Las redes sociales están hechas a la medida de Juandy: a los 11 años ya tenía cuenta en Facebook y luego aterrizó en Instagram. Su contenido se inspira en la cotidianidad: las tusas por los amores fallidos, los oulets de ropa, doblar audios de las telenovelas mexicanas y colombianas populares en la década de 2000. En sus videos mueve las manos, habla duro, vocaliza, le gusta que lo vean. Sin embargo, le incomoda ser el centro de atención cuando llega a algún lugar.
Se viste como Britney Spears y tiene el corte de pelo conocido como El 7 (rapado a los lados). Lleva las uñas largas y decoradas. Es un contraste. O más bien, un collage de muchas cosas al mismo tiempo. El primer jean descaderado y de bota ancha lo tuvo a los 17 años, era talla 4, un regalo que le dio Nepomuceno Daza, don Nepo, su padrastro, el padre que la vida le puso en el camino hasta 2019, cuando falleció.
Si la gente se refiere a Juandy le pueden decir él o ella: es de género fluido. En su proceso para descubrirse pasó por definirse como hombre gay, gay femenino y persona no binaria. Finalmente, y después de esos tránsitos, sintió que lo que hacía era ponerse etiquetas, entonces rompió para únicamente ser él o ella, ser Juandy, un ser auténtico.
Actualmente en Instagram tiene más de 90.000 seguidores y en la descripción de la biografía se lee: “Bienvenidx a la cuenta que quita el aburrimiento, la tristeza y la calentura”. Al final de la frase hay un corazón rojo.
Con los videos e historias que publica regresa a los inicios del siglo. Desempolva éxitos de artistas que acompañaron a toda una generación en la infancia, mientras querían ser grandes: Shakira, Paulina Rubio, Belinda, Paty Cantú, Belanova y Rosario Montes de Pasión de Gavilanes. “Nada más rico que verse Rebelde”, dice. A propósito, esta última serie se la ha visto dos veces y va por la tercera: está en el capítulo 53 de 440.
La fantasía de los años 2000 definitivamente es lo suyo. “Fue esa época donde fuimos más felices, las personas eran muy auténticas, relajadas y frescas, todo era muy orgánico, había como una miel con la que uno se pegaba. Un personaje como Mía Colucci de Rebelde, por ejemplo, nos marcó”. Visualmente, Juandy se presta para reencarnar en esos personajes: su cadera mide 80 centímetros y la cintura 68. ¿Y la actitud? Arrolladora.
“Me encanta hacer reír a la gente, un día que yo no haga reír a los demás fue un día que perdí, hasta en mis momentos más difíciles hago reir”.
Cuenta que a las redes sociales le debe muchas oportunidades: hizo parte de una campaña del mes de las madres de MAC Cosmetics Colombia, conoció famosas con las que creció y admira como Lina Tejeiro y Greeicy Rendón, participó en proyectos sociales como la vez que fue por varias universidades de Bogotá para hablar sobre las nuevas identidades de género y las sexuales.
La raíz de Juandy
Nació el 8 de julio de 1999 en Cali, pero se crió en El Cerrito, un pueblo del Valle del Cauca. Comenzó a darse cuenta de que era diferente a los demás niños de su edad a los 4 años cuando se sentaba en la sala de la casa a ver las novelas con su mamá biológica, con Paula: en ese momento sintió que quería ser como las protagonistas. Es decir, su anhelo era ser como Zharick León (Rosario Montes) o Paola Rey en La Mujer en el Espejo. “Esos personajes fueron determinantes porque ya soñaba con ser una mujer, así como ellas, por eso mi estética es tan definida”, recuerda este estudiante de octavo semestre de Comunicación Social y Periodismo.
La infancia la vivió al lado de don Nepo: un señor auténtico, dicharachero y chistoso que en el pueblo conocían por ser el dueño del motel Dos Corazones y por vestir con camisas de colores vibrantes. Don Nepo hasta el último día de su vida fue el fan número uno de Juandy: disfrutaba verlo hacer las coreografías de Las Ketchup o Las Popstars, que se moviera como toda una estrella.
“Siempre me dijo que fuera feliz sin hacerle daño a la gente, que las cosas no son para el que las tiene, sino para el que las necesita, ese sentido de ayuda que tenía se quedó conmigo. Nunca le importó lo que dijeran de él en ningún aspecto, yo crecí viendo su seguridad en todos los espacios”.
En 2011 se fue a vivir a Bogotá y llegó sufriendo de anorexia: aguantaba hambre a propósito y se le volvió algo adictivo. Pasó de pesar 65 kilos a 43. “Fueron cuatro años en ese infierno que se convierte en una bulimia, me veía como un gancho, se me devolvía la comida y ahí comencé a recibir ayuda de psicólogos y nutricionistas”.
La vida le volvió a sonreír a Juandy en 2013. En el colegio, en Bogotá, se le cruzó una joven llamada Natalia Rodríguez, conocida como “Wiki”, que más adelante se convirtió en su compañera, mejor amiga y hermana. En la pandemia, hace dos años, se mudó a vivir con ella y su madre Luz Marina Quintero. Esta familia lo acogió y le dio mucho, muchísimo amor. Ese cariño que estuvo ausente.
“Siempre he sido yo sola enfrentando la vida, mi mamá biológica se fue de la casa cuando tenía 5 años y don Nepo falleció, él era todo mi universo, y cuando murió me sentí aún más solitaria”, dice Juandy, el joven que con sus videos alegra a sus seguidores, que casi siempre tiene una sonrisa gigante en el rostro, pero que detrás esconde muchas historias: unas muy felices y otras no tanto.