Por Jaime Horacio Arango D.
De la piña, de la gallina, de los burros, de la cebolla, del café o de la ganadería. En Colombia casi que hay tantos reinados como fiestas populares. Un sondeo realizado por Radio Nacional de Colombia (Rctv) en 2016 mostró que en el país existen 3.794 concursos de belleza y, como si fueran pocos, este año se hará uno nuevo, esta vez en Barranquilla para escoger a la candidata por Colombia a Miss Universo (MU).
Con el panorama incierto por la crisis de la salud generada por la covid-19 y mientras la organización de otros certámenes de belleza han guardado silencio sobre la realización o no este año, como el Concurso Nacional de Belleza (CNB), desde la capital de Atlántico se promociona el nuevo concurso, que además de buscar la representante a Miss Universo, propone “la posibilidad de que las candidatas encuentren oportunidades para desempeñarse en el mundo de los negocios y la política”, tal y como lo señala Natalia Ackerman, vocera del grupo que compró esta franquicia. Al destacar las razones para organizar un nuevo evento de belleza resalta el aporte “social y acompañamiento de obras de beneficencia”.
¿Un negocio?
Paula Tamayo, especialista en psicología social y comunicación política, docente del CES, comenta que los reinados son un negocio, una industria financiada por empresas de moda, cosméticos, turismo y medios de comunicación, que en los años 80 y 90 le mostraban a las mujeres estos concursos como un referente para ser exitosas desde la belleza.
La financiación de los reinados aún hoy depende de los grandes patrocinadores, tal como pasa con el CNB, que tuvo a Jolie de Vogue como imagen exclusiva por muchos años y contó con apoyo de RCN TV (que tenía los derechos de transmisión). Ambas empresas ya no lo acompañan, pero han aparecido otro anunciantes (Chamela, Primatela, Postobón y Oster) y canales de televisión (regionales) que le han permitido seguir.
En el caso de los reinados en fiestas populares, la mayoría cuentan con el aporte de recursos oficiales de los municipios o algunas federaciones, como sucede con los concursos del café o la ganadería.
Otra de las razones para organizar uno nuevo en Barranquilla, aduce Ackerman, es que es la gran oportunidad para impulsar el turismo y reactivar sectores como los de los hoteles y restaurantes en la capital del Atlántico.
“La ciudad está preparada para grandes cosas, somos la casa de la selección, tenemos el segundo Carnaval más grande del mundo”, dice la empresaria, que recalca que cumplirán los protocolos de salud pública exigidos por el Gobierno Nacional.
Al respecto, el periodista Juan Carlos Sierra López, quien desde 1989 ha cubierto para distintos medios el CNB, opina que tras este nuevo concurso hay una razón política, la de promover una candidatura presidencial desde esa ciudad. “Por eso en los últimos años se están organizando grandes actividades del deporte, la moda y el turismo para visibilizar a Barranquilla”.
En la mayoría de los departamentos, los Gobernadores o alcaldes acompañan a las candidatas y hacen parte de sus comitivas. El hecho es más palpable en el CNB donde las licoreras departamentales son los grandes auspiciantes de las reinas.
¿Sobrevivirán?
Paula Diez, docente de psicología de Uniminuto y magíster en neuropsicología y estudiante del doctorado de Salud Pública, dice que los movimientos feministas han ayudado a tener un concepto más crítico frente a la definición de belleza. “Ya cada uno tiene una opinión individual de la estética femenina y no requiere que un concurso diga cuál es la más bella”. Destaca que las redes sociales han permitido descubrir “nuevas bellezas” más allá de los estereotipos patriarcales de antes.
La sicóloga Paula Tamayo opina que este tipo de propuestas, en la que se promueve la valoración de la mujer a partir de la belleza y no de la inteligencia, tienden a desaparecer. Dice que en el siglo XXI las mujeres han entendido que sus ideales no deben estar enfocados en lo físico, sino que tienen otras aspiraciones. “Han ganado participación en otros escenarios, a partir de su intelecto”. Ahora, cita la profesional, hay opciones como Mujeres jóvenes talento de la Alcaldía de Medellín, que estimulan la participación en otros escenarios. Recuerda que en la ciudad desde 2004 se acabaron los reinados promovidos con recursos oficiales.
La misma Ackerman reconoce y valora que los estereotipos de ser lindos han cambiado, tanto así que en Miss Universo no se tiene en cuenta ni la estatura mínima de las concursantes ni las clásicas medidas 90-60-90, aunque en el reinado que está organizando para noviembre de este año sí hay requisitos, entre ellos tener menos de 28 años, medir más de 1.70 metros y ser mujer de nacimiento. Sobre ello, Ackerman explica que el cambio se dará, pero paulatinamente. Que no se puede hacer todo al tiempo.
Sierra López expone que los reinados “cambian o se acaban”, al explicar que las nuevas generaciones no encuentran atractiva la posibilidad de participar en un concurso de belleza, partiendo de la base que, por ejemplo, el modelaje es mucho más rentable que cualquier reinado. Plantea, por ejemplo, que en Colombia, se abra la posibilidad a que mujeres que hayan posado en ropa interior tengan la opción de participar en el CNB, y se tengan en cuenta las redes sociales como mecanismo de participación y acercamiento con el público.
Frente a la crisis que se puede avecinar en el concurso nacional en Cartagena, ante la aparición de un nuevo reinado, en las mismas fechas y que entregará cupo a Miss Universo, Sierra invita a Raimundo Ángulo, director de CNB, que se retire por la puerta grande, que aproveche la coyuntura de este año (covid-19 y la aparición de un nuevo reinado) para cerrar definitivamente el Concurso Nacional de la Belleza.
Natalia Gallo, Señorita Antioquia en 2010, señala que los reinados siguen siendo importantes en la medida que sirven para catapultar sus talentos, no necesariamente vinculados con el entretenimiento.
Celebra que en los últimos años se han transformado los estereotipos, en especial en tallas y medidas como requisitos para participar. “Deberían estar enfocados en visibilizar los talentos”, recomienda Natalia, al señalar que son tradiciones culturales que se pueden preservar “pero con el reconocimiento de otros factores más allá de la belleza, esta es la oportunidad de cambiar”.
Aunque hoy la atención del público es menor, tanto así que en 2019 la transmisión de Miss Universo perdió 12 puntos de rating, frente al certamen de 2018, según datos de Nielsen, los reinados siguen siendo protagonistas del panorama nacional, tal y como está sucediendo con el nuevo concurso que se hará en Barranquilla