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Aprendizajes a través de los ojos de un caballo

Sensibles y empáticos, estos animales entregan lecciones de liderazgo y coherencia. Lo cuenta Kathy Pike.

  • Aprendizajes a través de los ojos de un caballo
  • Aprendizajes a través de los ojos de un caballo
03 de noviembre de 2019
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Como entrenadora y coach, Kathy Pike ha recorrido el mundo llevando un mensaje sobre la necesidad de crear mejores relaciones con los animales y la naturaleza, desde la convicción de que los caballos, como seres sensibles y energéticos, son maestros y entregan a los seres humanos valiosas lecciones de vida.

¿Cuál es su definición personal de un caballo?

“Es un ser que ha sido creado para vivir en la Madre Tierra. Sensible y altamente empático, generalmente está muy dispuesto a servir al hombre y hacer cosas para nosotros, en particular cuando los tratamos con cariño”.

¿Por qué ellos pueden convertirse en maestros?

“Porque son individuos tan sensibles que perciben en alto grado cuándo un ser humano está alineado con sus pensamientos y sentimientos, si presentan confianza y fuerza, o incongruencias y patrones de pensamiento inconscientes que limitan su poder personal.

Ellos sienten todo en el ambiente y lo tienen que hacer para sobrevivir, obviamente más que nosotros (...). Todo ser humano puede ser un maestro también para otro, porque las personas que atraemos son espejos de donde estamos en nuestra propia conciencia y, con frecuencia, a quienes más resistimos, son nuestros más grandes maestros”.

Desde lo colectivo

¿Por qué eligió trabajar con caballos?

“Porque su sensibilidad es mayor y su forma de estar en el mundo es diferente a la de un depredador. Están desde la armonía y entienden las cosas a través de la energía y la emoción. Están desde el ser colaborativo; desde la familia, la manada o la tribu.

Los caballos comprenden naturalmente que la salud de cada individuo refleja la de toda la comunidad. Es su forma de estar preocupados naturalmente por otros y estar en armonía con el resto, mientras que los depredadores con frecuencia hacen lo contrario: se enfocan en sus deseos, crean una energía más dominante y masculina que no se preocupa tanto por la comunidad”.

¿Cómo ser más conscientes de nuestro campo electromagnético?

“El corazón crea un campo energético por medio de la energía de la fuerza vital junto con nuestro cerebro y cuerpo. Este campo nos permite ir más lejos y es la energía de la fuerza vital que nos conecta entre nosotros. Esto nos mantiene unidos. Es nuestra inhabilidad para sentir esto y entenderlo lo que crea la separación entre nosotros.

No es un cuento de hadas o solo un concepto; es un hecho científico comprobado. Las personas deben volverse más como los caballos, lo que significa estar menos encerradas en su mente pensante y más presentes en todo su ser y cuerpo. Además, deben ser capaces de moverse por el mundo preocupadas más por el momento y menos por el futuro; más inquietas unas por otras que por ellas mismas, o por sí mismas”.

¿Cómo podemos crear la conexión entre una persona y el caballo?

“Desde este estilo de trabajo, yo guío a una persona para que se adentre en su cuerpo y tenga más conciencia de quién es en el momento para que no sea el subconsciente el que está liderando el show. Y cuando un ser humano viaja a su conciencia, también se vuelve más congruente: lo que piensa y siente son lo mismo. El caballo encuentra ahí una seguridad, porque él depende de seres congruentes a su alrededor para sobrevivir en el mundo salvaje. Seres incongruentes significan peligro (...). La mayoría de los accidentes con caballos, no todos, suceden porque el ser humano no está presente, no es congruente o no es sensible a las necesidades del caballo y este se ha convertido en un objeto. Así que si queremos conectarnos con otro ser vivo, no podemos verlo como un objeto, sino como un individuo sensible que tiene sus necesidades y sus formas de comunicarlas”.

Desde su método

Usted usa una técnica para el entrenamiento a través de los caballos que incluye siete enseñanzas. ¿Cómo las lleva a la vida diaria?

“Normalmente encuentro que cuando alguien trabaja conmigo lo que el caballo le enseña y presenta — o lo que le ayuda a entender sobre sí mismo— es una parte significativa de su vida que también necesita atención, así que la transferencia de su experiencia con el caballo a su vida diaria es inmediata: es su vida la que se presenta ante sus ojos”.

La primera de esas enseñanzas es el lenguaje corporal, ¿a qué se refiere?

“Nuestro lenguaje corporal es un reflejo de nuestra conciencia interior, así que si soy una persona segura, mi estructura y mi postura es muy recta, mis hombros están derechos, muevo las caderas con fluidez. Si he tenido muchos traumas en la infancia, es posible que me vea más redondeada, más agachada, podría parecer tímida. Si en mi infancia tuve que ser más responsable de lo que debería ser a esa edad, podría presentar una postura más fuerte, con el pecho más salido, como diciendo: ‘Estoy allí para cuidar de todo el mundo’. Así que presentamos nuestros cuerpos de cierta forma con los mismos patrones que se encuentran en nuestro subconsciente emocional.

