Desde finales del siglo XIX, la ciudad se convirtió en un epicentro para los empresarios que, en medio de una geografía agreste y con escasos recursos, lograron edificar compañías que marcaron la economía del país. La fundación de Coltejer y Fabricato en el siglo XX forjó la industria textil local y definió la vocación de la ciudad.
Figuras como Ramón A. Restrepo Medina, Valerio Tobón Olarte, Alejandro Echavarría Isaza, Bernardo Mora Mesa, Samuel Muñoz Duque, Carlos Mejía y Antonio Navarro lideraron el desarrollo industrial de la región, que no se limitó a los textiles; la Cervecería Antioqueña, Posada & Tobón (hoy Postobón), y la Fábrica de Galletas Noel expandieron el alcance económico de la ciudad a otras áreas clave.
Cualidades como la observación, la perseverancia y la visión fueron determinantes. En la serie de la Cámara de Comercio de Medellín, 100 empresarios, 100 historias de vida, el periodista Néstor Armando Alzate describe a Alejandro Echavarría Isaza, fundador de Coltejer, como “un hombre supremamente observador, muy acucioso y disciplinado”, lo que le permitió dirigir una de las empresas textiles más importantes de América Latina y llevar a cabo una de las obras sociales más significativas de la ciudad: el Hospital San Vicente de Paúl. De igual manera, el historiador Víctor Álvarez califica a Valerio Tobón Olarte, fundador de Postobón, como “un joven trabajador y honesto, cuya personalidad favoreció su exitoso desempeño empresarial”.
Las historias de estos empresarios están intrínsecamente ligadas a la identidad de Medellín. De acuerdo con el libro Fuentes Documentales para la Historia Empresarial de Antioquia, el desarrollo económico de la región se apoyó en la colaboración entre empresarios, la inversión en capital humano y una visión que los llevó a valerse “de novedosos métodos de transformación de materias primas, de la adaptación de modelos empresariales del extranjero y de la imitación”.
Los pioneros
El crecimiento de Medellín en el siglo XX no se limitó a la industria textil. Empresas como Cementos Argos y Nacional de Chocolates expandieron el tejido industrial hacia sectores como la construcción y la alimentación. Esta diversificación permitió consolidar a la ciudad como un eje económico clave en Colombia, pues para 1920, un centenar de industrias formaban la base del modelo industrial antioqueño que sería fundamental durante el resto del siglo.
Esto ayudó a afianzar el tejido empresarial antioqueño y contribuyó a la creación de un ecosistema propicio para el surgimiento de otras iniciativas. El sector bancario y comercial también se fortaleció con entidades como el Banco de Antioquia y la Naviera Colombiana. No fue extraño entonces que Medellín lograra posicionarse como la segunda ciudad del país desde el punto de vista económico.
A mediados del siglo XX surgieron conglomerados como el Grupo Empresarial Antioqueño (GEA), que consolidaron empresas líderes en sus sectores, como Nutresa y Suramericana. El surgimiento del GEA promovió no solo la diversificación, sino también la permanencia de estas compañías en un entorno cada vez más globalizado y garantizó el control por más de cuarenta años, hasta el episodio reciente de la toma de control de Nutresa por parte del empresario caleño Jaime Gilinski. Lo cierto es que las historias de estas empresas se cruzan con la memoria colectiva de la ciudad: las chimeneas de Argos, los anuncios de Noel en la radio y el tigre de Suramericana forman parte del imaginario local.
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Distrito de innovación
Con la llegada de los años 90, Medellín enfrentó la desindustrialización global y los cambios en los mercados internacionales lo que obligó repensar el rumbo. Así, en 2009 nace Ruta N, un parque de innovación que atrajo a empresas tecnológicas y proyectos de base científica. Esta iniciativa, que conectó al sector privado, la academia y el gobierno fue clave para que en 2021 un Acto Legislativo convirtiera a Medellín en Distrito Especial de Ciencia Tecnología e Innovación y que, con la sanción de la Ley 2286 de 2023, se dictaran las disposiciones necesarias para que en la ciudad se asienten empresas de base tecnológica.
De acuerdo con datos de la Corporación Ruta N, más de 144 empresas han llegado a la ciudad desde 2020, lo que ha fortalecido el ecosistema de Ciencia, Tecnología e Innovación (CTI). Además, a lo largo de los últimos años, se han generado 14.223 empleos en estos sectores, lo que contribuye también al crecimiento económico y al desarrollo del talento local.
La ciudad que no deja de crear
Hoy, Medellín es un ejemplo de cómo una ciudad puede transformar su historia a través de la innovación y el emprendimiento. Desde la industria textil hasta las startups tecnológicas, la capital antioqueña se ha reinventado sin perder de vista sus raíces. Las viejas fábricas se han convertido en coworkings y los antiguos mercados en centros de innovación donde se forja el futuro de una ciudad que, lejos de dejar atrás su pasado, lo utiliza como plataforma para seguir creciendo.
Medellín, en cada etapa de su historia, ha encontrado en la creatividad y el trabajo colaborativo las herramientas para salir adelante. Desde el rugido de las máquinas textiles hasta el clic de los ordenadores en Ruta N, la capital de la montaña sigue siendo cuna de industria, pionera del emprendimiento y capital de la innovación.