Tras la muerte confirmada por la Familia Real Británica de la reina Isabel II, a los 96 años, es imposible no recordarla como la figura política más importante de la historia reciente y los eventos inesperados que la llevarían a ocupar el trono en un reinado que se convirtió en el más extenso con 70 años y 214 días en el trono.
La reina durante su vida fue testigo de sucesos históricos como la Segunda Guerra Mundial, la Guerra Fría, la disolución de la Unión Soviética, la Caída del Muro de Berlín, el viaje del hombre a la Luna e incluso la pandemia por covid-19.
Isabel Alejandra María nació el 21 de abril de 1926 y fue la hija mayor de los duques de York, que se convertirían luego en los reyes Jorge VI e Isabel. La familia se amplió en 1930 con la llegada de su hermana Margarita.
Según la revista Vogue, el apodo que le dio el rey a su primera hija fue “Lilibet”, quien además recibió una excelente educación en historia constitucional, leyes y literatura, mientras se formaba para la llegada al trono que asumió a los 25 años.
Su majestad fue parte del Servicio territorial auxiliar de mujeres como segunda teniente, y fue el primer miembro de la familia real en alistarse a las fuerzas armadas a tiempo completo.
Así fue el mensaje con el que se anunció la muerte de la monarca más importante de la historia reciente.
Los eventos que la llevaron al trono
Antes de que Isabel II se convirtiera en la heredera del trono británico, la corona le pertenecía a su tío Eduardo VIII, que por la muerte de su padre Jorge V, fue el rey de Inglaterra por tan solo un año —uno de los reinados más cortos—, al abdicar voluntariamente para contraer matrimonio con Wallis Simpson, una mujer divorciada que no pertenecía a la realeza.
Al retirarse de la corona Eduardo VIII, la responsabilidad recayó en su hermano Jorge VI y padre de Isabel II que accedió el 11 de diciembre de 1936 a la corona. Desde ese momento, con tan solo 10 años, el destino de la hija mayor del rey sería convertirse en la monarca de la corona británica. Y así fue por 70 años.
Si bien la muerte de Jorge VI se veía venir por su delicado estado de salud, al padecer de un cáncer de pulmón, Isabel no esperaba el deceso de su padre tan pronto: ella apenas tenía 25 años y llevaba cinco con su esposo, el príncipe Felipe de Edimburgo, con quien tuvo a sus cuatro hijos Carlos (Charles), Ana (Anne), Andrés (Andrew) y Eduardo (Edward).
Sin embargo, la reina ya estaba dispuesta a asumir su designio. El 21 de abril de 1974 durante un viaje a Sudáfrica, se comprometió en un discurso radiofónico a dedicar toda su vida al servicio de su pueblo. Y así fue.
La mujer que descendió de un árbol como reina de Gran Bretaña
El 6 de febrero de 1952 Isabel viajó a una zona remota de Kenia por su gira por la Commonwealth (Mancomunidad de naciones) a la que asistía con su esposo el príncipe de Edimburgo.
En aquel lugar la mujer ascendió a una casa en el árbol como princesa y descendió como la reina de Gran Bretaña, tras recibir la lamentable noticia de la muerte de su padre, quien estaba en la casa Sandringham de la Familia Real Británica, en el condado de Norfolk, Inglaterra.
Tras el reporte de la muerte, Isabel viajó a Gran Bretaña, el territorio que esperaba la llegada de su nueva reina. En aquel año la mujer, según el diario CNN, los pasó en un relativo aislamiento hasta que ya instalada en el Palacio de Buckingham asumió las tareas diarias correspondientes al trono.
Su coronación llegó un año después en la Abadía de Westminster, el 2 de junio de 1953.
Este año, la reina celebró el Jubileo de Platino por sus 70 años y 214 días en el trono, hasta ahora el más largo de la monarquía. Incluso Isabel II conoció a 15 primeros ministros de Inglaterra, entre ellos Winston Churchill y Margaret Thatcher.