El “Llamamiento de Roma por la Ética de la IA”, lanzado por el Vaticano en 2020, estipula que la inteligencia artificial debe desarrollarse “con principios éticos que garanticen que sirva al bien de la humanidad”. El desarrollo de la IA genera inquietudes por el impacto que podría tener en la guerra, en las elecciones o en el empleo.
Empresas como IBM, Microsoft o Cisco, así como líderes religiosos del cristianismo, el islam y el judaísmo se sumaron ya al llamamiento en 2020. Una decena de líderes de religiones con raíces en Asia, incluidos grupos budistas, sijs y sintoístas, se reunieron en el parque de la Paz de Hiroshima, diezmado por un ataque nuclear estadounidense en 1945, para añadir su firma al código ético.
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Los firmantes acordaron que los sistemas de IA “no deben discriminar a nadie” y que “siempre debe haber alguien que sea responsable por lo que haga una máquina”. Los sistemas deben ser fiables, seguros, fáciles de entender y “no deben seguir ni crear sesgos”, manifestaron.
El presidente de la Asociación Mundial de Budistas, líderes sintoístas y el secretario general de la Comunidad Internacional Bahaí, entre otros, firmaron el llamamiento. Durante la ceremonia, se guardó un momento de silencio en memoria de las 140.000 personas que murieron en el bombardeo atómico al final de la Segunda Guerra Mundial.