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¡Qué inspirador! La historia de los jóvenes con síndrome de Down que trabajan en un negocio de papitas

El establecimiento comercial queda en el barrio Belén de Medellín. Sus empleados son un ejemplo de perseverancia.

  • Pablo es uno de los cuatro empleados de Donde Alejo, tiene 23 años. Fue el primero que entró a trabajar a este negocio. FOTO Esneyder Gutiérrez
    Pablo es uno de los cuatro empleados de Donde Alejo, tiene 23 años. Fue el primero que entró a trabajar a este negocio. FOTO Esneyder Gutiérrez
  • Pablo y Mariana mientras realizan algunas de sus tareas en el negocio. FOTO Esneyder Gutiérrez
    Pablo y Mariana mientras realizan algunas de sus tareas en el negocio. FOTO Esneyder Gutiérrez
  • Isabela Yepes, la fundadora del negocio Donde Alejo, junto a Mariana (izquierda), Alejandro, Estefanía y Pablo. FOTO Esneyder Gutiérrez
    Isabela Yepes, la fundadora del negocio Donde Alejo, junto a Mariana (izquierda), Alejandro, Estefanía y Pablo. FOTO Esneyder Gutiérrez
18 de septiembre de 2023
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En el barrio Belén Las Playas (Cra 72 #13-34) hay un restaurante de papas fritas con un ingrediente muy especial. Se llama Donde Alejo y abrió hace seis meses: el 21 de marzo, el Día Mundial del Síndrome de Down. Precisamente, el personal que atiende está compuesto por cuatro jóvenes con esta condición, que encontraron en este negocio una oportunidad para darle un empujón a sus vidas.

Jesús Daniel, Pablo, Estefanía y Mariana son los encargados de atender a los clientes: dan la bienvenida con la carta en mano. Organizan los cubiertos y llenan los tarros con las salsas. También entregan los pedidos en las mesas, recogen y limpian.

Trabajan por duplas, dos o tres días a la semana, de 5:00 de la tarde a 9:00 de la noche. Viven en diferentes sectores de la ciudad, pero llegan a este punto acompañados de sus padres. Al mes ahorran hasta $300.000 en propinas más el sueldo que reciben.

El primero que se unió al equipo fue Pablo: “Lo que más me gusta es atender a la gente, aquí aprendí a tener amigos”. Estefanía tiene 29 años y casi siempre lleva los ojos maquillados. Le gusta lucir bien. Su trabajo lo alterna con clases de baile.

“Aquí he aprendido a compartir con mis compañeros y a recibir a la gente. Esta es una oportunidad para que otras personas nos conozcan, estoy muy contenta, soy buena ayudante, muy activa”, dice.

Pablo y Mariana mientras realizan algunas de sus tareas en el negocio. FOTO Esneyder Gutiérrez
Pablo y Mariana mientras realizan algunas de sus tareas en el negocio. FOTO Esneyder Gutiérrez

Detrás de todo

Isabel Cristina Yepes es la fundadora del restaurante Donde Alejo. Ella, de manera empírica, ha ido aplicando a su negocio la inclusión laboral. Todo surgió por las ganas y la pasión, por eso hace un año dejó su anterior trabajo en el que estuvo casi una década. Se arriesgó a sacar adelante este nuevo proyecto, este sueño.

También lo hizo por Alejandro, su hijo menor, de siete años, quien tiene síndrome de Down y la inspira para ayudar a más personas como él. “Su trisomía la diagnosticaron cuando yo tenía tres meses de embarazo y desde ahí todo fue muy feliz, porque él fue un bebé muy anhelado”, dice.

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Y agrega: “Las mamás somos demasiado sensibles y más cuando uno tiene un hijo con Down se hace muchas preguntas, también hay muchos temores por la sociedad, por eso pensé que tenía que crear algo donde mi hijo pueda tener un futuro y que no vaya a sufrir, así me lo propuse, así comenzó todo”.

Isabela Yepes, la fundadora del negocio Donde Alejo, junto a Mariana (izquierda), Alejandro, Estefanía y Pablo. FOTO Esneyder Gutiérrez
Isabela Yepes, la fundadora del negocio Donde Alejo, junto a Mariana (izquierda), Alejandro, Estefanía y Pablo. FOTO Esneyder Gutiérrez

Isabela está muy involucrada con el tema Down. Además de sus negocios (tiene otro punto en San Juan), creó la Fundación Sin Etiquetas, con dos amigas, para ayudar a más familias a entender la condición de sus hijos: todo comienza desde que las mamás conocen el diagnóstico durante el período de gestación.

Con los cuatro jóvenes que trabajan en el negocio en Belén ha creado un vínculo fuerte. Les brinda cariño como si fueran también sus hijos. “Quiero que comiencen acá, pero que más adelante sean contratados por otros empresarios, luego de recibir capacitaciones”, dice.

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En sus planes está contratar a más personas que tengan algún tipo de limitación. “Sueño con recibir a los practicantes del Sena que tengan alguna discapacidad, que estén en todos los cargos, sea mercadeo, atención al cliente. Quiero además hacer comunidad, que mis negocios se conviertan en espacios para ellos”.

Seguir creciendo este combo porque tenerlos a su lado la pone a vibrar, la anima a continuar, por eso a finales de este año abrirá un nuevo punto en el sur del Valle de Aburrá.

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