación por estos días, continuará por ahora.

Trabajar desde lo digital les permitió a los profesores aprender nuevas herramientas para enseñar y encontrarse con sus alumnos. A inicios de un nuevo ciclo escolar, estas son las experiencias que les funcionaron a estos docentes en momentos en los que sus alumnos estaban detrás de la pantalla.

Aprovechar las herramientas

Las clases que se dictan de manera virtual deben ser diferentes, y entender esto es la clave para realizar cursos que sean más dinámicos y divertidos, dice Juan David Mazo, docente de la Facultad de Comunicación Social y Periodismo de la UPB, “Lo que funciona de manera presencial no lo hace igual en la virtualidad. Las universidades han venido haciendo un esfuerzo importante para que los profesores entiendan esta lógica”.

Aprovechando las oportunidades que brinda lo digital, se deben crear dinámicas más divertidas. “Por ejemplo, los videojuegos, redes sociales y plataformas como Netflix ligan la experiencia de aprendizaje a ese esquema multimedia. Esto está reconocido como una buena práctica, los estudiantes también lo manifiestan, para ellos es mucho más valioso”. Por medio de una serie pueden aplicar los conceptos aprendidos, algunos documentales sirven para poner en práctica lo que se ve en el aula y pasa a la vida real.

En esto coincide Aldemar Atehortúa, coordinador de la Institución Educativa Mariscal Robledo: la virtualidad permite que se tengan metodologías más didácticas y creativas para que el estudiante esté conectado e interesado en la clase, que puedan entender todo de manera clara.

La actitud es fundamental

Se pueden implementar estrategias divertidas y dinámicas, pero nada funcionará si el estudiante no pone de su parte, opina Verónica Sarmiento, docente de la Facultad de Diseño de la UPB. Ella cuenta que “esta cuarentena nos enseñó a los docentes y alumnos que el estudio es una decisión y no una obligación, porque estar en casa hace que existan distractores”. La docente plantea que uno de ellos es la posibilidad de quedarse todo el tiempo acostado.

Para Claudia Inés Gómez Mera, licenciada en educación básica de la Universidad San Buenaventura, este fue el momento ideal para cambiar un poco el método en el que el docente es quien debe estar recordando al alumno sus responsabilidades, esto sirvió, según ella, para “implementar hábitos de disciplina y autonomía”, promoviendo en los estudiantes un ritmo de trabajo, donde ellos son quienes administran su tiempo de manera responsable.

Simplificar es la clave

Algunos profesores venían de tiempo atrás implementando estrategias nuevas para que el alumno se pudiera vincular más a la clase, como en el caso del profesor Mazo. “El microaprendizaje es utilizar un esquema donde el conocimiento se ordene y se sintetiza para que sea consumido de una manera mucho más simple, corta y contundente. Por ejemplo, en lugar de una clase extensa y teórica, la virtualidad permite utilizar un video de 5 minutos y otras herramientas en las que se entreguen conceptos claves al estudiante. Esta estrategia resulta exitosa porque es consecuente con la forma en la que consumimos contenido en el ámbito digital, de manera corta, simple y que nos entreguen respuestas más expeditas”.

Sarmiento concuerda con esto y es que para ella fue la oportunidad de aprender que a veces, lo poco, termina siendo mucho. En el caso de la educación virtual es así: “Hay ejercicios que se pueden simplificar, el aprendizaje puede convertirse en un proceso más íntimo, no tan acartonado, las herramientas de trabajo en casa le permiten al estudiante generar un encuentro un poco más íntimo con los conocimientos que está teniendo”.

Un ejemplo de ello es el cambio que ha tenido que hacer en sus clases, pasando de ser teóricas y muy prácticas a hacerlas más dinámicas, por medio de videos y diapositivas más llamativas, que tienen menos contenido escrito y más visual.

Relaciones más cercanas

La pandemia impuso un distanciamiento físico, pero no uno social, y es que en algunos logró incluso acercar un poco más diferentes relaciones. En el caso de los docentes y alumnos, que normalmente no tenían contacto entre sí por fuera de las aulas, 2020 hizo que esto cambiara y que ahora se tengan agregados en WhatsApp o en redes sociales.

Estos se dio incluso, porque en tiempos difíciles los profesores fueron una ayuda. “Ha hecho que se conserve la comunicación entre compañeros y maestros, quienes sirvieron de apoyo en su parte emocional”, comenta Gómez.

Atehortúa, por su parte, tuvo un contacto mucho más cercano con padres de familia y estudiantes, porque debía estar pendiente tanto de quienes asistían a las clases como de aquellos que por falta de internet no lo podían hacer.

Esto modificó dinámicas y creó diferentes espacios de comunicación. “Se enviaban las grabaciones de las clases, vía WhatsApp nos comunicamos con los padres de familia, incluso en los fines de semana que era el espacio que ellos tenían disponible”. Aprendiendo que el contacto es cada vez más estrecho y que no solo se limita a un aula de clase, de manera virtual está la posibilidad de formar un lazo más estrecho.

Así que la virtualidad trajo más retos, así como abrió la posibilidad para que los profesores sean más creativos y los estudiantes encuentren otras formas de aprender. Por supuesto hay muchos aspectos por mejorar, como la calidad del internet y que llegue a más lugares, que no tantos alumnos tengan que esperar la presencialidad para volver a estudiar. Lo cierto, mientras tanto, es que este nuevo año hay que seguir innovando y descubriendo caminos para enseñar.

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