En unos es muy marcada, en otros muy sutil y hay un mínimo porcentaje de personas a las que ni se les ve (5 %). Las hay redondas u ovaladas, pero no superan los cinco milímetros. La mayoría, por lo menos en Colombia, la tienen en su brazo izquierdo. Es una cicatriz, una marca que quedó en su cuerpo y que le recuerda que cuando nació recibió la vacuna BCG contra la tuberculosis (TB).
El Ministerio de Salud cuenta en su página web que esta enfermedad es infectocontagiosa y es causada por una bacteria llamada Mycobacterium tuberculosis o bacilo de Koch, que todavía existe y es prevalente en la población mundial. “Se transmite de persona a persona a través de pequeñas góticas o aerosoles que pueden quedar suspendidos en el aire hasta 6 horas en ambientes cerrados no ventilados. Cuando una persona enferma con tuberculosis pulmonar tose, estornuda o habla. Esta enfermedad puede afectar a cualquiera independientemente de su edad, sexo, raza o estatus social o económico”.
La vacuna
Cristian Iván García, internista e infectólogo de la Clínica Universitaria Bolivariana, cuenta que la vacuna es un biológico desarrollado en 1921 por dos investigadores, Albert Calmette y Camille Guérin, y se llama BCG (Bacilo de Calmette-Guérin) por los apellidos de sus creadores. “Es una vacuna viva atenuada, una cepa del complejo Mycobacterium tuberculosis, que lo que hace es inocular (introducir en un organismo una sustancia que contiene los gérmenes de una enfermedad) esa microbacteria en el humano cuando se administra, pero pese a ser viva se atenúa, es decir, pierde su poder de virulencia. La posibilidad de que genere complicaciones es muy baja, solo se vería en pacientes inmunocomprometidos (débil sistema inmune)”.
Desde la época en la que se inventó y hasta ahora se han realizado estudios, dice el médico García, que han demostrado que se disminuye entre un 70 y un 80 % la presencia de tuberculosis sobre todo grave, tuberculosis meningea e incluso mortalidad cuando se aplica tempranamente.
“En Colombia los recién nacidos deberían recibir esta vacuna para protegerse del impacto de meningitis tuberculosa, tuberculosis grave y mortalidad por todas las causas, por interacciones inmunológicas que se han demostrado a lo largo del tiempo”, precisa García.
La enfermera profesional Andree Uribe Montoya, secretaria de Salud de Medellín, explica que todas las vacunas son voluntarias y para el recién nacido se consulta con los padres. “En el Plan Nacional de Vacunación esta es la primera que se administra, como es a neonatos se les explica a los padres su importancia y estos acceden. En Colombia lo hacemos inmediatamente nacen los bebés, sin embargo la teoría dice que puede administrarse durante la primera semana”.
¿Por qué la cicatriz?
Como se trata de una vacuna viva, atenuada, puntualiza el doctor García que se va a generar una respuesta inmune. “Y esta consiste en unos linfocitos que van a reconocer eso extraño del cuerpo, los antígenos de la microbacteria, y comienzan a atacarlo, eso va a dar lugar a que en las siguientes dos a tres semanas, hasta en el 95 % de las personas, se pueda llegar a generar algo que denominamos técnicamente pústula y que lo podemos semejar a un barro”.
La piel se pone roja alrededor de donde se hizo la aplicación, se puede hinchar y cuenta el médico que con el transcurrir de los días “ ulcerar y generar esa marquita, pero no a todos les queda. Esta vacuna se puede aplicar intradérmica (debajo de la piel) o percutánea (un poco más abajo de la dermis), usualmente en el país la aplicamos intradérmica y esa técnica está más asociada con esa ulceración y esa marca que queda”.
Eso sí, no hay que confiarse. La enfermera epidemióloga Diana Marcela Restrepo, docente del CES, explica que ellos en consulta no pueden guiarse de que una persona tenga o no la vacuna por la marca, “porque hay quienes no la tienen o ella se corre, a medida que tu creces la piel crece también, entonces la marca no la encuentras en el brazo, puede estar hasta en el hombro o en la escápula”.
Esa marquita lo ha salvado
Para García la vacuna ha ayudado y ha generado un impacto significativo en los primeros años de vida. “Usualmente hasta los 15 años es cuando más impacto positivo se ve del potencial efecto de la vacuna”. Según la OMS, la reducción mundial en el número total de muertes por tuberculosis entre 2015 y 2018 fue del 11 %.
Es una para niños, aclara el doctor García, que “si bien ha habido estudios en adultos, su efectividad no es igual, es mucho menor”, y agrega la enfermera Restrepo que se desarrolló para prevenir que cuando una persona se exponga al bacilo se genere la enfermedad. “Por eso se aplica en los niños que nunca han tenido contacto con este”, aunque no es una cosa de todos los países. “Por ejemplo, en Estados Unidos no lo hacen porque la prevalencia de tuberculosis es muy baja, en cambio aquí es alta”, dice la enfermera del CES. Así que tener la marquita depende del país, de si está en el plan de vacunación, es prevalente la enfermedad y de cómo la apliquen.
Lo particular de una enfermedad como la tuberculosis, con tanta historia, y de la misma vacuna, es que con los años se han dado nuevos hallazgos. La Organización Mundial de la Salud (OMS) reitera la recomendación para todos los países de vacunar a los recién nacidos con BCG, debido a su efecto protector en lactantes y pequeños. “Sin embargo, los niños infectados por el VIH por transmisión vertical a través de sus madres están en riesgo de desarrollar una enfermedad grave relacionada con las vacunas. Por consiguiente, los niños que se sabe que están infectados por el VIH no deberían vacunarse con BCG”, aclaran.
Como es una enfermedad que se puede prevenir y curar, el país cuenta con un Programa Nacional de Prevención y Control de la Tuberculosis (PNPCT), actualizado a 2020 según MinSalud y también hay un objetivo global de acabar con la epidemia mundial de TB de aquí a 2035. El plan de Colombia incluye mantener coberturas de vacunación BCG óptimas. A 2015, de acuerdo a ese plan, en Colombia se redujo en 50 % la mortalidad y la incidencia de la tuberculosis en comparación con 1990.
Esa marquita que seguirán teniendo los niños que sean vacunados al nacer será una señal de que una vacuna los tendrá protegidos. Una cicatriz que genera tranquilidad