La historia del primer tetrapléjico en recobrar el movimiento y volver a caminar comienza así: un holandés llamado Gert-Jan Oskam, quien ahora tiene 41 años, se accidentó en 2011 en una bicicleta, provocándole una lesión en la médula espinal que lo dejó sin movimiento en piernas y brazos.
El movimiento nos ha ayudado a sobrevivir como especie durante milenios. Acciones tan cotidianas como enviar un mensaje de texto o saludar a otro con las manos, activan nuestro aparato musculoesquelético y el sistema nervioso. Si se presentan lesiones en esta región, es posible que haya pérdida de movimiento.
Son muchas personas las que pierden el movimiento por una lesión medular. La principal causa son los accidentes de tránsito. Aunque también se producen por caídas o actos violentos.
Se calcula que la incidencia global de lesiones medulares es entre 40 y 80 casos por millón de habitantes y cada año entre 250.000 y 500.000 personas en todo el mundo reciben este diagnóstico, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Desde el accidente de Gert-Jan, el pensamiento de volver a caminar se quedó en su mente; aunque no conocía a ningún tetrapléjico que hubiera vuelto a caminar antes, él soñaba con poder sostener de frente la mirada de la otra persona en una conversación y tener la autonomía de ir a un bar a tomarse unas cervezas con sus amigos.
Esos deseos se volvieron una realidad y este año la escena del holandés caminando hacia un bar para tomar una cerveza con sus amigos fue una de las primeras imágenes difundidas en un video que daba la noticia de que Gert-Jan se convertía en el primer tetrapléjico del mundo en volver a caminar después de una lesión en la médula de estas magnitudes.
La noticia dio la vuelta al mundo. También lo hizo el nombre de la ingeniera biomédica colombiana Andrea Gálvez, a quien el hombre conoció en la Escuela Politécnica Federal de Lausana, donde llegó en 2014 atraído por un ensayo clínico prometedor que podría devolverle el movimiento.
Andrea, en ese momento, era candidata a doctora en Ingeniería Eléctrica y en su tesis diseñó la tecnología llamada “puente digital”, una interfaz cerebro-columna vertebral que finalmente publicó en 2023 en la revista científica Science tras anunciar el exitoso caso del holandés.
La primera y única persona que ha usado el puente digital es precisamente Gert-Jan: le insertaron un dispositivo en su médula espinal y otros dos implantes en su cerebro —uno en cada hemisferio—. Lo que hace es conectar de manera inalámbrica estas regiones del cuerpo a través de pensamientos que se convierten en impulsos eléctricos.
“El primer dispositivo estimula la médula espinal a través de unos electrodos que se implantan por debajo de la lesión de la médula espinal y la otra tecnología, son dos implantes en el cerebro. Lo que hacemos es, a través de un algoritmo, leer las señales cerebrales, convertirlas en estímulos eléctricos que son liberados en la médula y que reactivan circuitos nerviosos que han estado paralizados por la lesión”, dijo la neuroingeniera Gálvez.
El puente digital reconectó la intención de moverse de este hombre y el movimiento: cada vez que Gert-Jan piensa en caminar, los algoritmos identifican la intención y son capaces de reconectar las piernas y generar la marcha.
Sin embargo, esto no es tan sencillo. Los resultados se lograron junto a un equipo multidisciplinar que contó con fisioterapia y ejercicios que duraban días enteros con Gert-Jan.
Meses después de la noticia, le pregunté a la neuroingeniera cómo se encontraba este hombre. Respondió que este dispositivo tiene la ventaja de entregarle autonomía al paciente. Gert-Jan compró una nueva casa, la ha estado pintando y continúa siendo monitoreado por el equipo desde la distancia.
El próximo reto es ensayar esta tecnología en más pacientes y en los próximos 10 años poder comercializar este producto e incluso traerlo al sistema de salud colombiano.