Los caballos leen estos patrones, porque cuando ellos están en el mundo salvaje tienen que hacerlo para sobrevivir. Cuando conseguí mi caballo Mustang me di cuenta rápidamente de que mi postura era terrible —algo con lo que he luchado toda mi vida— y eso no apoyaba nuestra relación porque no demostraba confianza. Evidenciaba más debilidad o timidez, no querer ser vista. Mi Mustang, que fue un semental hasta los cinco años, necesitaba a alguien que tuviera fuerza en su cuerpo. Cuando usted trabaja con un caballo debe entender cómo su cuerpo se mueve con el animal y cómo se posiciona frente a él: si es de manera abierta o cerrada, delante de sus hombros o detrás de ellos, todo eso tiene mucho significado para el caballo. El lenguaje corporal, debido a que no hablan, es clave para el caballo”.

¿De qué manera el caballo “le habla” a una persona?

“Debido a que tienen un campo del corazón —y es entre 7 y 10 veces más grande que el humano— los caballos generalmente saben de nuestra presencia antes de que nos demos cuenta. Así que nos perciben en un nivel energético y también desde el otro lado de ese campo. Son conscientes de mi presencia y a partir de ese momento nos van a rastrear. A medida que vamos hacia ellos, podemos ver cómo su lenguaje corporal nos dice que nos reconocen mientras nos acercamos.

Es lo que llamo ‘explorando la burbuja de energía’. Puedo caminar hacia el caballo, que pasta y estar a varias decenas de metros de distancia y tal vez él levante su cabeza cuando me note por primera vez, o chasqueará su oído y agitará la cola, eso me indica que ahora se comunica conmigo al igual que hace con otro caballo. Infortunadamente muchos seres humanos no prestan atención a esta comunicación”.

Desde el corazón

La segunda enseñanza es la inteligencia emocional...

“Todo lo que sienten los caballos es energía y son seres muy sensibles (...) Los seres humanos, en cambio, rutinariamente nos metemos en situaciones en las que sentimos algo y no somos conscientes de ello. Seguimos con el mismo comportamiento y luego viene una explosión de ira porque no tuve la inteligencia emocional para realmente hacerme respetar y cumplir con mis necesidades. O algo peor: tal vez nunca pedí que se respetaran mis límites, sino que voy suponiendo que las personas los conocerán y me sigo enojando más y exploto.

O no escucho a mi cuerpo cuando me dice: ‘Mire, lo que está haciendo no está funcionando’. Ahí hay que volverse creativo y encontrar algún otro medio para solucionar este problema. Los caballos, por su parte, tienen mucha más agilidad para expresar la energía que se mueve en ellos, y luego volver a pastar.

A nosotros nos han hecho avergonzar, incluso cuando hemos sentido algo y lo expresamos, luego nos han dicho que no lo sentimos realmente y empezamos a dudar como niños. Crecimos sin confiar en lo que sentimos —ni siquiera al estar dentro de nosotros mismos— porque no era un lugar seguro en donde estar. No tenemos inteligencia porque escuchamos la energía de las emociones y evitamos tomar una acción apropiada”.

Eso me lleva a la enseñanza número tres, que habla del mal comportamiento y encuentro mucho valor allí. Indica que no hay que juzgar sino comprender.

“Los humanos rutinariamente juzgan los comportamientos de otros seres humanos y cuando estos no se ajustan a lo que es correcto para nuestra sociedad o cultura, entonces los calificamos como incorrectos y hacemos que la persona se califique igual.

En realidad, cuando las personas expresan algo que no se adapta a las expectativas de la sociedad, están en la búsqueda de la independencia o expresan una necesidad que no se adapta a su unidad familiar o dentro de su comunidad, con frecuencia esto se tilda de mal comportamiento cuando en realidad es una petición de ayuda.

En muchas culturas lo etiquetan como mal comportamiento y luego castigan o enseñan una lección alrededor de ello. Y vemos esto con frecuencia en quienes trabajan con caballos cuando entran en su energía más masculina y obligan al animal hacia su aventura. Y es ahí cuando todo se intensifica porque el ser humano no es consciente de su relación con ellos, entonces piensa que el caballo es el que está portándose mal y, con frecuencia, son etiquetados como difíciles, pero en realidad ellos simplemente tratan de decirnos algo, ya sea ‘tengo dolor de estómago no quiero salir a montar hoy’, o ‘este trailer hoy me está poniendo nervioso por alguna razón’; y frecuentemente dicen: ‘Usted no está en el mejor punto para nosotros estar haciendo esto juntos, y no me siento cómodo estando con usted hoy’.

