El mundo cambiará. En los próximos 20 años la temperatura global aumentará 1.5 grados y los mares podrían elevarse hasta dos metros a finales de este siglo, según el informe de Naciones Unidas presentado este mes llamado Cambio climático 2021: la base de la ciencia física. Esto es una alerta roja para la humanidad y una preocupación para las personas que padecen de una nueva ansiedad conocida como “ecoansiedad”.
Eduardo Sandoval, investigador de la Universidad Autónoma de Chile, aclara que esta es una problemática emergente que en la actualidad no es reconocida como un trastorno de salud mental por los manuales de clasificación de diagnóstico oficiales (CIE-11 y el DSM-5), sin embargo, explica que en los últimos diez años “esta sintomatología ansiosa” se viene registrando con mayor frecuencia debido a las consecuencias de la emergencia climática.
“Presenta síntomas que son heterogéneos porque dependen de factores como rasgos de personalidad, emociones, factores sociales, culturales, educativos y económicos, características de la comunidad donde vive y los mecanismos de resiliencia que se observen allí”, dice.
A propósito de lo que expone Sandoval, la Universidad de Yale (Estados Unidos) reveló en 2018 una encuesta: encontró que seis de cada diez estadounidenses dijeron estar “alarmados” o “preocupados” por el calentamiento global.
“La ecoansiedad se puede presentar más fácilmente en personas con edades entre los 18 y 35 años, es una generación más conectada con las tendencias globales, con mayor conciencia frente a las consecuencias de la emergencia climática”, indica Sandoval.
Además, señala que estos “jóvenes y adultos emergentes” hacen parte de comunidades virtuales que se enteran en tiempo real de lo que hacen los activistas ambientales en distintos países del mundo: “tienen claro que si no hacemos algo ahora es muy probable que el planeta Tierra deje de existir a mediano plazo”.
Lo que se siente
Según el experto, la ecoansiedad se puede presentar más en personas que viven, por ejemplo, en una zona lluviosa donde ya no se registran las mismas lluvias y al contrario se observa sequía, también en aquellas que residen en una región boscosa donde han ocurrido incendios forestales o en gente que ha sufrido inundaciones.
Agrega que los elementos que conforman la base de esta sintomatología son: la imprevisibilidad (de lo imprevisible del fenómeno), la incontrabilidad (dificultad para controlar la magnitud y velocidad con la que se presenta) y la incertidumbre (desconocimiento a cuándo, cómo y dónde pueden ocurrir desastres como consecuencia del cambio climático).