El nombre podría referirse a un régimen extraño y complicado que acepta aquello, pero no esto ni lo de más allá. Lo cierto es que la realidad es mucho más simple. Es la unión de las palabras ‘vegetarianismo’ y ‘flexible’ y se trata de una tendencia alimenticia que se compone de una base vegetariana, y que permite comer proteína de origen animal ocasionalmente.
Ya sea porque se quiere llevar un estilo de vida más saludable o para evitar carencias en la ingesta de nutrientes, son muchas las razones por las que miles de personas optan por este tipo de plan de alimentación. La nutricionista Eliana Zapata opina que “es una muy buena alternativa para quienes quieren darse algún gusto de vez en cuando. De hecho, es mejor porque están incluyendo todos los grupos alimenticios”.
Así, argumentan seguidores e investigaciones, pueden obtener lo mejor de ambos mundos y evitan las carencias propias de uno u otro. “La dieta flexible, al incluir la carne ocasionalmente, le aporta nutrientes propios de este tipo de proteínas al cuerpo y también, al tratarse de un consumo moderado, evita lo perjudicial que son todas las grasas saturadas”, explica la nutricionista.
El vegetarianismo en la dieta implica un mayor consumo de frutas y verduras que le dan más fibra al organismo y por lo tanto permite un mejor estado de salud, la prevención de enfermedades cardiovasculares y una mejor digestión. Por otro lado, una dieta vegetariana mal llevada puede producir anemia o algún tipo de desnutrición, aunque no es lo usual.
(Lea también, las claves de la ensalada perfecta)
En cuanto a la carne, hay muchos mitos que rodean su consumo, a lo que Eliana Zapata responde, “Algunas investigaciones muestran que con el tiempo, el alto consumo de carne roja podría producir cáncer, pero tendría que ser un consumo exagerado. Al contrario, las carnes representan un aporte de hierro, proteínas con todos sus aminoácidos y vitaminas del complejo B, muy buenos para el organismo”.
Finalmente, lo más importante en este y otros planes de alimentación es que haya una dieta balanceada y equilibrada que maneje por igual una ingesta calórica y de nutrientes para evitar desnutrición o sobrepeso. El flexitarianismo se presenta como otra opción a la que la nutricionista le ve “más ventajas que desventajas. Una muy buena alternativa”.
En una dieta vegetariana tenga en cuenta:
• Si apenas comienza, haga la transición de forma gradual. Empiece eliminando paulatinamente la carne de res de su dieta. Cuando lo haya hecho por completo y sienta que está bien, continúe con la carne de cerdo y así sucesivamente con el pollo y por último el pescado. También puede comenzar con un día a la semana de menú vegetariano y puede ir aumentando los días gradualmente hasta llegar a la cantidad deseada.
• Infórmese bien con bibliografía confiable sobre las implicaciones de una dieta vegetariana para que no haya carencia de nutrientes o minerales.
• Busque recetas y aprenda a preparar diferentes platos. Así evitará la monotonía y podrá adherirse al plan de alimentación a largo plazo.
• Investigue en el mercado local por todas las opciones que ofrecen fuera de las que ya conoce. Encontrará que cada vez hay más productos.
Una apuesta por la sostenibilidad
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el sector ganadero es responsable del 14.5% de gases de efecto invernadero producidos por humanos. Además, la manutención y producción ganadera consume una gran cantidad de recursos naturales que, en últimas, tienen un gran efecto sobre el cambio climático.
Reducir el consumo de proteína de origen animal, reduciría la demanda y por lo tanto la producción. De esta manera se contribuye a la conservación del medio ambiente y a la búsqueda de fuentes de alimento más sostenibles.