Detrás de la desaparición y posible tortura que sufrió el niño Maximiliano Tabares Caro estaría la secta satánica de Los Carneros. El señalado grupo criminal habría asesinado al menor y enterrado su cuerpo para esconderlo de las autoridades.
Este jueves, tras una intensa búsqueda, la Fiscalía y la Policía llegaron hasta la vereda Cuturú Alto del municipio de Segovia. Todo apunta a que en el lugar encontraron el cuerpo del niño de seis años que estaba desaparecido desde el 21 de septiembre pasado. Uniformados y hasta una comisión de la iglesia Católica llegaron al sitio en compañía de alias Orejas –uno de los seis capturados por este crimen– quien indicó el punto exacto en el que habían enterrado al niño.
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Durante la reconstrucción del caso las autoridades han evidenciado que el niño habría sido asesinado por la presión de su padrastro. El hombre, identificado como Fabio Andrés Carmona Ramírez, “Líder”, insistía en que Maximiliano estaba poseído por un espíritu y que, por lo tanto, era un obstáculo en la misión de Los Carneros para encontrar oro.
Un líder que toma el control mental de sus subordinados es una de las características de las denominadas sectas destructivas. El caso de Los Carneros es solo una aparición de estas organizaciones que cometen delitos
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“Las sectas destructivas son aquellas que manipulan al individuo y someten a sus integrantes al grado de que las personas pueden infringir daño hacia los demás y hacia ellos mismos. Hay una manipulación mental y emocional. Siempre hay un líder y este genera un control absoluto sobre los seguidores que son más débiles”, le había explicado a EL COLOMBIANO, Gregorio Henriquez, antropólogo y exasesor de la Fiscalía en sectas destructivas.
Asesinatos, suicidios y ataques terroristas son algunos de los crímenes cometidos por las sectas destructivas en el mundo, aquí un recuento de las organizaciones más peligrosas de este tipo.
La familia Manson (Estados Unidos)
Charles Manson fue intercambiado cuando era niño por una jarra de cerveza, su mamá lo entregó a una mujer deseosa de tener hijos. La adolescencia de este estadounidense fue difícil: pasó gran parte de ella en una penitenciaría y, de hecho, se opuso a la libertad.
“Oh, no, no puedo salir ahí afuera... Sabía que no podía adaptarme a ese mundo, no después de haber pasado toda mi vida encerrado y donde mi mente estaba libre”, son las palabras que se le atribuyen al entonces hombre de 33 años al salir de prisión en 1967.
El excombito, una vez recuperó su libertad, se dedicó a reclutar una multitud de seguidores para su culto no religioso. La secta de Manson creía que se acercaba una guerra racial entre blancos y negros en Estados Unidos y que los sobrevivientes serían los que tomarían el control del país de Norte América. A la secta se le atribuye el asesinato de nueve personas en California (Estados Unidos) en 1969.
Entre las víctimas de la familia Manson están la actriz Sharon Tate, el escritor Wojciech Frykowski y el estilista Jay Sebring. Charles Manson fue capturado en 1969 y desde entonces permaneció en prisión, murió el 19 de noviembre de 2017 a los 83 años.
El Templo del Pueblo
A El Templo del Pueblo se le atribuye el suicidio colectivo más grande de la historia reciente. El fundador de esta secta religiosa, el pastor Jim Jones convocó a sus “discípulos” a un lugar que estuviera alejado de los Estados Unidos: los feligreses lo siguieron hasta Guyana, colonia británica en América del Sur.
“En 1974, él dijo que quería que encontráramos un lugar lejos de todas las drogas y alcohol en Estados Unidos. Encontramos Guyana, en Sudamérica, el país perfecto para movernos. Era un país precioso con áreas remotas que podíamos poblar”, relató Laura Johnston Kohl, una sobreviviente, a la BBC.
El pastor estaba obsesionado con el Apocalipsis. El 18 de noviembre de 1978 reunió a sus fieles en un templo de Guyana, allí los hizo ingerir una bebida que estaba contaminada con cianuro: el saldo fue de 900 personas muertas, entre ellas 82 niños.
“Sus cuerpos quedaron a la intemperie, en medio de la selva tropical, en un país extranjero. No hay realmente una manera de saber exactamente cómo murió cada quien. Simplemente fue horrible”, añadió Johnston.
Aum Shinrikyo
Aum Shinrikyo significa “verdad suprema” y en la década de 1980 la secta empezó a tomar popularidad en Japón. Su líder, autodenominado como el Maestro Shoko Asahara, se consideraba un enviado de Cristo y, al tiempo, un iluminado por Buda.
El 20 de marzo de 1995 un grupo de seguidores de la secta entró al metro de Tokio en la hora pico. Los fanáticos llevaban en bolsas gas sarín y al ingresar a los vagones liberaron el tóxico: el desenlace fue de 12 personas muertas.
Shoko Asahara fue condenado a la pena capital a su 63 años. La ejecución se realizó en la horca el 6 de julio de 2004.
