Se dice que del amor al odio hay un solo paso. La industria de la música confirma dicha afirmación: un repaso a la historia musical revela la enorme cantidades de amistades que se truncaron para siempre luego de haber alcanzado el aplauso de la audiencia.
Uno de los casos más sonoros de los últimos años ha sido la disputa entre el compositor panameño Rubén Blades y el músico gringo de raíces latinas Willie Colón, pesos pesados de la salsa y responsables de éxitos de la dimensión del disco Siembra. Precisamente este disco fue el motivo del más reciente altercado entre ambos.
A pesar de que mucha gente celebró la entrega del Grammy en la categoría de música tropical al álbum Siembra: 45 aniversario, Colón no se sumó a las felicitaciones. Más bien lanzó artillería contra quien fue durante años su pareja creativa. La molestia del cantante de Talento de televisión nace del hecho de que en esta nueva edición del mítico álbum salsero no se le menciona en ninguna parte.
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“Si bien puedo carecer de un reclamo legal, lo que ha sucedido con una clonación de mi álbum Siembra sin mi participación directa, ¿se alinea con los principios de equidad e integridad?”, se pregunta el neoyorquino. Según él, sin su participación el disco original no habría sido lo que fue. “En el Siembra original reuní meticulosamente al personal, seleccioné cuidadosamente a los arreglistas y las canciones, tomé decisiones críticas con respecto al enfoque y al estilo, los ritmos y las armonías empleadas en los coros”, dijo.
En otras palabras, Colón se asume como el responsable del disco, de ahí que una nueva grabación de ese material con otros músicos lo haya sacado de quicio. Y esa molestia no se dirigió solo contra Blades, a quien no mencionó directamente. También lanzó dardos contra el proceso de los Grammy y la forma en que proceden los jurados para elegir a los ganadores. “La Academia está susceptible a ser presionada por sellos activistas y artistas activistas. La mayoría de los miembros de los Grammy no son latinos por lo que no están familiarizados con el género y aceptarán cualquier cosa que le ponen sobre la mesa”, concluyó.
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Rubén Blades no se quedó callado. Aunque reconoce la importancia que Colón tuvo al inicio de su carrera, Blades afirma que Siembra y los demás discos que grabó junto al gringo son suyos. “Contrario a lo que algunos asumen, soy el autor de la música y la letra de Siembra y de las otras canciones que escribí y que Willie y yo grabamos en nuestros álbumes, no solo la letra”, escribió en su página web oficial.
Unas cuantas líneas adelante señala que el disco es el resultado del trabajo en equipo de mucha gente, entre la que incluye al público. “Sin mis canciones no hubiese existido el álbum. Sin la orquesta, sin los arreglistas, sin los dj's que programaron el disco y sin el público internacional que lo apoyó, Siembra no habría alcanzado el éxito”, afirmó. El texto también trae un dardo a Colón: “Mi crianza en Panamá me ayuda a evitar complejos y envidias y a no sentir la necesidad de sentirme superior a los demás. Hago mi trabajo y punto. No pregunto cuántos discos he vendido, ni me preocupa el no aparecer en las listas de popularidad de Billboard”.
Aunque no se conocen con exactitud las razones de la pelea entre Colón y Blades, existe la versión de que todo comenzó por el supuesto incumplimiento contractual del panameño. Según esta versión, Blades se tardó en pagarle a Colón por su participación en un concierto celebrado en el Estadio Hiram Bithorn en San Juan, Puerto Rico, con ocasión del aniversario 25 del lanzamiento de Siembra.
En su momento el letrista de Pedro Navaja señaló al productor del evento como responsable de la demora. De ahí en adelante la relación de las estrellas fue de mal en peor. Sin embargo, en la memoria de los salseros queda de esta relación la calidad de los discos que produjeron juntos: Metiendo mano (1977), Siembra (1978), Maestra vida: Primera parte (1980), Maestra vida: Segunda parte (1980).
