Cada cierto tiempo se popularizan tratamientos o productos que prometen ser un remedio al paso de los años. Uno de esos son los pellets hormonales, los cuales han ganado fama por sus supuestos efectos antienvejecimiento.
Los pellets son implantes que se colocan debajo de la piel para liberar cierto tipo de hormona. Estos tienen el tamaño de un grano de arroz y, luego de inyectarlos subcutáneamente, comienzan a liberar testosterona o estrógenos durante varios meses para equilibrar los niveles hormonales, hasta que el mismo cuerpo los absorbe de manera natural.
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Si bien este tratamiento no es nuevo, ha ganado popularidad en los últimos años. Desde hace más de 70 años se vienen utilizando los pellets de testosterona en mujeres para tratar los síntomas asociados con la menopausia. Sin embargo, últimamente estos implantes se han promocionado como fórmulas milagrosas para mejorar el desempeño sexual, la salud mental e, inclusive, retrasar el envejecimiento.
Los pellets son hormonas bioidénticas, o sea, que son sustancias producidas en laboratorios con componentes naturales que imitan las funciones de las que libera el cuerpo. Estas pueden realizarse con sustratos de soja y ñame.
En Colombia, estos implantes son aplicados en ciudad como Bogotá y Medellín, especialmente en consultorios privados que los venden como una “terapia de rejuvenecimiento” para mejorar las funciones hormonales y metabólicas de hombres y mujeres. Pero detrás de estos supuestos beneficios se esconden riesgos que poco se mencionan en la promoción de los pellets.
De acuerdo con el ginecobstetra y especialista en Sexología, Franklin José Espitia, explica que este tratamiento no ha sido aprobado por asociaciones o sociedad científicas. En su artículo Beneficios y riesgos de los implantes de testosterona en mujeres, el médico afirma que “el uso no indicado en la etiqueta o extraoficial, así como el mal uso de las hormonas y de los suplementos en personas sin un diagnóstico endocrino establecido, conlleva riesgos conocidos y desconocidos, algunos potencialmente perjudiciales”.
Algunos de estos peligros están asociados a la manera en como se realizan los implantes, que es de forma magistral. Eso significa que, al contrario de los medicamentos autorizados, la preparación de estos no es un laboratorio de manera sistematizada, sino que la realiza un farmacéutico con la fórmula indicada por el doctor.
En España, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) retiró la producción de los pellets porque se evidenció que la preparación de estos no era adecuada. En Colombia, el Invima ha alertado en los últimos años sobre la circulación de implantes de testosterona fraudulentos que no cuentan con el registro sanitario necesario para ser distribuidos y utilizados.
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Según Espitia, algunos de los efectos adversos del uso de los pellets pueden ser acné grave, enfermedades cardiovasculares, insuficiencia renal, sangrado vaginal inexplicable o trastornos del sueño, entre otros.
La evidencia científica disponible hasta el momento asegura que estos implantes no son seguros al momento de “tratar” el envejecimiento. Por eso, el consenso médico es no recomendarlo y, mucho menos, ofrecer los pellets como una terapia hasta que no haya estudios rigurosos que identifiquen sus verdaderos beneficios y riesgos.