Su vida es una constante exploración. Y un despojarse de las cosas que le fueron impuestas por la sociedad en general: cosas que no se le hacían naturales y, por el contrario, se sentían forzadas. Santi lleva, casi siempre, los ojos maquillados con sombras, las uñas pintadas, usa faldas, tacones, el cabello largo y suelto, aretes grandes. Una apariencia que contrasta con una persona ruda, de voz gruesa, alta y de espalda ancha.
Escuche aquí la historia de Santi:
Primero usó el identificatorio gay para nombrarse, luego pasó al queer porque sentía que le permitía explorar más tanto la sexualidad como el género, salirse de los estereotipos. A través de esa exploración fue que se encontró con un espejo que le mostró que durante todo ese tiempo se había restringido de ser por las imposiciones de la masculinidad que exigen un montón de roles y comportamientos.
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“Estar en esa dinámica no binaria o en un espectro del género, reconoce que en mí hay masculinidad, pero que también hay una feminidad que muchas veces está oprimida, que no ha florecido justamente porque no la han dejado ser, ni yo tampoco porque hay miedos, confrontaciones, limitaciones”, dijo Aguirre.
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Abandonar esa identidad de hombre en un sistema donde se privilegia la masculinidad por encima de todo le ha traído costos: ha vivido de cerca la discriminación y los prejuicios. Dijo que esta decisión muchas veces también trae exclusiones desde lo laboral y lo amoroso.
Nació en Medellín, parte de su infancia la pasó en Estados Unidos, estudió la carrera universitaria en Bogotá y actualmente vive en Canadá. Los últimos dos meses está en su ciudad natal y próximamente vivirá un tiempo en Europa y luego en Puerto Rico. Es un nómada digital, un andariego, es de una parte y de muchas a la vez.
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Criarse en lugares distintos le ha facilitado entenderse como persona no binaria. Hay muchísimos binarios que cruzan su vida: por ejemplo, haber crecido en las culturas gringa y paisa “me generó confusiones identitarias, pero también me permitió entender que no tengo que ser blanco o negro, que se puede estar en los grises, que ahí hay una diversidad enorme, una belleza única”.
Sin embargo, lo no binario es un lugar de soledad, porque es tan único que es difícil encontrar personas que se identifican con esas mismas experiencias. Definitivamente, la vida de Santi fluye entre muchos mundos y muchas realidades donde la identidad no es estática.
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