En una época en la que la supremacía del pop en inglés se la disputan Taylor Swift y Beyoncé, la cantante Madonna ha dado un golpe en la mesa para recordarles a todos que la reina sigue vive. Al menos muchos internautas interpretan así el concierto del sábado 4 de mayo en la playa brasileña de Copacabana, en el que 1,6 millones de asistentes disfrutaron el show de la legendaria artista. Allí, ante esa multitud, Madonna cerró su gira mundial Celebration.
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El escenario del multitudinario concierto fue el mismo en el que los Rolling Stones se presentaron en el pasado. Para hacerle frente a la cantidad de público,“las autoridades utilizaron una estrategia de gestión de multitudes similar a la que utilizaron en las famosas celebraciones de Nochevieja de la ciudad”, informó la CNN.
Una de esas medidas fue el despliegue de más de 3000 policías en el área y que los bomberos de la ciudad rociaran con agua a los espectadores. También se distribuyó entre la audiencia agua potable. Con estas dos medidas se evitó una situación similar a la presentada en el concierto de Taylor Swift en Brasil, durante el cual una fan de la cantante perdió la vida por la deshidratación.