Cada 4 de febrero se conmemora el Día Mundial de la Lucha contra el Cáncer, una enfermedad que no solo afecta el cuerpo, sino también la estabilidad emocional de quienes la padecen y su entorno.
La carga psicológica del diagnóstico y el tratamiento puede derivar en ansiedad, tristeza y aislamiento, por lo que el acompañamiento adecuado es clave para sobrellevar el proceso.
Según Julián Ramírez Eusse, psicólogo, psicoterapeuta y magíster en neuropsicología de Uniminuto Seccional Antioquia-Chocó, el impacto emocional del cáncer puede ser profundo y generar síntomas de alerta. “El hecho de afrontar una enfermedad que puede ser mortal y crónica obliga a replantear el proyecto de vida y confrontar la posibilidad de la muerte”, explica.
Entre los signos preocupantes se encuentran la angustia, la apatía, la desesperanza y la tristeza prolongada, los cuales requieren atención especializada.
Hablar de los sentimientos y reconocer las emociones es esencial en este proceso. “No es fácil, sobre todo cuando se experimentan tantas emociones al mismo tiempo, pero hacerlo marca la diferencia en la forma de sobrellevar la enfermedad”, señala el experto, enfatizando que la comunicación con la familia y los profesionales de la salud es clave para evitar complicaciones emocionales.
El cáncer no solo afecta a los pacientes, sino también a sus cuidadores y familiares, quienes suelen experimentar estrés, ansiedad y cambios en su dinámica de vida. Ramírez Eusse advierte que los cuidadores pueden ver afectado su bienestar debido a la carga emocional y la postergación de su propio proyecto de vida. “Es fundamental que los cuidadores también reciban apoyo, ya que su bienestar repercute en el paciente y en su entorno”, destaca.
Desarrollar una empatía activa con los pacientes es una herramienta fundamental para su bienestar. “No se trata de una empatía lastimera, sino de un acompañamiento genuino que les garantice un espacio donde puedan expresar sus emociones”, indica Ramírez Eusse.
Asimismo, hace un llamado a la prevención del aislamiento y a la detección temprana de señales de alarma, como llanto constante, tristeza profunda o pensamientos de muerte, instando a la búsqueda de ayuda profesional en estos casos.
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Se estima que uno de cada cinco habitantes del planeta tiene cáncer, lo que convierte a esta enfermedad en un desafío global que impacta tanto la salud física como la mental. Comprender y atender la dimensión psicológica de la enfermedad puede mejorar significativamente la calidad de vida de los pacientes y sus familias.