Pasemos a la enseñanza número cinco: comprender y respetar límites. ¿Podría explicarnos esta?

“Los caballos, naturalmente, para vivir en una manada, necesitan entender dónde comienza y termina su campo de energía en relación con los otros. Cuando se observa una manada a la que han asustado, usted puede ver de 20 a 40 caballos moviéndose todos juntos y lo harán muy rápidamente: darán vueltas, subirán y bajarán pero ninguno quedará herido. ¿Cómo es posible esto? Hay algo que sucede dentro del colectivo que hace que se puedan mover como pájaros, pero antes de que eso pase, ellos entienden el espacio que los rodea y el que hace parte de cada uno, como individuo. Ellos entienden estos límites para poder ser respetuosos unos con otros.

Cuando los caballos son criados naturalmente, en la pastura, con su madre y en la manada, cada uno de esos capones y yeguas les enseñan a los potros algo diferente sobre los límites y las burbujas. Todo eso es para que puedan ser respetuosos y estar a salvo juntos. Y también ayudan a ese joven potro que nace a comprender cómo estar dentro de su cuerpo, porque si usted entiende dónde está el límite de su campo, encuentra allí la energía y la información, y luego será más fácil hallarlas afuera”.

El poder personal

Habla de los órganos de la inteligencia y, normalmente, creemos que solo es el cerebro, pero su visión se expande hacia otros. ¿Podría explicarlo?

“Cerebro, corazón e intestino. Dentro de cada uno de ellos está la habilidad de procesar información dentro del campo energético que nos rodea y traerla para lograr una inteligencia holística.

Si estamos funcionando solo desde nuestro cerebro, no lo logramos, pero cuando consideramos nuestros sentimientos desde el intestino y ellos surgen y se adentran en el espacio del corazón, donde también sentimos, podemos procesar esas emociones en el corazón de manera consciente, y así informar al cerebro sobre la mejor acción o la más correcta. Sin embargo, cuando no somos conscientes de ello, simplemente pasa por nosotros y hacemos las cosas de una forma inconsciente. Estos tres sectores en nuestro cuerpo nos brindan información en todo momento”.

¿Por qué cree que no hemos sido conscientes de ese poder que tenemos?

“Hemos desprogramado la sensibilidad de nosotros mismos y esto sucede en la unidad familiar cuando nos dicen una y otra vez que lo que sentimos o intuimos es incorrecto, o que nuestros sentimientos no importan o que no debemos tener emociones. Entonces nos empezamos a simplificar, a decir a nosotros mismos que para estar en esta unidad familiar, es mejor no tener pensamiento intuitivos, o más vale no mostrar la emoción. Por ejemplo, más vale que no deje que mamá vea cuando lloro, porque ella detesta que lo haga y no quiero que se enoje conmigo. Desarrollamos estas tácticas de supervivencia y así estamos condicionados.

Nuestros caballos domesticados pasan por lo mismo. Se les pide que no sientan y que no sean sensibles a ciertas cosas porque cuando alguien quiere montar en ellos, no quieren un caballo sensible, porque eso significa que tal vez tendrían que trabajar un poco más duro para no caerse de la silla. Así que muchos de nuestros caballos domesticados han sido condicionados. Descubrí esto cuando adopté a mi Mustang, y era tan salvaje y estaba tan en armonía con todo, que nunca antes había vivido algo como esto”.

Cuando están en la manada, ¿de qué manera uno de ellos se vuelve un líder?

“Es una negociación. Siempre va a existir ese caballo dominante que quiere ser el líder, que desafía a todos para llegar a esta posición. En general, no será el caballo dominante, que está dando órdenes a todo el mundo, porque él no es respetado (...). El caballo al que respetan dentro de la manada es el que tiene mayor calma y silencio; que observa al resto, lo que sucede y luego toma una decisión sobre lo que es mejor. Ese es el caballo que otros van a seguir”.

¿Qué podemos aprender de eso porque en la sociedad parece que el más fuerte es el más popular?

“En muchas de nuestras culturas humanas de alguna manera, consciente o inconscientemente, se ha adoptado la idea de que la persona dominante (en la sala, grupo o comunidad) es el líder. Y dado que muchas personas no quieren gastar su energía luchando contra otro individuo dominante, a veces este sí gana, pero se convierte en el dominante no en el líder benévolo.

El dominante en la comunidad se preocupa más por su agenda y lo que desea para lograrlo. El líder benévolo comprende que la salud de la comunidad completa se expresa en cada individuo. Por ello debemos cuidar a cada uno de los integrantes y hay que encontrar formas de ser creativos y mantener sana a toda la comunidad. Ese es el verdadero liderazgo: se trata de relaciones, de conexión y no necesariamente de rescatar, sino de empoderar en lugar de ejercer poder sobre el otro”.

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