Como si se tratara de una versión moderna de una paloma mensajera, el fotógrafo neoyorquino Jeremy Cohen lanzó un dron al aire para comunicarse. Lo hizo sin saber muy bien cómo iba a ser recibido su emisario volador, porque además la destinataria de ese saludo robótico era una mujer que no conocía. La vio bailando en un tejado en medio de la cuarentena y aunque Cohen no es mucho de citas, se animó a pegar su número de teléfono en su dron y ver qué sucedía.
Tiene 28 años, estudió Artes Visuales en Manhattan y está pasando la cuarentena solo en su apartamento en Brooklyn. Nueva York ha sido una de las ciudades más afectadas por el coronavirus a nivel mundial. Su compañero de cuarto decidió ir a pasar la cuarentena con su familia, en otro estado, así que Jeremy se quedó solo.
Un día cualquiera, en medio del encierro en marzo, “empecé a ver que mucha gente salía a sus tejados durante el día. Antes de la cuarentena veía que una que otra persona subía pero ahora todos empiezan a salir y hacer actividades que nunca harían en un tejado”, contó a EL COLOMBIANO desde su apartamento en Nueva York.
Como la esencia de su trabajo es documentar, ha estado saliendo a su balcón con frecuencia para capturar con su cámara cómo transcurre la vida a pesar de la pandemia: gente jugando fútbol con sus niños, tocando un instrumento, haciendo ejercicio e incluso bailando. Creó una serie de fotografías que llegaron a la portada de la revista New York.
“Mi atención es celebrar a los neoyorquinos siendo resilientes y sacando lo mejor de la situación. Nuestro mundo está hecho para ser documentado, especialmente en tiempos como este”.
Fue así, trabajando en ese proyecto, como se percató de la existencia de Tori Cignarella, quien bailaba eufóricamente en su tejado. “Tenía que contactarla”, dice. La idea surgió de uno de sus amigos, “me dijo que en algún momento sería útil usar el dron para ponerme en contacto con alguien y mandarle cualquier cosa que estuviera necesitando durante la cuarentena”.
Cuando la miró bailando desde la ventana, la saludó a lo lejos con la mano y ella le devolvió el saludo. La idea del emisario volador rebotó de vuelta en su cabeza y supo para qué la quería usar.
La decisión
Sin pensarlo mucho y más bien de manera impulsiva, menos de 15 minutos después, ya tenía su número anotado en un papel que le pegó al robot. Lo echó a volar mientras ella lo veía aterrizar, entre nervios y asombro.
“Y funcionó, recibí un mensaje de ella”, cuenta sonriente. Documentó toda la hazaña en video porque quería saber qué podría pasar y la subió a TikTok. No se esperaba que el video alcanzaría miles de miradas a una gran velocidad. Hasta el momento, ese registro de su primer contacto ha acumulado más de 33 millones de vistas en esa red.
“Estar encerrado en un apartamento puede despertar la creatividad”, así que la historia no se detuvo ahí. Más aún con todo el apoyo que recibió dentro y fuera de su país para conocer qué había sucedido con ellos dos después del primer contacto. “He querido meter todo mi empeño en hacer algo bien pensado y considerado”.
Ha sacado varias continuaciones del video después de eso. En otra entrega que llevó a TikTok y bautizó “Quarantine Cutie, part 2”, preparó una cita virtual, con mesas, manteles y vino, para que compartieran una cena a distancia: ella desde su techo y él desde su balcón. Jeremy se puso en contacto con la compañera de cuarto de Tori para que ella lo encontrara todo listo. Hablaron por Facetime y brindaron juntos, aunque un tanto separados.
En la tercera parte de su historia de amor, Jeremy compró flores, se encerró en una enorme burbuja transparente hecha de plástico y la esperó al frente de su edificio. Caminaron juntos unas calles separados por esa capa de plástico. Él ya la había comprado antes de conocer a Tori, la vio arrumada en su apartamento y la idea emergió.
En la parte cuatro hizo que una banda que tocaba en otro tejado, al mejor estilo de The Beatles sobre el tejado de Apple Studios, gritara su nombre y en la cinco la visitó fuera de su ventana con una grabadora gigante como John Cusack en Digan lo que quieran (1989) y consiguió que una de sus cantantes favoritas, Lights, le enviara un mensaje de cumpleaños.
Hace apenas dos meses Jeremy y Tori eran desconocidos y hoy han ganado fanáticos en redes sociales. Él cuenta que ella también ha tenido una serie de gestos dulces con él, pero ha escogido no llevarlos a las redes, son solo para ellos dos mientras navegan las posibilidades de un romance, pero con los ojos de millones de personas puestos en ellos.
“Esta es la nueva normalidad y creo que estoy intentando disfrutarlo lo más que pueda mientras seamos responsables”, apunta. Jeremy cuenta que no es mucho de tener citas, pero esta situación tan solitaria lo ha llevado a querer conocer más gente (que es apenas natural). Dice que no considera el hombre más romántico ni que haya sido el mejor novio del mundo antes, “pero sí un buen amigo”.
Tori y Jeremy tratan de tomárselo con calma, un día a la vez. Están planeando grabar un par de videos más y probablemente tener una cita real cuando todo esto se acabe, pero “veremos qué pasa de ahí en adelante. Estoy seguro de que si no resulta en nada romántico, seremos grandes amigos”.
El amor ha florecido o reverdecido más cerca también, estas son varias historias que algunos de los lectores de EL COLOMBIANO han vivido en tiempos de cuarentena y han querido compartirlas