Desde Freddie Mercury y Chayanne, la industria de la música ha acostumbrado a los cantantes y a sus seguidores a lidiar con nombres artísticos que, como si de una marca se tratara, ayudan al posicionamiento y la recordación.
Si bien, puede depender del género que los artistas decidan o no llevar su nombre de pila, en el caso del reguetón gran parte de los exponentes optan por un seudónimo. Por ejemplo, entre los 10 más escuchados en Spotify Colombia en la última semana solo uno no usa nombre artístico: Eladio Carrión, que se mueve en el mundo del rap y el trap latino.
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María Isabel ‘Maisa’ De Los Ríos, CEO de La Red Music Entertainment y quien ha sido directora de marketing en EE.UU. para disqueras como Sony Music y EMI Music, dice el nombre es casi 80% de la recordación de un artista.
“Si bien, la música va primero, es más fácil popularizarse y ser recordado por el público si se tiene un nombre artístico sonoro”, comenta la experta en la industria, quien además explica que son tres los puntos a tener en cuenta:
Primero, el nombre artístico debe ser corto, pues es mucho más fácil acordarse, versus uno que sea más largo o compuesto. Vemos del lado de los más escuchados casos como el de Feid, Karol G, Mora y Blessd, todos del género urbano, y que ya tuvieron o tendrán concierto en Bogotá.
En segundo lugar, debe ser novedoso, “nada más aburrido que un nombre que suene a otro artista”, precisa ‘Maisa’. Por eso, hay que apuntarle a la creatividad y que, además, genere una relación directa con el artista y su música. La elección puede terminar dando ese diferencial frente a los demás del género.
Finalmente, se recomienda que sea fácil de pronunciar y escribir. Esto también favorecerá, por ejemplo, la llegada a públicos de otros países y con otros idiomas. Debe ser un nombre de acceso global.
“Se dice que casi 70% de los artistas el mundo usan un nombre artístico. Hay que ser creativos en eso también”, añade.
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En el “top of mind” de los oyentes al pensar en nombre artísticos de reguetoneros puede aparecer Bad Bunny, el cual se aleja, por mucho, de su nombre de nacimiento: Benito Antonio Martínez, pero con el que ha logrado posicionarse a nivel mundial con más de 76,9 millones de escuchas al mes. De los casos locales aparecen Maluma (Juan Londoño); J Balvin (José Osorio) y Yatra (Sebastián Giraldo).
Pero, ¿cómo pueden proteger los artistas ese nombre seleccionado? Catalina Solórzano, socia y directora de Crea Abogados, explica que se puede inscribir el seudónimo en la Dirección Nacional de Derecho de Autor con el objetivo de que las obras se asocien al creador para efectos de reconocimiento de autoría. Sin embargo, esto no evitaría que otras personas puedan usar uno similar o incluso el mismo.
“Si se quiere tener derechos exclusivos sobre un seudónimo, debe adoptarse uno que cumpla con las características para ser susceptible de ser registrado como marca y hacer el trámite respectivo ante la Superintendencia de Industria y Comercio”, añade la abogada.
Si logra hacer el registro de marca, esta puede aplicarse a diferentes bienes y servicios. Por ejemplo, algunas de las canciones, restaurantes, tiendas e incluso, el nombre de la banda del artista.
“Igualmente, y según las características de las creaciones, su finalidad y sus elementos, podría pasar igual con una patente o diseño industrial. Como en cualquier otro sector, la distintividad es un elemento primordial para el mercadeo y el éxito de un producto”, comenta Solórzano.
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Este punto resulta ser muy útil en un momento en el que los artistas, más allá de su música, consolidan una comunidad de fans que consumen todo tipo de mercancía relacionada.
Del lado de Karol G, cuyo nombre real, a propósito, es Carolina Giraldo, se ha popularizado toda un concepto visual alrededor de su música, especialmente, de sus últimos álbumes, “Mañana será bonito” y el “Bichota Season” con una tipografía e ilustraciones ya características en todo el mundo.
