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La historia de Mathías: el niño que se curó de cáncer terminal tras agotar todas las posibilidades

Un niño de siete años se recuperó de un cáncer terminal gracias a una terapia experimental que se ha usado en apenas nueve niños. El tumor desapareció en un mes.

  • El niño venezolano padecía un tipo de leucemia agresivo y ningún tratamiento había funcionado hasta ahora, ni siquiera la terapia experimental CAR-T. Foto: Getty
    El niño venezolano padecía un tipo de leucemia agresivo y ningún tratamiento había funcionado hasta ahora, ni siquiera la terapia experimental CAR-T. Foto: Getty
19 de febrero de 2024

La historia de Mathías, un niño venezolano que viajó a España junto a sus padres en la búsqueda de un tratamiento para su leucemia, tuvo un giro sorprendente que celebra la comunidad científica.

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Después de que los médicos dijeran que ya se habían agotado todos los posibles tratamientos, solo quedaba como opción los cuidados paliativos. Sin embargo, una luz de esperanza apareció en el camino, al ser buen candidato para un procedimiento experimental por uso compasivo que terminó por curarlo completamente de su cáncer. La historia fue publicada por el diario español El País.

El niño de siete años, sin cabello por las quimioterapias y doble mascarilla para protegerse de las infecciones (según la descripción del periodista), se curó de la enfermedad tras someterse a un tratamiento experimental mucho más novedoso incluso que la terapia CAR-T, famosa por ser un procedimiento personalizado y con resultados exitosos.

Tras no obtener buenos resultados con ningún procedimiento, intentaron una última vez con esta opción muy experimental. Esto, porque el cáncer de Mathías era muy agresivo.

Según El País, su leucemia era del 15 % de cánceres que no responde a la quimioterapia ni al trasplante de médula y es la que mejor se resiste a los tratamientos.

De hecho, algo inusual de este caso es que su cáncer, al principio estaba en la sangre, pero luego se formó un tumor sólido que debían atacar. Tras el procedimiento, cuenta el diario europeo, que el médico se refirió a la familia de Mathías y al niño: “Mira, no hace falta ser médico para darse cuenta”. Mostró el escáner en el que antes se veía la mancha del tumor, con una imagen limpia. Había desaparecido en apenas un mes de tratamiento.

La terapia que recibió Mathías está basada en la terapia CAR-T pero es diferente, no está aprobada -netamente experimental- y se aplicó como uso compasivo. Es decir, se usó cuando ya no hay nada qué hacer por el paciente.

Este método funciona con células que atacan al cáncer, similar a las CAR-T. Pero en este, no solo se reconoce una sola molécula (la CD19), sino dos (también la CD22).

“Imagina que la célula es una persona, los CAR-T le cogen de un brazo para eliminarla; esta, a la que llamamos tándem, te coge de un brazo y de una oreja, así que no te puedes escapar”, explica Antonio Pérez, uno de sus oncólogos y director de la Unidad CRIS de Terapias Avanzadas del Hospital La Paz para el diario El País.

Antonio Pérez fue el encargado de desarrollar el tratamiento experimental con la financiación de la fundación enfocada en la leucemia infantil.

Según el diario europeo, a Mathías le infundieron las células el 29 de diciembre pasado y en un mes, su tumor desapareció.

Sus padres Yessenia Chacón y Wiston Rivas, venezolanos, recibieron el diagnóstico en su país cuando el niño apenas tenía 10 meses. El diagnóstico: leucemia linfoblástica aguda de tipo B. Necesitaba un trasplante de médula ósea y allí no podían hacérsela.

Gracias a una campaña de crowdfunding, la familia viajó a España, dejando sus trabajos como bombero y enfermera. En el Hospital Sant Joan de Deu, extrajeron la médula de Paola, su hermana de cinco años para introducirla en Mathías. Pero las recaídas continuaron y la terapia CAR-T no consiguió curarlo; a pesar de que el 85 % de los niños logran curarse con este tratamiento.

“A día de hoy, llegados a ese punto, ya no hay más. O cuidados paliativos, o entrar en un ensayo clínico”, resume Pérez para El País. Y luego, los médicos dijeron que iban a buscar alternativas.

“Ahí decidieron que era candidato a este tratamiento. Nos dijeron que la cosa estaba difícil, pero que había que intentarlo, que era posible. Y siempre estuvimos muy optimistas”.

La Paz fue el hospital público encargado de recibir a Mathías con su fundación de cáncer infantil. Han invertido más de 7,1 millones de euros en la Unidad CRIS de Investigación de Terapias Avanzadas y se han tratado más de 886 niños y niñas con tumores diversos.

El procedimiento al que se sometió Mathías apenas lo han recibido nueve niños y seis continúan vivos. Es una cifra esperanzadora que se espera publicar próximamente en una revista científica.

Sin embargo, la recuperación de Mathías no termina aquí. Para asegurarse de que el cáncer no regresará se debe esperar unos 100 días a cuatro meses y hay que realizar un segundo trasplante para asegurar que estará sano.

Si todo sale bien, Mathías podrá crecer como un niño saludable y la leucemia será un momento difícil que recordará y del que pudo salir invicto.

“Los que tenemos trasplantados, incluso de segundos trasplantes, cuando pasan la fase crítica, van haciendo una vida como la de cualquier otro niño de su edad. Ahora se estima que hay medio millón de supervivientes en Europa que tuvieron leucemia infantil”, explica Pérez para El País.

El siguiente paso es lograr que este experimento sea aprobado para así generalizar las terapias CAR-T como primera opción y evitar opciones más agresivas como la quimioteramia.

“La quimioterapia es del siglo pasado, estamos en el siglo XXI y esto es lo que se debería usar, pero faltan recursos”, finaliza el médico.

Estos procedimientos son costosos. El de Mathías costó alrededor medio millón de euros, financiados por la fundación. Se espera que en el futuro puedan ser más accesibles para todos.

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