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No le huya a discutir en pareja: está bien

Los conflictos son naturales, lo importante es discutir de la mejor manera posible, buscando el bien común. Le explicamos cómo.

  • No le huya a discutir en pareja: está bien
21 de noviembre de 2022
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Discutir con los demás es solo un reflejo de la individualidad: cada persona tiene su percepción del mundo y sus razonamientos, según las experiencias vividas, lo aprendido, leído y afrontado. Es cuando estos se oponen a la percepción y los razonamientos del otro que se generan conflictos.

Pueden ocurrir en todo tipo de relaciones (amistosas, familiares, laborales), sin embargo, explica Carolina Botero García, psicóloga, terapeuta de pareja y profesora de la Facultad de Psicología de la Pontificia Universidad Javeriana, suelen parecer más frecuentes con la pareja afectiva en vista de que entre más se convive o se comparte con una persona, más aumenta la probabilidad de entrar en desacuerdo.

Es normal que pase. A través de las discusiones (sanas) pueden expresarse las emociones, llegar a acuerdos, aprender constantemente a amar, entender e incluso renovar el interés por el compañero o compañera. También es normal que se repitan, tanto es así que, según las teorías establecidas por el psicólogo John Gottman, lo que se hace es “manejar” los conflictos y no “resolverlos”, porque son naturales y, como se mencionó, tienen incluso funciones positivas. A continuación, algunas recomendaciones para garantizar que las discusiones sean provechosas y lleguen a buen término.

Escuche al otro y su pensamiento

Recuerde que el punto de vista de su pareja es tan respetable como el suyo y tiene tanto derecho como usted de expresarlo, plantear sus diferencias y ser escuchado. Céntrese en los hechos y en las acciones, no critique, pues es distinto decir que no fue agradable una acción específica, que decir “eres insensible”, “egoísta”, etc. Finalmente, evite acudir a los errores del pasado, agrega María Paula Aguilera, psicóloga especialista en psicología clínica y autoeficacia personal de la Universidad El Bosque. “Durante una discusión no pueden abarcar todos los problemas. Esto no será efectivo y la pareja podría ponerse más a la defensiva”.

La importancia de ser propositivo

Aunque sea difícil, trate de no interpretar negativamente lo que el otro dice. No critique, acuse o humille. Piense siempre en clave de no querer afectar al otro, pues hacerlo así puede ser un predictor de separación o deterioro de las relaciones. Mejor hable de sus sentimientos y pensamientos sin acusar. De nuevo, coinciden las expertas, céntrese en el problema y en las soluciones, aceptando la propia responsabilidad en la causa y la resolución de los problemas.

Hable con cariño, usted lo quiere

Procure hablar con un tono de voz bajo y cariñoso. Alzar la voz o recurrir a los gritos no ayuda a gestionar el enojo. No se retire de la discusión a menos de que se le dificulte mantener la calma y la discusión pueda escalar a un conflicto mayor. Si es así, es importante que algún miembro de la pareja pare, pida un tiempo y se retiren a un espacio aparte por unos 15 o 20 minutos para calmar el ambiente y retomar la conversación posteriormente. Si este tipo de acciones se vuelven recurrentes, señala Botero, es importante que la pareja considere consultar con un profesional.

Identifique si se torna dañino

Una discusión no es sana cuando se vuelve agresiva, dominante o evitativa (si alguno de los dos sale huyendo porque no está dispuesto a abordar el tema). Tampoco cuando se acusa, se critica o se humilla, y se pretende salir vencedor, más no lograr un acuerdo.

Deja de ser una discusión provechosa si se rompen límites físicos o emocionales (si se ejerce algún tipo de violencia). “También cuando se vuelven frecuentes, interfieren en la cotidianidad y en salud en general”, agrega Aguilera, “ahí es necesario hablar con personas cercanas para descargar nuestras emociones, acudir a un profesional o incluso, de ser necesario, dejar la relación”.

Otros elementos son la empatía y la comunicación. El primero implica que aunque sienta que tiene o no la razón en la discusión, es importante que se ponga en los zapatos del otro, esto le permitirá entenderlo y amar en plenitud. Y el segundo pasa por la comunicación asertiva. Evite utilizar frases como “es que tú...”, “tú siempre...”. Recuerde que lo más importante es resolver el conflicto, no atacar a la persona.

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